Abuelas encontró al nieto 84
El joven, de 28 años, es hijo de una pareja desaparecida en la última dictadura militar; para ubicarlo utilizaron métodos alternativos a la extracción de sangre; su apropiador está detenido
Una nueva familia recuperó por estos días la sonrisa con la confirmación que los datos genéticos de un joven correspondían efectivamente a su nieto tan buscado.
Después de 28 años de búsqueda, las Abuelas de Plaza de Mayo dieron con el nieto número 84 que la organización ya encontró, que es hijo de Liliana Clelia Fontana y Pedro Fabián Sandoval, secuestrados y desaparecidos por la última dictadura militar.
El joven, de nombre Alejandro –tal como le pusieron sus apropiadores-, fue hallado gracias a un nuevo método de reconocimiento del ADN que evita la extracción de sangre en los casos en los que los involucrados se niegan a hacerlo.
Esta no es la primera vez que se identifica a un nieto con este método. Abuelas encontró también a una joven mediante la utilización de cabellos, cepillos de dientes, o ropa.
Este joven hallado, anunciado hoy mediante un comunicado por la organización que preside Estela de Carlotto, fue apropiado en enero de 1978 luego de que su madre diera a luz en el campo clandestino de detención conocido como “Club Atlético”.
Según confiaron desde la entidad a LANACION.com, el apropiador de Alejandro pertenecía a la Gendarmería y actualmente está detenido.
“Liliana y Pedro fueron secuestrados por las fuerzas conjuntas el 1º de julio de 1977 mientras compartían una cena familiar en su casa de Caseros, en la provincia de Buenos Aires. Según cuentan los familiares, se escucharon fuertes golpes en la puerta de acceso a la vivienda y en cuestión de segundos cuatro individuos de civil con armas cortas y largas se llevaron a Pedro y Liliana”, relataron las Abuelas en el comunicado.
En ese momento, Liliana estaba embarazada de dos meses y medio. Según el relato de algunos sobrevivientes, ambos estuvieron en El Atlético desde donde la mujer fue trasladada para dar a luz. Nunca más volvieron a verla.
Negativa. Como Alejandro se negaba a hacerse la extracción de sangre para posibilitar el examen de ADN, la Justicia autorizó a recoger objetos personales de su domicilio para extraer muestras y poder constatarlas con la información genéticas de los familiares.
A pesar de que tuvo que mediar la Justicia, el joven aceptó a su nueva familia y quiso conocerla. “Pensamos que así como fue resistente a sacarse sangre se iba resistir a la relación familiar, pero inmediatamente quiso conocer a su familia biológica. Fue con su esposa y su hijito recién nacido para conocer a sus abuelos maternos, a sus tíos y a sus primos”, dijo Carlotto a la agencia DyN.
“Fue rápido en tomar a su familia como propia, incluso su correo electrónico lo cambió por su nombre verdadero. Hubo una aceptación total y desde un primer momento programó salidas y encuentros”, agregó.
Según informó Abuelas, el 14 de julio de 2006 – luego de recibir el informe de Banco Nacional de Datos Genéticos- la jueza federal María Romilda Servini de Cubría informó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad que estaban los resultados. El 7 de agosto, integrantes de la Conadi y del juzgado se reunieron con el joven para darle la noticia: su sangre era en un 99,99 por ciento igual a la de Liliana y Pedro.
Para los familiares, a partir de ahora Alejandro será Pedro, como quisieron llamarlo sus padres biológicos.