Un estudio de 210 páginas (ver PDF) es uno de los pocos reportes que observaron en detalle, cómo el uso de la energía deberá ser minuciosamente examinado, encontrándose con los más árduos escenarios para controlar los gases de efecto invernadero delineados por el IPCC.
De acuerdo al estudio titulado [R]evolución Energética, “la energía renovable puede proveer toda la energía que el mundo necesita para 2090. El EREC representa tanto el comercio y la industria de energías renovables, como a las asociaciones comerciales y de investigación europeas.
Desde una perspectiva más radical, se podría eliminar el uso del carbón para 2050, si la nueva generación de plantas energéticas se abocara rápidamente a las energías renovables.
La energía solar; la biomasa, tanto como biocombustibles o madera; la energía geotérmica y la eólica, podrían encabezar las energías para 2090 en reemplazo de los combustibles fósiles, responsabilizados por el IPCC como generadores de calentamiento global.
El total de la inversión en energía para 2030, podría ser de alrededor de $14,7 trillones de dólares, según el mencionado estudio. Contrasta la Agencia Internacional de Energía (IEA), que advierte que las naciones ricas prevén inversiones de sólo $11,3 trillones para el mismo plazo, haciendo foco esencialmente en combustibles fósiles y energía nuclear.
Rajendra Pachauri, líder del IPCC, quien compartió el Premio Nóbel de la Paz en 2007 con Al Gore, categorizó al estudio como “exhaustivo y riguroso”.
Cambio Peligroso
“Incluso aquellos que no concuerden con el análisis presentado podrán, tal vez, sacar provecho de un estudio más profundo de suposiciones subyacentes”, escribió Pachauri en un prefacio al reporte.
EREC y Greenpeace mencionaron que un cambio radical de la energía, es necesario para evitar un dramático cambio climático, cuyo punto de inflexión fue definido por la Unión Europea y varios grupos ambientalistas, como una temperatura máxima de 2 grados Celsius desde antes de la Revolución Industrial.
El reporte exige medidas tales, como el abandono del pago de subsidios para la producción de energía nuclear y fósil, la fijación de objetivos legales para energías renovables y más fuertes estándares de eficiencia para edificios y vehículos.
Las proyecciones son mucho más optimistas para las renovables que la IEA, la cual prevé sólo un 13% de fuentes renovables de energía en 2030, con los combustibles fósiles aún liderando el mercado.
Sven Teske, principal autor de Greenpeace del reporte, recomendó involucrar inversiones en una gran generación de puestos de trabajo, que puedan ayudar a contrarrestar la peor crisis financiera desde 1930. Mencionó también que “la inestable situación actual del mercado es un fuerte argumento para nuestro concepto de evolución energética”, garantizando que las inversiones serían cubiertas con el ahorro en los costos de combustible.
Por último agregó: “Tuvimos una burbuja de las punto.com y una burbuja financiera, pero confío en que no tendremos una burbuja de renovables -ya que la necesidad de energía es real- creciente principalmente en las naciones en desarrollo.