
Un nuevo estudio regional da pistas sobre el impacto, las preocupaciones y las oportunidades que la IA plantea para las organizaciones sociales.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) pasó de ser un tema de nicho a una herramienta presente en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Pero ¿cómo la está viviendo el tercer sector en América Latina? ¿Qué desafíos y oportunidades perciben quienes están en la primera línea de la comunicación y la recaudación de fondos?
El informe “Inteligencia Artificial y regulación de plataformas: Perspectivas de actores clave en América Latina”, elaborado por Civic Compass, nos ofrece una radiografía precisa de las percepciones de líderes de la sociedad civil, periodistas, plataformas digitales, tomadores de decisiones, emprendedores y organismos multilaterales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México.
¿Qué dice el tercer sector?
Las organizaciones sociales muestran una postura cautelosa frente al avance de la IA. Si bien reconocen su potencial transformador para mejorar el acceso a servicios, detectar emergencias climáticas o personalizar la educación, también alertan sobre los riesgos éticos y sociales que implica su implementación sin una regulación adecuada.
Principales preocupaciones:
- Sesgos algorítmicos que reproducen o amplifican desigualdades existentes.
- Falta de privacidad y transparencia en el uso de datos personales.
- Desinformación amplificada por herramientas automatizadas.
- Ausencia de marcos regulatorios inclusivos, adaptados a las realidades locales.
Este último punto es clave: en un contexto donde muchas regulaciones tienden a replicar modelos europeos o estadounidenses, el sector alerta sobre el riesgo de importar normativas sin adaptación, lo que puede terminar marginando aún más a las comunidades que las organizaciones buscan proteger.
¿Qué se necesita?
El estudio subraya que ningún sector puede abordar estos desafíos solo. Para que la IA no profundice la exclusión, sino que se convierta en una herramienta para el cambio social, hace falta:
- Un marco regulatorio ético y robusto, con enfoque en derechos humanos.
- Educación digital accesible para reducir brechas y fomentar el uso responsable de la tecnología.
- Participación activa de la sociedad civil en el diseño de políticas públicas sobre IA.
- Alianzas multisectoriales que involucren a gobiernos, empresas y organizaciones sociales.
Para quienes trabajamos en fundraising y comunicación…
La inteligencia artificial ya está impactando nuestras tareas: desde el análisis de datos para segmentar públicos, hasta la generación de contenido o el diseño de campañas automatizadas. Pero este avance no es neutro. Es fundamental que como líderes del tercer sector:
- Cuestionemos los sesgos que pueden estar presentes en las herramientas que usamos.
- Exijamos transparencia y explicabilidad en las tecnologías que adoptamos.
- Sumemos nuestra voz en el debate público sobre cómo regular la IA en nuestros países.
Tomemos acción desde la sociedad civil en cuanto a la Inteligencia Artificial
Este estudio tan interesante me hace reforzar mi mirada sobre el tema, entendiendo que la IA en América Latina no debería definirse solo desde Silicon Valley o Bruselas, sino también desde nuestras comunidades, nuestras causas y nuestras luchas por la justicia social. Es demasiado importante para dejarlo sólo en manos de ingenieros de EEUU y China.