En plena crisis energética en nuestro país, los gobernantes que hace 4 años que están en el poder se acuerdan de trabajar en una de los temas cruciales para nuestro futuro: La eficiencia.
En este sentido lanzaron un plan lleno de buenas propuestas y pocas seguridades. Esperemos que no queden en meros discursos para dejar contentos a todos a modo de excusa, por ejemplo, de los 50 mil cortes de luz que se produjeron ayer dejando a más de 5 millones de argentinos sin electricidad.
La eficiencia energética es el modo más rápido, efectivo y barato para disminuir el consumo de energía de un país, combatiendo de esta manera de una forma efectiva el cambio climático.
En la sección TRIBUNA del Diario Clarín, salió publicada una nota Enrique Martínez, presidente del INTI, muy interesante que reproduzco a continuación
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Cómo evitar zonceras en energía
Más allá del plan de uso racional de energía que se puso en marcha pocos días atrás en la Argentina, conviene reflexionar sobre la agenda que, sobre el tema, sostienen tres candidatos demócratas a las elecciones de EE.UU., el país más dilapidador.
Hace pocos días se ha puesto en marcha un plan de uso racional de la energía, con alcance más ambicioso que los anunciados en momentos anteriores. Nada justifica consumir energía en exceso por sobre aquella que racionalmente sea necesaria. No es crítico o deja de serlo; simplemente, como quizás diría Arturo Jauretche, se trata de “otra zoncera del iluminismo”.
No reemplazar las lámparas incandescentes por las llamadas de bajo consumo, teniendo los recursos económicos para ello, es una zoncera.
Estabilizar el aire acondicionado a temperaturas menores a 24ºC, sabiendo la gran diferencia de consumo eléctrico que representa cada grado de diferencia, es otra zoncera.
Comprar una heladera sin examinar su etiqueta de eficiencia energética, si no es ignorancia, también es zoncera pura. Pero hacer cualquiera de estas cosas en el sector público, donde se gasta el dinero de todos, ya no es apenas zonzo, es protodelictual.
Sin embargo, esta es sólo parte de la agenda. Después de asumir el uso racional, deberemos asumir el diseño racional del sistema energético argentino, tanto desde el lado de la oferta como desde la demanda de particulares, como del sector público o de las empresas industriales o del transporte.
Algunos de los títulos de esta agenda se exponen en el programa oficial difundido, para su ejecución en el mediano plazo.
Sin embargo, para hacer una comparación básica con el camino que el resto del mundo está recorriendo, he creído útil analizar los temas contenidos en las plataformas de los tres principales candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards le dan mucha importancia al tema.
A continuación señalo sólo las acciones trasladables a una política sectorial en nuestro país.
Creación de un fondo estratégico para las energías alternativas, a ser financiado por las petroleras, las compañías eléctricas, las automotrices y el Estado, que apunte a aportar al menos un tercio de las inversiones necesarias en los próximos 10 años.
Establecer diez redes eléctricas inteligentes en otras tantas ciudades, que permitan mostrar cómo opera la microgeneración casa por casa que pueda ser entregada a la red, además de los sistemas de carga de baterías para los autos híbridos, que pueden funcionar con electricidad.
Llevar los estándares de eficiencia de consumo de combustible en vehículos a 25 km/litro en 2030 y transformar las fábricas de automóviles en esa dirección.
Capacitar a cinco millones de personas para que puedan trabajar en eficiencia energética de edificios, implementos, vehículos y sistemas públicos.
Modernizar veinte millones de viviendas económicas existentes para mejorar su eficiencia energética.
Establecer un programa de reducción de intereses hipotecarios para quienes compren casas con certificación de eficiencia energética.
Definir normas de construcción de nuevos edificios públicos que los hagan de eficiencia energética comparable a los mejores emprendimientos privados.
Establecer una auditoría de eficiencia energética del sector público y encomendarle la mejora de los edificios existentes.
Ordenar las grillas eléctricas para permitir que los particulares vendan a la red la energía que generen con implementos solares, eólicos u otros renovables.
Dar beneficios impositivos para la instalación familiar de paneles solares en techos o iniciativas similares.
Eliminar la fabricación y uso de lámparas incandescentes en cinco años.
Estimular la producción de vehículos híbridos, con carga de baterías domiciliaria. La mitad de los vehículos que circulan en Estados Unidos son conducidos 40 km. por día o menos. Por lo tanto, podrían funcionar sin combustible líquido alguno, recargando las baterías por la noche.
Todo lo antedicho es compartido casi totalmente por los tres candidatos. John Edwards, que tiene una mirada algo más popular, agrega:
Estimular la generación distribuida, eliminando los actuales obstáculos para que cualquiera pueda producir y entregar su energía a la red eléctrica.
Crear un fondo especial para estudiar formas futuras de generación de energía renovable a pequeña escala.
Todo esto es una fracción relevante, pero no toda la propuesta de quienes disputarán la candidatura demócrata en Estados Unidos este año.
Esto está dicho, vale la pena resaltarse, en el país más dilapidador de recursos del mundo. Todos y cada uno de los temas detallados pueden y deben ser discutidos y encarados en la Argentina.
Con la modalidad que corresponda a nuestra condición como país. Tal vez lo único que no podemos permitirnos es ignorarlos, bastardearlos o creer que son de otro mundo.
El mundo es uno solo y también es nuestro.
Argentina además debería tomar el ejemplo de países más avanzados que están invirtiendo mucho en energías renovables para tener una matriz energética que cada vez dependa menos de los combustibles fósiles.
En este sentido España inauguró hoy la planta de energía solar más grande de Europa. Ojalá nuestro país tenga desarrollo de este tipo en los próximos años. Por lo pronto, a nuestro gobierno, solo se le ocurre terminar la obsoleta planta nuclear Atucha II.