El pasado 18 murió el ex presidente coreano Kim Dae-Jung, a quien se le concedió el Nobel de la paz en el 2000, por intentar hacer las paces con el líder del Norte. Un hombre respetado, en el contexto de una dictadura, por su lucha a favor de la democracia. Es un prototipo de personas que han trabajado para mejorar el mundo, la intención que guió a Alfred Nobel en 1895 a dejar instaurados, en su testamento, los premios que llevan su nombre.
De entonces para acá muchos hombres y mujeres han subido al estrado de su país natal, Suecia, a recoger dicha distinción, por su trabajo a favor de la paz, por instaurar unas bases para una economía digna, por sus obras literarias, por sus descubrimientos a favor de una ciencia aplicada que haga progresar nuestra sociedad o similares.
Por Armando Quintana
Los Premios Nobel: Un mismo mensaje
Son gente famosa que se han distinguido de una manera especial. Hombres y mujeres, de todas las latitudes del mundo, y cuyos nombres no conocemos, también podrían haber sido acreedores de la condición para ganar el premio: trabajar para mejorar el mundo. Lo hace día a día mucha gente de a pie, desde el que es capaz de reunir a sus vecinos para solucionar un problema comunitario hasta el que enseña a reciclar los residuos de la basura haciéndolo él mismo.
Pero son solo unos pocos los que lo consiguen. Y hay algo que les une, no solo su trabajo anterior, sino sus sueños, sus propuestas, sus deseos, sus intenciones. He estado releyendo algunos de los discursos que han pronunciado muchos de ellos. Casi siempre delegan en el luchador social o político, en el poeta o literato, pero en muchas ocasiones han sido también economistas los que se han expresado en nombre de un colectivo vario.
Una primera idea me viene a la mente después de repasar algunas de sus reflexiones y propuestas: los equipos que colaboran en la propaganda electoral de cualquier político que se precie y quiera gobernar una parte del mundo, desde la tan influyente USA hasta en un país tan pobre como Mauritania, deberían leerse tres o cuatro de estos discursos, y desde ahí establecer su programa electoral y luego ponerlo en práctica. Seguro que otros pájaros cantarían en nuestro mundo y entre todos impediríamos que el mundo se deshaga.
“El nudo de la soledad de nuestro mundo está siendo la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida” (García Márquez), por eso es necesario, y en ello coinciden casi todos, en intentar hacer un mundo al revés. Haciendo alusión a ello García Márquez (1982) contó como había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyos cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho.
Cuando analizan la situación mundial y regional nos cuentan cómo los desastres sociales y económicos que existen, son obra y fruto de los seres humanos, al igual que “en busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron” (García Márquez).
Y de una manera u otra hacen siempre un discurso social donde nos advierten de las grandes miserias de la humanidad –“la mayoría de la gente sigue naciendo en los países con menos recursos (García Márquez)-. Hay propuestas fiables y si no se hacen es porque los intereses de los poderosos coaccionan el mercado social y económico.
“Les hemos demostrado una y otra vez que los microcréditos funcionan. Prestas dinero a los más pobres y el 99% de las veces lo devuelven. Mientras los grandes bancos se desmoronan, los bancos de los microcréditos florecen” (Yunnus, 2006).
Y es que en el fondo parece como si nosotros permitiéramos un sistema donde todo se pierde en manos de los especuladores y oportunistas, con la indulgencia, la ignorancia y la ingenuidad de los que mandan (Yunnus, 2006). Y es que las soluciones son posibles pues “todas las crisis, incluso Oriente medio, pueden ser resueltas. Una solución que requeriría una contribución de las partes implicadas y de la comunidad internacional en su conjunto” (Martti Ahtisaari, 2008)
Denuncian como en regiones como América Latina no han tenido un minuto de sosiego y como en muchas partes ha sido tónica habitual la existencia de personas desaparecidas por motivo de la represión. Hoy siguen desapareciendo por hambre organizada –genocidio alimenticio- en el continente africano y en las aguas que unen estas tierras con las europeas. Y la existencia de refugiados que huyen de sus países buscando seguridad para sus vidas sigue creciendo.
