La ONU fue creada en 1945 y desde entonces fue el ámbito de relaciones multilaterales de todas las naciones. Allí, se tratan casi todos los temas que vinculan a los humanos. Los Estados son miembros de la ONU, no las personas así que allí se negocian los conflictos que se dan entre países. Su organización es compleja y amplia.
Pero, muchas veces escuchamos fuertes críticas que rondan sobre una “aparente inutilidad” para resolver problemas o conflictos. Muchas de esas críticas pueden compartirse y otras tantas derivan de la confusión de su función. También resulta políticamente conveniente para la política de algunos Estados arrojar sobre la ONU problemáticas que deberían resolverse bilateralmente o situaciones originadas exclusivamente en mala praxis de la política doméstica. O, como ocurre en muchas áreas, los Estados no cumplen con las recomendaciones que los organismos especializados de la ONU realizan. Igual no debemos olvidarnos que aun en la ONU la realidad se condiciona bajo el ejercicio de los que más poder tienen en el globo. Y sus intereses muchas veces condicionan el accionar de la organización.
Pero existen distintos organismos especializados en la ONU que acumulan información y conocimiento que es indispensable difundir. Hay que revalorizar el conocimiento científico que aportan los especialistas de la ONU porque ayudan a: 1.- Informarnos del estado de cosas en diversas problemáticas; 2.- Aportar datos estadísticos que permiten dimensionar los problemas; 3.- Realizar estudios y propuestas pensando en el futuro.
Esta tarea sobrepasa el interés de las naciones y su influencia ya que muchas veces encontramos trabajos muy críticos con las políticas dominantes.
La crisis ambiental y económica actual fue y es advertida por distintas agencias y expertos de la ONU. También han recomendado distintas iniciativas para contrarrestar estos problemas y cambiar ese estado de crisis. Entre ellos podemos mencionar:
* GIEC (Grupo de Expertos Intergubernamental sobre la Evolución Climática), integrado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA): que desde hace mucho tiempo suma informes, advertencias y recomendaciones a los gobiernos sobre la gravedad extrema generadas con el “cambio climático”.
* El Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, del Consejo de Derechos Humanos: Olivier De Schutter, que presentó en el año 2010 el informe anual A/HRC/16/49, que tiene un gran valor por su denuncia y contundencia en datos. Pero su mayor aporte, es la defensa de la “agroecología” como práctica necesaria para combatir el hambre y como “medio de mejorar la capacidad de recuperación y la sostenibilidad de los sistemas alimentarios”.
* El PNUME (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) si sus trabajos proponiendo una economía verde (Green Economy). La organización define a la “economía verde” en el informe que ronda las 600 páginas llamado “Towards a Green Economy” como: “una economía que conduce a un mayor bienestar para la humanidad y a una mayor justicia social, en cuanto que ayuda a reducir o administrar en forma sustentable los riesgos ecológicos y la escasez de diversos recursos”. El PNUME desarrolló un modelo de inversión en 10 áreas claves para enverdecer la economía que podrían financiarse volcando el 2 % del PBI de la economía mundial en cada año. Alguno de esos sectores son: energía, agricultura, desarrollo urbano, agua, silvicultura, pesca, protección de los ecosistemas.
Hemos citado aquí solo tres ejemplos, pero que es necesario conocer y difundir. Lo más curioso es que estas acciones de miles de personas y agencias de la ONU son bastante invisibles al conocimiento popular y ello conspira contra la posibilidad de apoyar estas iniciativas. Hay una ONU que trabaja y no la veremos en las grandes vidrieras del Poder, pero que sin dudas son parte del esfuerzo en la lucha para frenar la destrucción del planeta, nuestra casa.