Los datos surgen de un análisis efectuado por Poder Ciudadano, en base a información suministrada por la Secretaría de Medios. El vertiginoso aumento, que supera el presupuesto planificado, no fue acompañado de mayor transparencia. Los más de 210 millones de publicidad oficial igualan el presupuesto de programas sociales como el de Becas y el de Lucha contra el SIDA.
(INFOCIVICA, Buenos Aires, 23 de julio de 2007). El gasto en publicidad oficial en el Gobierno Nacional no para de crecer año a año. Y lo hace de manera alarmante: muy por encima de los índices inflacionarios, de los montos planificados a través de las leyes de presupuesto y sin criterios de transparencia.
Sólo en 2006, el Poder Ejecutivo gastó en concepto de publicidad oficial más de 210 millones de pesos. Una cifra que representa un incremento del 64,76% respecto a lo ejecutado el año anterior. De este modo, en tres años, el Gobierno ha casi cuadruplicado su inversión en “prensa y difusión de actos de gobierno”. El incremento preciso es del 388%.
Esta conclusión surge de un análisis realizado por la Fundación Poder Ciudadano, en base a planillas elaboradas por TELAM, la agencia de noticias y publicidad del Poder Ejecutivo Nacional, que tiene entre sus responsabilidades la distribución de la llamada “pauta oficial”. Éstas fueron recibidas por la ONG como respuesta a pedidos de información pública realizados a la Secretaría de Medios de la Nación.
La evolución del gasto año a año habla por sí sola: en 2004, el presupuesto ejecutado (99.815.380 de pesos) fue un 116% mayor que el de 2003 (46.267.906). El presupuesto ejecutado en 2005 (que alcanzó los 127.462.075), fue casi un 28% más alto que el de 2004. Los más de 210 millones gastados en 2006 (210.003.598) representan un aumentó de un 64,76% respecto del anterior. Estas variaciones interanuales superan ampliamente el índice inflacionario (de 3,7% en 2003, 6,1% en 2004, 12,5% en 2005 y 9,8% en 2006, según el INDEC) y los incrementos que, consecuentemente, puedan haber experimentado la producción y la distribución de publicidad.
En términos absolutos, el monto invertido en publicidad oficial es igual de elocuente. Unas comparaciones bastarán para ilustrar: las erogaciones en concepto de publicidad oficial se acercan al presupuesto del Programa Nacional de Becas del Ministerio de Educación, que beneficia a 550 mil estudiantes de los “sectores vulnerables”. Su monto, según la Ley de Presupuesto 2007, es de 208 millones de pesos. Similares cifras fueron asignadas a dos programas del Ministerio de Salud: el de lucha contra el SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, que provee medicamentos a unos 230 mil pacientes con VIH/SIDA, y el de Provisión de medicamentos genéricos para atención primaria de salud, que beneficia a 15 millones de personas en todo el país.
Falta de planificación y de transparencia
Si bien la publicidad oficial cumple un rol en la comunicación de programas e iniciativas gubernamentales, es inevitable preguntarse acerca de incrementos que, a priori, parecerían desproporcionados. A esta situación, debe sumarse que el presupuesto ejecutado rara vez guarda relación con el presupuesto planificado.
Por ejemplo, según la Ley de Presupuesto de 2006, el monto asignado a los “clientes centralizados” para publicidad institucional es de 141 millones de pesos. Sin embargo, el monto ejecutado asciende a 155 millones. Los restantes 69 millones que conforman los 210 del gasto en publicidad oficial corresponden a los organismos descentralizados.
Andrea Caldararo, Directora de Contenidos y Responsable de Acceso a la Información de la Secretaría de Medios, ratificó estas cifras. Y, cuando se le solicitó que aclarara qué partidas presupuestarias habían sido reasignadas para cubrir este diferencia de 14 millones de pesos respecto de lo asignado por Ley, respondió, en una comunicación escrita del 24 de abril de 2007, que el aumento “no surge de ninguna reasignación de partidas, sino que fue directamente un aumento de presupuesto otorgado”.
Esta respuesta imprecisa siembra dudas acerca de si la utilización de los “superpoderes” (las facultades extraordinarias otorgadas por el Congreso al Jefe de Gabinete para redistribuir el presupuesto oficial en casos de emergencia) han alcanzado también a este rubro.
La pauta oficial incluye la partida de los “clientes centralizados” (que presupuestariamente forman parte de la Secretaría de Medios y Comunicación de la Nación) y la de los clientes “descentralizados” (que tienen sus propios presupuestos). Algunos organismos descentralizados son la AFIP, CONICET, Banco Central, entre otros. Durante 2006, la publicidad institucional de los descentralizados representó casi un tercio (32,85%) del gasto total ejecutado en concepto de publicidad oficial. Sin embargo, dado el modo en que se confecciona el Presupuesto
–donde no quedan claros los ítems que componen la publicidad institucional de cada organismo– resulta complejo calcular el presupuesto original de publicidad de estos organismos. E igual de complejo es analizar su desviación respecto de lo planificado.
Como si esto fuera poco, consultados por la agencia Infocívica, fuentes de TELAM –responsable de administrar el dinero de toda la pauta–, dijeron no tener injerencia alguna sobre el destino de los fondos. Además, manifestaron desconocer los criterios y procedimientos a través de los cuales se canaliza la publicidad.
Estos procesos y la vaguedad e imprecisión de las respuestas oficiales recibidas acerca de los montos presupuestados y los criterios para su distribución, convierten a la publicidad oficial en un gasto, cuyo vertiginoso crecimiento no ha ido acompañado de una mayor transparencia ni en los requisitos impuestos a los proveedores para ser contratados ni en la información divulgada sobre los pagos efectuados y los servicios adquiridos por el Estado.
Las cifras son pasmosas! No sé si acá se ha realizado alguna investigación seria al respecto, pero te puedo decir que el gasto de publicidad de este Gobierno ha sido bárbaro también. Claro, aquí, para empezar existe el problema de los medios y la desinformación y por otro, el fin de instaurar un “nuevo sistema”, sembrar ideologías distintas… Un trabajo arduo que sin duda hará que algunos se beneficien sin que puedan ocultarlo.
Beso celeste.
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