Estar en una edad y en un mundo donde vivir no es fácil.Cada vez menos valores. Cada vez, menos sueños.
Uno crece y va resignandose. Que el amor no es para toda la vida. Que las utopías no tienen sentido. Que siempre ganan los malos. Que el bueno, es un boludo. Que para hacer las cosas bien, si lo único que importa es el éxito. Que lo que vale es ganar. Que lo bueno es eterno. Que esto, que lo otro.
Hablar con otros y encontrar que lo propio se repite en lo ajeno. No ser un paria sentimental y poder compartir la angustia. La búsqueda de respuestas se multiplica al infinito y no tiene fronteras. Muchos que huyen del dolor. Sin embargo, otros nos sentimos atraidos. El que sufre, vive. Sin dolor no hay vida. No hay contraste. No hay nada. Figura y Fondo. Nada más simple que eso.
Pedir al viento que nos traiga eso. Eso que queremos todos. Eso que deseamos, anhelamos, rogamos, imploramos, pedimos y soñamos. Eso.
Eso, que aún no sabemos bien que es.
Desde el silencio del ciberespacio el grito desgarrador de Hernán Pablo Nadal
Las utopías tienen sentido si se abandona el victimismo. No hay que esperar que otro construya nuestra utopía. Es como las Revoluciones: en cuanto termina, hay que hacer otra, porque las Revoluciones siempre terminan en manos de los políticos y ahí se corrompe todo.
Todo eso de lo que hablas no es más que una suma de “objetos” inanimados y huecos, no significan nhada en el contexto en el que los has escrito y, desde luego, no los va a traer el viento. Eso es el victimismo del consumo, anhelar y desear lo que no se puede comprar. Y digo comprar porque en ningún sitio he leído que tú vayas a hacer nada por conseguir todo esto, parece que todo te tiene que venir dado.
Un beso
Rachel B. (http://rachelnympho.blogia.com)