Daniel Mártire, especialista del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas de la Universidad Nacional de La Plata, se pronuncia sobre los beneficios y riesgos de esa ciencia.
Mediante el empleo de la nanotecnología se están creando nuevos materiales, dispositivos y sistemas dotados de propiedades inusuales que generan una revolución tecnológica en la medicina, en la biología, la informática y la construcción, entre otras áreas.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir) – En 1959 el físico estadounidense presagió: “A mi modo de ver los principios de la física no se pronuncian en contra de la posibilidad de maniobrar las cosas átomo por átomo”. Sólo unas décadas después su visión se hizo realidad y hoy en día, en forma gradual, el término nanotecnología comienza a ser parte del lenguaje cotidiano.
La nanotecnología es una rama científica que permite la creación de nuevos materiales útiles, dispositivos y sistemas dotados de propiedades inusuales. Lo hace posible mediante el control de la materia en la escala del nanómetro (millonésima parte de un milímetro) y del micrón, que equivale a 1000 nanómetros. Esos materiales están generando una revolución tecnológica en la medicina, en la biología, en la informática y en la construcción, entre otros campos.
Para conocer la opinión sobre los beneficios y riesgos implicados en esa rama científica, la Agencia CyTA mantuvo una entrevista con el doctor Daniel Mártire, investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires y del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) de la Universidad Nacional de La Plata.
-¿Podría mencionar algunos de los beneficios derivados de la nanotecnología?
Los beneficios de la nanotecnología en la sociedad actual se basan en el desarrollo de diferentes productos, tales como sistemas de suministro de medicamentos y catalizadores. Además existe una gran variedad de productos de consumo en sectores de alto poder adquisitivo como los potentes filtros solares, cosméticos y recipientes antimicrobianos que permiten mantener los alimentos frescos durante períodos de tiempo más prolongados. También se espera que estas tecnologías lleven al desarrollo de computadoras más poderosas y técnicas médicas muy avanzadas. En resumen, dado su inmenso potencial, la nanotecnología es la nueva revolución tecnológica.
-Y ¿qué puede decir respecto de los riesgos de esta ciencia nueva?
Hay muchos riesgos posibles por un mal uso o una gestión irresponsable de la nanotecnología. Los materiales de escala nanométrica, por ejemplo nanopartículas y nanotubos, poseen propiedades físicas, químicas y biológicas que se diferencian significativamente de las que tienen sistemas con la misma composición química pero de escala macroscópica a microscópica. Esto, por un lado, los hace muy interesantes para el desarrollo de nuevas tecnologías, pero dado que la toxicidad también se ve afectada por la escala, las nanopartículas de sustancias químicas conocidas como los metales o la sílice (principal componente de la arena) deben considerarse nuevos materiales, ya que pueden incorporarse al organismo por diversas rutas, pueden acumularse en varias partes del cuerpo humano perturbando los procesos moleculares, bioquímicos, fisiológicos y anatómicos normales produciendo citotoxicidad, necrosis y muerte celular.
-Uno de sus temas de investigación es el de la generación de intermediarios reactivos de interés en la degradación de contaminantes en aguas naturales y en sistemas técnicos. ¿Qué tipo de tecnologías ambientales se están pensando desde el campo de la nanotecnología?
Hay numerosas aplicaciones de materiales nanoestructurados en tecnologías ambientales. Por ejemplo pueden emplearse nanofiltros de policarbonato con poros de tamaños de 10 nanómetros para purificación de aguas. Otro ejemplo son los nanotubos de carbono, que pueden utilizarse como sensores para detectar gases contaminantes de la atmósfera (como monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno) en muy bajas concentraciones, ya que la conductividad eléctrica de los nanotubos es muy sensible a los gases del entorno. También pueden emplearse nanopartículas de diversos materiales para atrapar contaminantes. Por ejemplo tratamientos “in situ” con nanopartículas orgánicas para eliminar hidrocarburos poliaromáticos, que son sustancias muy contaminantes de los suelos; nanopartículas magnéticas de óxido de hierro para extraer iones metálicos y nanopartículas de hierro para eliminar hidrocarburos clorados.
En muchos casos se confía que las nanopartículas en métodos “in situ” terminan en el medioambiente aglomerándose, es decir formando agregados más grandes y perdiendo así las propiedades de los materiales nanoparticulados, en particular su toxicidad relativa al pequeño tamaño, pero esto último debe ser aún probado.
-¿Qué medidas deberían adoptarse para controlar estos riesgos, tanto en el campo de lo ambiental como en otras áreas?
En mi opinión para hacer frente a los riesgos debería haber una legislación clara y rigurosa que controle la producción y comercialización de productos que empleen nanotecnologías. Deberíamos asegurarnos de que las nuevas nanotecnologías se prueben de manera segura antes de que los productos salgan al mercado.
En este sentido, creo que la financiación de proyectos en esta área debería darse solamente a aquellos que demuestren que las condiciones de trabajo no sean riesgosas para ninguno de los participantes del proyecto, que durante el desarrollo del proyecto no se van a generar residuos de materiales nanoparticulados que puedan ser contaminantes, y que no va a proponerse la industrialización de productos sin haber sido antes adecuadamente probado