Es el mismo García Márquez quien recuerda en su discurso que “el país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una población más numerosa que Noruega”. Y Le Clezio, (Literatura, 2008) lamentó la desaparición de las culturas indígenas como uno de los grandes dramas de la historia de la humanidad. Es de los literatos que piensan que “escribir no solo es estar sentado en tu mesa contigo mismo, es escuchar el ruido del mundo”
Otra cosa común son sus peticiones. Son coincidentes. Van en la misma línea: “Los europeos podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos” (García Márquez). Nos recuerdan un principio fundamental: y es que todos somos básicamente iguales, pues todos somos seres humanos (Dalai Lama, 1989).
“Hay que aprender a vivir en armonía y en paz con nosotros y la naturaleza” (Dalai Lama). Introducen el medio ambiente como uno de los objetivos a armonizar con el ser humano. “No se consuela tampoco a aquellos que pierden a sus seres queridos en inundaciones causadas por la insensata deforestación de un país vecino”. Hacen una llamada a aceptar que cada uno de nosotros y nuestros pueblos somos necesarios para los demás. Hay una influencia mutua entre los países por muy lejos que físicamente estemos unos de otros.
Reivindican la necesidad de seguir luchando pero sin iras ni venganzas, pues también los enemigos son seres humanos y merecen compasión, dentro de la justicia (Dalai Lama). Solo desde la igualdad puede surgir el compromiso solidario con los pueblos, con su gente, con la naturaleza y el medio ambiente. Y lo esencial es “evitar la guerra.
¿Por qué le va la guerra al homo economicus? Deberíamos tratar de entender las causas de la guerra desde todas sus perspectivas. Ciencia básica, pura. Que puede llevar finalmente a la paz”. La economía con guerra no funciona (Auman y Schelling, Economía 2005). Consideran que “a través de sucesivas integraciones económicas no se alcanza necesariamente un aumento general del bienestar.
Los ganadores del comercio global son especialmente los países industrializados, en tanto que los países en vías de desarrollo pueden sacar pocas ventajas con la tendencia a la liberalización del comercio. Esto es válido aún dentro de regiones o grandes países donde surgen en centros urbanos industriales lugares de producción altamente especializados que marcan de nuevo grandes diferencias entre ganadores y perdedores” (Paul Krugman 2008)
“Hay que crear un frente financiero estable para no correr riesgos” (Muhammad Yunnus, 2006). “No podemos centrarnos, al analizar los problemas de nuestra sociedad y establecer programas solamente en lo financiero. Es necesario tener en cuenta la crisis alimentaria, la energía y el medio ambiente“
Cualquier tarea que se haga, desde la poesía hasta la investigación científica, ha de ser una expresión de cómo vivir y ser social y políticamente, pues “¿por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social?” (García Márquez).
Justo las cosas que parecen más sencillas e insignificantes, como la poesía, son la prueba de que el ser humano sigue existiendo. Por eso lograr la paz pasa también por el desarrollo interior y personal (Dalai Lama), dado que “en muchos sitios se concede demasiada atención a las cosas externas y muy poca importancia al desarrollo interior”. De ahí la importancia de la libertad personal, de conciencia, de religión que en el fondo no es otra cosa sino el descubrir que nadie es superior a otro ser humano.
Algo que les une es no personalizar su premio, en eso se diferencian muy mucho de los líderes políticos. Consideran que no les pertenece a ellos sino a su tierra y a su gente, a su pueblo. Y el honor de recibir el premio es un compromiso para seguir trabajando en la misma tarea, de lo contrario las esperanzas se quedarían frustradas para siempre en el olvido. No hay jubilación posible, y el premio no es un pago anual después del retiro. Otra diferencia, y notable, con la clase política. “Es un premio que bien se merece mi pueblo por su valor e inagotable determinación durante los pasados cuarenta años de ocupación extranjera”.
Sus llamados no son solo a la clase dirigente, sino al desarrollo comunitario, a la responsabilidad social, a la participación individual en la vida comunitaria.
Digamos, para finalizar, que igual a los Premios Nobel se les engrandece por un día, pero no se les presta atención. No hacemos vital su sabiduría. La contemplamos solo como un blasón a otorgar. Que sean los poderosos a quienes se les pueda criticar por ello. Nosotros, sin embargo, “por tanto tiempo como dure el espacio y tanto tiempo como permanezcan seres vivos, hasta entonces, pueda yo también permanecer para disipar la miseria del mundo” (Dalai Lama y miles de miles de seres anónimos como tu y como yo en el mundo entero)
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