En medio del aluvión de anuncios corporativos que presumen la adopción de IA, las cifras cuentan una historia menos optimista. Más del 60% de los CEOs son “analfabetos digitales”, según sus propios empleados. Esta distancia entre el discurso y la acción está generando dificultades en todas las organizaciones. La revolución prometida de la inteligencia artificial en el entorno laboral aún no se ha materializado.
Tecnologías avanzadas como ChatGPT han dado un empuje a la IA en empresas alrededor del mundo. Sobre todo en Argentina, donde nos encontramos entre los países del mundo que más usan esta herramienta.
BCG Global Consumer Sentiment Survey, 2024
Sin embargo, la brecha en su adopción es evidente. Según un estudio de tech.io, publicado en Fortune, dos tercios de los líderes empresariales apenas han implementado herramientas de IA en sus organizaciones. Esto se debe principalmente a la falta de conocimiento sobre su verdadero valor. Los trabajadores ven que podrían automatizar tareas manuales repetitivas. La frustración está en aumento. Según un estudio de SThree, el empleado promedio pierde seis horas a la semana en tareas que la IA podría realizar en segundos.
La resistencia a la IA se vuelve aún más paradójica cuando exploramos las razones. Cerca del 63% de los empleados encuestados atribuyen esta falta de adopción a la “analfabetización digital” de sus jefes. Para un trabajador de construcción en Países Bajos, la falta de acceso a IA ha reducido su motivación considerablemente. Ahora se enfrenta a nuevos desafíos en el trabajo sin el mismo ánimo. Desde Japón, un ingeniero añade: “Dedico una cantidad significativa de tiempo a tareas repetitivas que podrían automatizarse fácilmente”.
¿Y la inteligencia artificial en el tercer sector?
En el tercer sector, donde la optimización de recursos es fundamental, esta falta de adaptación tecnológica resulta preocupante. Muchas organizaciones sociales reconocen el potencial de la IA para mejorar sus operaciones. Quieren maximizar su impacto. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías presenta desafíos significativos.
La falta de recursos financieros y humanos, junto con una comprensión limitada de las tecnologías emergentes, dificulta su implementación. Además, existen preocupaciones sobre la privacidad y el uso ético de los datos, especialmente en contextos sociales sensibles.
Por eso, ultimamente estuve brindando varias capacitaciones sobre Inteligencia Artificial para organizaciones sociales junto a otros colegas. Incluso abrí un grupo en Facebook para conversar sobre el tema.
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La IA puede ser una herramienta poderosa para estas organizaciones. Ayuda, por ejemplo, a analizar grandes volúmenes de datos. También monitorea temas críticos como derechos humanos, salud pública y educación. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo destaca que la adopción responsable de la IA puede mejorar la prestación de servicios sociales y crear oportunidades de desarrollo en América Latina y el Caribe.
En Europa, esta tecnología también comienza a abrirse camino, aunque a menor velocidad que en EE. UU., donde gigantes tecnológicos como Nvidia, Google y Meta lideran la innovación.
Europa va por detrás de Estados Unidos en cuanto a grandes empresas tecnológicas. Sin embargo, sectores industriales, como el de energía y automóviles, han comenzado a integrar la IA en sus operaciones. Shell, por ejemplo, utiliza la IA para optimizar operaciones de perforación. También implementa el mantenimiento predictivo. Mientras tanto, las empresas automotrices exploran el uso de IA en sistemas de seguridad.
Sin embargo, muchas organizaciones sociales en estas regiones enfrentan un desafío aún mayor. Esto se debe a la falta de acceso y a la escasez de recursos para la capacitación. También carecen de recursos para adquirir tecnologías avanzadas.
Para abordar estos desafíos, se han creado iniciativas. Estas iniciativas promueven el uso ético y responsable de la IA en el sector social. La UNESCO ha publicado un libro recientemente. Este libro detalla las oportunidades de la IA en sectores como la educación y el trabajo en América Latina. También explica los riesgos. Organizaciones como OdiseIA trabajan activamente en soluciones que facilitan una integración ética y efectiva de la IA en las organizaciones sociales.
En un entorno donde la tecnología avanza a gran velocidad, los líderes empresariales y de organizaciones sociales deben considerar seriamente la IA para no quedar rezagados. Las investigaciones de Salesforce señalan un fenómeno inesperado: uno de cada cinco empleados es un usuario “subterráneo” de IA, aprovechando la tecnología en secreto para hacer su trabajo más eficiente. Este mensaje es claro. El cambio hacia la IA es inevitable. Resistirse solo aumentará la desconexión entre los líderes y sus equipos.
Para los sectores y organizaciones que dependen de una colaboración constante y una eficiente gestión de recursos, la falta de adopción de IA es más que una oportunidad perdida: es una barrera que limita su capacidad de generar un impacto social real y sostenible.
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