El impacto de las nuevas tecnologías y las redes sociales en el activismo ya ha dado muestras de su fuerza para impulsar el cambio social. Sin embargo, todavía se lo ve como un hermano menor del activismo tradicional y muchos aún desacreditan su utilización ya sea por desconocimiento, por prejuicios o simplemente por el temor que lo nuevo reemplace a lo conocido.
Pero además de este impacto directo, el ciberactivismo genera beneficios adicionales. Según el estudio Dynamics of Cause Engagement realizado por Georgetown University’s Center for Social Impact Communication y Ogilvy, los ciberactivistas están más dispuestos a hacer otro tipo de acciones en favor de causas sociales o ambientales.
Según la encuesta realizada en el 2010 si comparamos a los ciberactivistas con los que no lo son:
- Tienen el doble de predisposición a ser voluntarios.
- Tienen el doble de predisposición a participar de eventos solidarios o de recaudación de fondos.
- Tienen más del doble de posibilidades de comprar un producto o servicio de empresas que apoyen las causas en las que ellos creen.
- Tienen el triple de predisposición a pedir donaciones a otros para la causa en la que creen.
- Tienen más de 4 veces intensiones de pedir a otros que firmen o apoyen la causa en la que creen.
¿Cómo son los resultados en su organización? ¿Han medido estas variables para saber el impacto de sus estrategias online en el resto de las áreas de trabajo?
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