En el acelerado ecosistema de la economía digital, las plataformas de reparto se han convertido en actores clave. Empresas como Rappi y PedidosYa no solo dominan el mercado argentino. También representan el 97% del total de este sector. Pero, mientras la demanda de estos servicios crece exponencialmente, surgen interrogantes cruciales sobre las condiciones laborales de los repartidores que, en su mayoría, operan en la sombra de la gig economy.
Un informe reciente, desarrollado por Gastón Wright y Cecilia Galván de la organización Civic Compass, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el IDB Lab, arroja luz sobre este fenómeno. Sus hallazgos reflejan cómo evolucionó este sector. Además, destacan las carencias de un modelo que prioriza la flexibilidad sobre la estabilidad laboral.
La cara oculta del crecimiento: jóvenes y precarizados
El estudio revela que la mayoría de los repartidores son hombres jóvenes de entre 18 y 24 años, un grupo que a menudo enfrenta dificultades para acceder a trabajos formales.
Para muchos, estas plataformas representan una oportunidad de ingresos rápidos y flexibles. Sin embargo, solo el 10% de los repartidores trabaja bajo una modalidad que podría considerarse empleo a tiempo completo. El resto navega en una zona gris, sin contratos formales ni beneficios laborales.
En palabras de Gastón Wright, coautor del informe: “En esta economía donde escasea el empleo formal. El rol de estas plataformas es complementar ingresos”. Este papel, según el informe, es fundamental en un contexto de alta informalidad y falta de oportunidades para sectores jóvenes.
Más pedidos, menos ingresos: la paradoja de la gig economy
El informe destaca un aspecto interesante. Los repartidores que logran superar las 300 órdenes mensuales pueden ganar más. Estos ingresos pueden ser mayores que los obtenidos en empleos tradicionales. Pero este éxito tiene un precio. La presión por completar más entregas y la competencia creciente entre repartidores están disminuyendo los ingresos promedio. A medida que más personas se unen a estas plataformas, el valor de cada pedido tiende a bajar.
Este modelo de “a más trabajo, más ganancia” está creando una carrera de fondo. Los repartidores deben esforzarse cada vez más para obtener el mismo nivel de ingresos que antes. La entrada constante de nuevos repartidores —una tendencia que no parece detenerse— exacerba este fenómeno.
¿Una solución sostenible o un callejón sin salida?
La expansión de las plataformas de reparto ha generado un crecimiento explosivo en términos de empleo informal. Pero también ha planteado preguntas difíciles sobre el futuro del trabajo. En países como Argentina, las regulaciones laborales son robustas para los trabajadores formales. Sin embargo, las plataformas están en un limbo regulatorio. Las leyes aún no han alcanzado a este sector en crecimiento y, como resultado, los trabajadores se encuentran en una situación de vulnerabilidad.
El informe elaborado por Gastón Wright y Cecilia Galván destaca la necesidad urgente de adaptar las regulaciones laborales para garantizar que los derechos de los trabajadores estén protegidos, sin comprometer la flexibilidad que hace atractivas a las plataformas. Este es el punto crítico en el debate: ¿cómo podemos garantizar que estas plataformas continúen siendo un refugio laboral, mientras que también se garantizan derechos y condiciones dignas de trabajo?
El futuro del trabajo: una oportunidad en construcción
Las plataformas digitales de reparto no son una solución mágica a los problemas de empleo en Argentina, pero su papel como complemento económico y generador de oportunidades es innegable. En una economía donde el empleo formal escasea, ofrecen una alternativa viable para miles de trabajadores que, de otra forma, quedarían fuera del sistema laboral.
La clave, según los autores del informe y expertos en políticas públicas, está en encontrar un equilibrio entre flexibilidad y protección. Según ellos, las plataformas pueden y deben ser parte de una economía inclusiva, pero se necesita un marco regulatorio que evolucione junto con ellas.
Las plataformas de reparto en Argentina representan una paradoja.
Por un lado, pueden verse como mecanismos de acumulación de capital para grandes empresas. Estas centralizan un trabajo que ya existía en el país. Sin embargo, solía realizarse de manera descentralizada e informal. Sin embargo, por otro lado, también son una fuente de ingresos rápida. Son accesibles para los trabajadores. No requieren capacitación previa ni grandes barreras de entrada.
En una economía como la argentina, el empleo formal privado no ha crecido en años. Este tipo de oportunidades no es nada despreciable. Ofrecen una solución inmediata para quienes necesitan generar ingresos en un contexto de alta precariedad laboral.
- Si te interesa leer más sobre este tema, puedes acceder al informe completo en este enlace.