Fotos movidas

Evita Piquetera Por Sandra Russo

¿Qué hay de nuevo, viejo McLuhan? Nada. El medio es el mensaje, y a esa bulimia del soporte no hay con qué darle. El medio es una araña hembra que se deshace de la araña macho apenas fue servida. El medio deglute hasta lo que no le interesa: es deglutiendo, masticando, digiriendo y defecando incluso lo que no le interesa que el medio lo reconvierte en algo que le es útil. El medio vive de las sobras. Son escasos, contados los momentos de epifanía, esos en los que el medio encuentra exactamente su material pertinente. Si el medio es serio, una investigación, una denuncia. Si el medio es amarillo, un chisme, un desliz. El resto del tiempo, el medio sobrevive haciendo alquimia con mensajes foráneos a su propio intestino: todo lo que pasa por las paredes húmedas del colon de los medios es teñido por un valor agregado, el del medio. He ahí a Nina: ahora, objeto sexual.

Es un poco libidinosa la sonrisa de Castells cuando afirma, congratulado, que su mujer ha alcanzado ese rango. Vaya vaya. Así que era ahí adonde había que llegar. Así que esta magra estrategia política supone que mostrando las gambas se escala algo. ¿Qué?

En cierto modo, tienen razón Nina y su esposo reivindicando para las mujeres pobres el status de objeto sexual que les es negado por definición. Las mujeres pobres son mujeres fáciles o mujeres ponedoras. El imaginario colectivo las desvía en esos dos grandes conjuntos desgraciados: uno, compuesto por aquellas que van guardando rabia y desconsuelo a medida que sus cuerpos se exponen para el uso público por diez o veinte pesos. Otro, en el que entra la mayoría, integrado por madres de familias numerosas que se agrandan casi fatalmente, con siete, ocho, nueve bocas para alimentar. Mujeres sin cuerpo propio, de cuerpo recipiente.

El exabrupto de Nina en la tapa de Noticias puso arriba de la mesa un tema siempre eludido, un tema incómodo: la sexualidad de la pobreza. ¿Existe? ¿Cómo es? ¿Cómo se ejecuta y desarrolla ese derecho humano para otros sectores sociales que gozan, en principio, no sólo de información sino de intimidad? ¿Qué sexualidades descontentas encubren el hacinamiento, la promiscuidad, el frío, el hambre? ¿Es menor esta pregunta? No lo sé. Pero es una pregunta que no se hace. En esos arrabales del cuerpo social, las privaciones son muchas. Están privados también de estas preguntas.

No sólo hay cierta lascivia en el gesto de Castells hablando del objeto sexual que supo conseguir y que ahora comparte con el público, sino también una referencia novedosa a lo que se entiende por “objeto sexual”. Esas chicas que cobran diez o veinte pesos por sexo rápido callejero no son objetos sexuales. Nadie las llamaría así. Son apenas agujeros disponibles al paso. Mucho, muchísimo menos que un objeto sexual, aunque literalmente lo sean, objetos, y sexuales. La conjunción que reúne esas palabras, sin embargo, se resignifica de un modo curioso: ser un objeto sexual implica el ejercicio de un poder. Lo que define a un objeto sexual no es su uso, sino precisamente estar fuera del alcance de aquel que lo desea, un no uso, la posibilidad no de la venta sino del intercambio.

El objeto sexual no se regala: se muestra. Y sólo se entrega en un convenio interesante. Culturalmente, la síntesis de ese intercambio fue Marilyn con JFK. La bomba sexual y el presidente. Trato hecho: el objeto sexual zafa. En escalas menores, los objetos sexuales son mercancías simbólicas que dirigen su rumbo hacia transacciones sentimentales que les confirmen lo que valen. Polistas, ricachones, empresarios, políticos –ahora habría que agregar, y por esto Castells se felicita: ¡piqueteros duros!–, tipos que pueden pagar con algo más que dinero la promesa inexacta del objeto sexual: una satisfacción inenarrable, poseer para sí un objeto sexual es tenerla más larga más allá de la cama. La elevación de Nina a objeto sexual lo eleva a su marido: es él el codiciable, saca chapa.

