Cuando comencé a trabajar en Greenpeace, hace ya unos 11 años, yo no tenía idea alguna sobre que significaba el fundraising. Si bien, conocía y admiraba el trabajo de esta y de otras organizaciones, simplemente nunca me había puesto a pensar cómo estas organizaciones conseguían los fondos necesarios para poder llevar adelante su trabajo.
Si bien, muchas veces había donado cosas (ropa, alimentos, útiles escolares) y había participado como voluntario en varias actividades de distintas organizaciones, nunca había donado dinero.
Volviendo a 2004 y a mis inicios en la organización en la cual soy parte, tuve la suerte que, si bien mis tareas, no estaban enfocadas totalmente en ese tipo de conocimiento, Marcela Garriga y Marcelo Iñarra quienes eran en ese momento, directora de Fundraising de Greenpeace Argentina y Director de Fundraising para Latinoamérica respectivamente, fueron terriblemente generosos conmigo y me permitieron aprender muchísimo de lo que ellos sabían.
Como parte de esa formación, a poco tiempo de ingresar a Greenpeace, me invitaron a asistir a un Congreso de Fundraising que tenía lugar en Buenos Aires. Y ahí escuché algo que me impactó muchísimo y que aún recuerdo como una enseñanza importante.
En una charla en la que exponía, si no recuerdo mal, Bernard Ross (aunque dudo si no era Nick Allen), el conferencista preguntó a la audiencia cuál era la causa por la cual, muchísima gente no donaba a ninguna organización ni causa social. Fue preguntando a varios y muchos opinaron. La falta de sensibilidad, decían algunos. Otros intuían que tenía que ver con el egoísmo del sistema capitalista. Otros pocos decían que era porque muchas de las causas de las organizaciones no eran lo suficientemente importantes para conseguir fondos. Y otras tantas suposiciones.
Cuando terminamos de opinar, el expositor, mostró los resultados de una encuesta mundial realizada sobre personas que NO eran donantes de ninguna organización. El resultado me sorprendió. Y creo que a los otros asistentes también. El 95% de los encuestados dijo que no donaba a ninguna organización, porque nunca se lo habían pedido.
Si bien, esto pasó hace mucho, cada vez que tengo una charla con expertos de recaudación de fondos y alguno comienza a quejarse de la falta de interés en el público en las causas que ellos representan, cuento esta historia y la mayoría se sorprende tanto como yo me sorprendí.
Luego de años de trabajo en el sector social, estoy convencido que la falta de interés de mayor cantidad de personas en las causas que buscamos impulsar, es debido a nuestro pobre desempeño como tercer sector. Si no logramos transmitir nuestra pasión por las soluciones que proponemos a los problemas que consideramos claves para la sociedad en la que vivimos, no podemos trasladar el problema a los demás.