Instagram anunció un nuevo programa dirigido a escuelas para facilitar el reporte de casos de ciberbullying. La medida, que busca responder a las crecientes críticas por el impacto negativo de las redes sociales en jóvenes, plantea preguntas clave: ¿Es una verdadera solución o simplemente una estrategia para calmar las aguas?
En este artículo analizo los alcances reales de esta medida y por qué las organizaciones sociales deben estar atentas.

¿De qué se trata el programa de Instagram para escuelas?
El 25 de marzo, Instagram lanzó un programa piloto para que educadores puedan reportar casos de ciberbullying de manera prioritaria. Si la plataforma toma alguna medida, los docentes recibirán una notificación. Además, las escuelas participantes accederán a recursos sobre seguridad digital para estudiantes.
La intención es clara: dar respuesta a la preocupación creciente sobre el bullying digital, que según el Pew Research Center afecta a 1 de cada 6 adolescentes, según denuncias escolares.
¿Una verdadera solución o un lavado de cara?
Expertos como Sameer Hinduja, del Cyberbullying Research Center, celebraron la medida como una forma de “acelerar soluciones que estudiantes y educadores están pidiendo”.
Sin embargo, no todos están convencidos.
Merve Lapus, de CommonSense Media, advirtió que esto no convierte a Instagram en un entorno pensado para el desarrollo saludable de los chicos. El problema es más profundo: el modelo de negocio de la plataforma está diseñado para maximizar el tiempo de uso, no para proteger la salud mental.
¿Presión política o responsabilidad corporativa?
Detrás de esta decisión, algunos ven el efecto de una ley aprobada en California que obliga a las plataformas a responder denuncias de bullying en menos de 36 horas. Para Lapus, el programa es una muestra de que la presión legislativa puede generar cambios, aunque mínimos, en las políticas de las grandes tecnológicas.
Recordemos también que documentos filtrados en 2021 demostraron que Meta conocía el impacto negativo de sus plataformas en la salud mental juvenil… y no actuó.
¿Ciberbullying/Grooming en Argentina?
A principio de este año Chequeado publicó un artículo titulado “Grooming en la Argentina: cómo funcionan los grupos que buscan captar niños y adolescentes en Facebook, Instagram, WhatsApp y Tik Tok” donde expuso la alarmante realidad del grooming en el país.
La investigación reveló la existencia de grupos en redes sociales como Facebook, carentes de moderación, que son utilizados para contactar a menores con fines de abuso sexual. Si bien Facebook fue inicialmente una plataforma clave, el foco de captación se ha trasladado a Instagram, WhatsApp, juegos en línea y Snapchat, con una menor incidencia en TikTok.
En Argentina, la Fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires investiga simultáneamente entre 80 y 100 casos de grooming, y aunque existen 340 condenas registradas entre 2016 y 2022, especialistas consideran la legislación actual “deficiente y simbólica”.
Además se destaca el caso de Micaela Ortega, una niña víctima de grooming a través de Facebook, cuyo trágico desenlace impulsó la creación de la Ley 27.590. A pesar de esto, la investigación “Inocencia en Juego” constató que las dinámicas de captación persisten en grupos de Facebook dirigidos a preadolescentes, donde perfiles falsos buscan establecer contacto con menores.
Los modos de captación evolucionan, pasando de contactos iniciales en plataformas como Instagram o TikTok a conversaciones privadas en WhatsApp o chats de juegos en línea.
La investigación también reveló un desconocimiento significativo sobre el grooming entre adolescentes argentinos y señala la necesidad de una mayor acción por parte de las plataformas para proteger a sus usuarios más jóvenes, así como la urgencia de fortalecer la legislación para abordar eficazmente este delito en el entorno digital.
¿Qué pueden hacer las ONGs?
Desde las organizaciones sociales no podemos conformarnos con “soluciones a medias”. No alcanza con herramientas para denunciar: necesitamos cambios estructurales en los algoritmos y políticas de contenido.
Debemos exigir plataformas que:
- Protejan el bienestar digital de los usuarios más jóvenes.
- Eviten promover contenido dañino.
- Fomenten una navegación más segura y saludable.
No es el fin, solo un comienzo
El programa de Instagram es un paso, pero no la respuesta.
Las ONGs, educadores y padres debemos seguir presionando por una internet más justa, segura y centrada en las personas. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer.
¿Creés que este programa es un avance real o apenas maquillaje digital?
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