Y tiene razón Nina cuando dice que a toda mujer le gusta sentirse linda y deseada. Lo que no se entiende es la tapa. Debe haber millones de mujeres en el mundo, pobres, ricas, más o menos, que rechazarían de cuajo salir en pelotas en la tapa de una revista de actualidad. Entre querer sentirse linda y deseada y posar para ese tipo de fotos que aunque no muestren mucho sugieren que hay mucho por mostrar, hay tanta distancia como entre ella y Evita.

Y después está McLuhan y su frase: el medio es el mensaje. Nina o María Julia, mujeres provenientes de galaxias dispares, homologadas por los productores de la revista a las hembras que nadie pondría en duda. Si la tapa de María Julia en su momento o ésta de Nina provocan urticaria, es precisamente porque el montaje las disfraza de lo que no son, porque las pesca in fraganti en el gesto ajeno, en la pose robada. En realidad, la de aquel tapado de zorro o ésta de la bombacha atigrada son dos fotos movidas, dos fotos cuyo mérito mediático es haber captado una grieta en dos personalidades.

El medio nunca, nunca juega de visitante. El medio es el conserje de un hotel por el que pasan, uno tras otro, pasajeros que puntillosamente pagan. A veces, con el ridículo.

 

25 de Mayo. 2004

25 de Mayo:

Hace 194 años, en este rincón del mundo, se produjo la primera revolución de lo que hoy consideramos como Argentina.

Desde entonces, pasó mucho. Nos declaramos independientes en la letra, pero nunca lo logramos llevar a los hechos. Entramos en guerras contra otros países y sobre todo entre nosotros mismos. Toneladas de sangre se derramaron solo en beneficios de intereses generalmente ajenos a quienes sufrían.

Hoy nos encontramos en una coyuntura de esperanza. Quizás sea una esperanza vacía, o sin futuro, pero extremadamente necesaria para quienes no tienen otro motivo para vivir que la espera de un futuro mejor. Reflexionando sobre nuestro presente me pregunté que significa para mi Argentina.

Argentina

¿Qué es Argentina?

Argentina es dulce de leche, el colectivo y la birome.

Argentina son chicos que se mueren de hambre. Que están desnutridos. O que se enferman de Chagas, solo por vivir en condiciones habitacionales pésimas pero facilmente solucionables.

Argentina es el país de la avivada, de los chantas, de donde todos tenemos un “amigo que te lo soluciona por unos mangos”.

Es el país más psicoanalizado del mundo y a la vez, donde ante cualquier problema uno sabe que puede llamar a un amigo, ir a un café y contarle lo que nos pasa por horas.

Argentina es Maradona, Gardel, Perón, Evita, el Che, León, Charly, Pugliese, Darienzo, Baglieto, Larralde, Mores, Borges, Cortazar, Artl y Soriano.

Argentina es una justificación a las desapariciones “algo habrán hecho”. Es el “No te metás”.

Es además, 3 millones de personas que hacen trabajo voluntario. Gente que dona su tiempo para ayudar a los demas.

Es el asado con amigos, o los domingos al mediodia con la familia.

Es el futbol. Es Boca, River, Racing, San Lorenzo, Huracán, Velez, y si… también Independiente.

Los 4 climas, y la ilusión de que “tiras una semilla y crece”.

Argentina es un crisol de razas donde los hijos y nietos de los inmigrantes que dejaron su esfuerzo por nuestro país, hoy discriminan a “bolitas, paraguas, perucas” y el prejuicio eterno contra nuestros “cabecitas negras”.

Argentina es el país que quiso diferenciarse de Latinoamérica. El país que se tuvo que comer su soberbia arrogante de un golpe. Recién ahora que reconocemos nuestros pesares miramos a nuestros costados para ver quien nos ayuda.

Argentina es Malvinas y los pibes que murieron con valentía mientras que los cobardes que los enviaron, que habían demostrado su coraje secuestrando monjas, se entregaron sin disparar una bala.

Es donde a la búsqueda de justicia, le llaman “volver al pasado”. Argentina son las madres y abuelas de plaza de mayo. Es Azuzena Villaflor.

