Pablo Marchetti, Ingrid Beck y Mariano Lucano aparecieron anoche en la TV. Los creadores de una de las revistas más ácidas y originales del mercado hablaron del humor, el atrevimiento y los límites.
Guadalupe Diego. De la Redacción de Clarín.com.
Siguiendo desde aquí con la ausencia total de novedades y primicias, mantendremos la línea mencionando en este caso la aparición de la revista Barcelona, una publicación que, si bien para muchos es todavía novedosa y otros ni siquiera saben que existe, llegó a los kioscos porteños en abril 2003.
Es decir, la revista ya tiene su buen tiempo de vida. De todas formas, el acontecimiento destacable –siempre hay que tratar de encontrar un hecho medianamente noticioso y que haya ocurrido en la TV– fue la presencia televisiva de los sujetos, digamos, responsables. Responsables al menos de la revista Barcelona.
Ellos son Pablo Marchetti (el director), Ingrid Beck y Mariano Lucano, anoche entrevistados por Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum para el programa “Periodistas, la era del hielo” (domingo 22 hs, Plus Satelital).
Quienes alguna vez hojearon, ojearon, o incluso hasta leyeron Barcelona habrán visto con buenos ojos –y con los únicos que tienen- la posibilidad de conocer, por fin, los caretos de estas plumas lisérgicas. Tampoco podríamos asegurar que a sus lectores esto les quitara el sueño, pero lo cierto es que daban ganas de saber quiénes eran los que estaban y están detrás de esto. ¿Qué es esto? Esto es básicamente una revista de humor, de política y de actualidad.
Es de humor porque su lectura necesariamente invita a la carcajada (aunque inmediatamente después, y seguramente por tanto realismo, invita a cierta depresión); y es de humor a pesar del trío entrevistado, que anoche no lo dudó ni un instante: “no somos humoristas -dijeron-; nos ofende que nos digan humoristas”.
Estuvo bien la salvedad. Ellos no se ríen de los tópicos que los políticos dejan en bandeja a los humoristas (peluquines o picaduras de avispas, por caso) sino que se ríen, en general, de la más absoluta realidad. Y por eso la incomodidad que provoca muchas veces su lectura. Eso por un lado.
Por el otro, el zarpe, los límites. O la ausencia de límites, mejor dicho. Y aquí estuvo interesante otra reflexión que se escuchó al respecto, que los distinguía de cualquier otro “humorista profesional”, y fue el hecho de asegurar, una y otra vez, que el humor no tiene límites, que no hay tema posible que por no herir susceptibilidades o por respeto pudiera quedar fuera de Barcelona.
En este sentido se podría mencionar ahora más de una tapa (y más de una contratapa) que ha sacado la revista; o repasar ciertos temas y chistes que, además de graciosos o creativos, impresionarían por su atrevimiento y osadía. Pero es como casi todo: contarlo no es lo mismo. Mejor en todo caso es darse una pasadita por su sitio web. Ahí se publican las tapas de Barcelona.
Para ver las contratapas, les recomendaríamos la muestra en el Palais de Glace; pero acaba de terminar, así que ni modo.
Finalmente, y para darse una acabada idea del contenido de la revista (que salió sola, que salió luego con la revista TXT y que volvió a salir otra vez sola; que se parece mucho a un diario, que titula mejor –y con igual fórmula- que muchos periódicos y que hasta es más honesta que muchos matutinos) podríamos ahora compararla con la revista Humor o Satiricón.
Y lo haríamos; pero para qué si otros ya lo hicieron antes; y hasta incluso generaron buen debate. A ellos entonces nos remitimos, reforzando así lo que ya va siendo nuestro rasgo característico más potente: la ausencia total de cualquier primicia.
Destino inexorable, por otra parte, para estas crónicas; ya que todo lo que pueda aquí leerse se ha visto antes -con seguridad, diría Cacho Fontana- en la TV.