No puedo negarlo. Vivo conectado.
Soy un Neo de barrio, conectado a la Matrix buscando el modo de encontrar las cuerdas que me sirvan para mover ese mundo en beneficio de lograr cambios en el “mundo real” (entre comillas como si el mundo online no fuera real).
Ya cada vez son menos los que no lo entienden. Y los que lo ven despreciativamente. Pero cuando empezaba con estos temas, allá por la época de los BBS, pocos eran los que apostaban a que esos tipos raros se convertirían en los nuevos emprendedores y esas redes primitivas terminarían expandiendose hasta conectar en tiempo real y a costo casi cero a personas de todos los lugares del mundo.
Hoy el mundo cambio. Mark Zuckerberg y Matt Mullenweg son dos ejemplos del éxito de emprendedores que apostaron a una idea y cambiaron el mundo virtual.
¿Tu tía ya tiene Facebook? Es innegable. Internet ahora es popular. Poco a poco todos se van enchufando.
Si bien tiene su gusto sentir que teníamos razón, que eso que mirábamos desde su nacimiento está fuerte, consolidado y ha demostrado que puede resultar de interés al resto del mundo, algunos sentimos que estamos siendo “invadidos”. Ese gusto de sentirse parte de algo selecto, o como diría Alfredo Casero, “para entendidos” ha desaparecido.
Twitter fue el último espacio donde nos encontrábamos todos esos que creamos una comunidad que hoy esta creciendo a toda velocidad en nuestro país.
Ahora, que van entrando nuevos miembros, los usos cambian y encontramos nuevos usos para esta herramienta ya vieja para nosotros.
Ahora que estamos todos, conversemos.
Pero en este impulso que esta tomando la red, los medios tradicionales están siendo claves para incorporar estos nuevos públicos y para tratar de reproducir en esta red de microblogging la misma lógica que manejan hace años. Es decir, pocos emisores que son seguidos por miles y que interactuan entre ellos. El “Star System” de la TV trasladado a Twitter. La comunidad pasó de hablar de tecnología y otras preocupaciones nerds para pasar a comentar las últimas aventuras del chocolatero musculoso en lo de Tinelli. Ah si, y algo de política. Cancilleres que creen que la comunicación se basa en decir lo que quieren, sin filtro, y jefes de gabinete que se entretienen peleandose con periodistas de espectáculos. O peor aún, jefes de gobierno que escriben con faltas de ortografía mientras tocan timbre por Constitución.
Leyendo la revista Adbusters encontré varios artículos donde se impulsaba a la “desconexión”. Dejar el Iphone o el Blackberry durante una semana, apagar la TV, la Radio, y no navegar por Internet. Los resultados parecen ser muy prometedores. Los sujetos de estos experimentos, todos gringos de clase media con conciencia social, relataban su felicidad de abandonar por un rato el mundo virtual de la hipercomunicación para vivir como “antes”.
Progresos que no parecen tales cuando los analizamos. Gustos que lentamente se convierten en torturas autoinflingidas. Engaños consumistas que defendemos con pasión sin darnos cuenta que somos como hámsters corriendo en rueditas un poco más complejas.
Vivo conectado. Dudo.
¿Y vos?
Yo adhiero a las reuniones top-less, Las impusieron en una empresa en la que trabaje y terminaron siendo ideales. En esa hora no podías entrar ni con portátil, ni con celulares, con suerte, un cuaderno.
Son lejos, las reuniones mas productivas
Excelente Pablo y mas cierto imposible, el tema es q haremos cuando toda las familia llegue a hacer lo que nos..: vivir conectados, ya tengo bastantes problemas por lo mismo..Cece
Entonces sera hora de desconectarnos un rato…
Igual no te veo desconectado ni ahí, Hernán.
No, pero intentare cierta desconexión paulatina.
en las vacaciones trato y casi casi lo consigo estar desconectada aunque sea por unos dias y en realidad “conectarme” de otra manera con el entorno, esta bueno…. pero debo confesar que el resto del año se me hace impensable estar lejos de mi compu, la tele y los celu. creo seria cuestion de complementar un poco, pero se hace dificil. saludos
Como te darás cuenta, con la tardanza del comentario, no vivo conectado, aunque “casi”. Yo creo que uno no puede dejar de ser lo que ES, y uno ES a medida que va viviendo… y hoy somos esto, estamos todos conectados… en mayor o menor medida no podemos dejar de hacerlo. Por distintos motivos, de acuerdo a las edades y la formación de cada uno. Pero esto somos. Creo que lo malo de todas las cosas es la obseción, la dependencia. Creo que se puede compatibilizar la conección on line con la conección terrena, y disfrutar de ambas del mismo modo…Yo creo que la idea no es dejar de conectarte por una semana y la otra quemarte los ojos, yo creo que lo bueno es descomprimir un poco la “dependencia” diaria.
Es cierto Oscar. Muy buena reflexión. Abrazo