Argentina es mucho más que Buenos Aires.

Es el país donde quienes viven quieren irse, y los que se fueron extrañan de por vida.

Argentina es un crear y destruir mitos, figuras y esperanzas.

Es conocer la historia de estrellas de Hollywood y no conocer los pensamientos de Mariano Moreno, de San Martín, Belgrano o Arturo Jauretche. Es una sociedad de medio pelo.

Es la escarapela, la bandera, el locro, las empanadas, los pastelitos.

Argentina son mis amigos, un extraño que te ayuda en la calle, la familia.

Es mi abuelo, que me enseñó la dignidad de la vida y como vivir con dignidad.

Argentina son los negociados, la corrupción, la desidia y el “salvese quien pueda”.

Es el “cuanto te puedo cobrar”…

Argentina es sangre, amor, dolor, pasión, esperanza, fuerza, y tesón.

Es el tango y la chacarera. Nuestros ríos, y nuestros bosques cada día mas arrasados. Es nuestro mar y nuestros Andes. Nuestros Glaciares.

Nuestros muertos. Y la utopía de que todo puede cambiar.

Argentina es mucho más, pero me gustaría cerrar con la frase que le escuché ayer a Charly García: “Es la casa del alma”.

Saludos,

Hernán Pablo Nadal (Tao)



Lecturas Cotidianas. Un argentino reflexiona lo poco que puede

El Diego sigue luchando. Como puede. No sé si podrá ganar.

En San Luis, el pueblo sigue rebelandose contra otros de los señores feudales que manejaron las provincias argentinas desde hace décadas.

Quien dijo que Internet no sirve para nada? A los españoles al menos le sirve para follar.

Y siguiendo con el tema de las publicaciones alternativas a los multimedios omnipresentes destaco la participación de 4 publicaciones alternativas argentinas, en un encuentro mundial de editores independientes.

Para entender un poco las ideas del presidente argentino y el por que de como actua basta leer este suelto publicado en “Pagina 12”:

En el Consejo de las Américas un ejecutivo del Morgan Stanley preguntó al presidente Néstor Kirchner por el pago de la deuda. “¿Morgan Stanley?”, dijo Kirchner. “Una vez le pregunté a un ejecutivo de su compañía qué hacer con el dinero de Santa Cruz. Me recomendó que lo colocara en el exterior. Lo que no entiendo es por qué no hicieron lo mismo con los inversores, que pusieron el dinero en la Argentina a tasas altísimas.” A la salida, el resto de los financistas, divertido, hizo cola frente a la mesa del Morgan Stanley.

Saludos..






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Maradona internado y la representación de un país sin rumbo

El Gordo no pudo con su instinto. Se escapó de la clínica. Hizo lo que se cantó el tuje y se piró a pesar de los consejos médicos.

Con el ímpetu que lo caracteriza trató de demostrarle al mundo que él estaba bien. Que solo había sido un susto, pero que su condición suprahumana (que le hicieron creer quienes viven de su condición humana y no puede considerarse como tales) le permitiría salir indemne frente a los desarreglos que su vida agitada le costó a su cuerpo.

El Gordo es humano. Mal que le pese a él, a su “entorno”, a su familia, a los millones de fans en todo el mundo y a quienes solo lo buscan para sacarle su migaja de fama o dinero.

Lo acusamos de hacer lo que quiere, que no se cuida, que se caga en su vida y su salud.

¿Y?

El Gordo es un hombre. Tiene derecho a hacer lo que quiera, y a matarse del modo que elija, pero dejemos claro que su adicción por las drogas no es una elección sino una enfermedad con la que carga hace tiempo.

El Gordo se va a morir. Tarde o temprano. Y será olvidado, tarde o temprano. ¿Por qué no dejarlo vivir tranquilo? ¿Para que seguirlo y hacerle una campaña de prensa cada vez que se tira un pedo frente a cámara? ¿Hacía falta que saciaran nuestro morbo impune haciéndole una nota chupamediastica para verlo decir incoherencias en TV?

Dejen que el Gordo viva y muera como se le cante.

“Say no more”