Ahorrando Energía ¿Y Kirchner?


Mientras nuestro país la crisis energética se muestra cada vez con más fuerza (Y más industrias paradas) el gobierno hace caso omiso a las recomendaciones de eficiencia y ahorro energético y sigue negando la situación.

En otros lares, se impulsan medidas ingeniosas para reducir el consumo energético como medida eficiente de lucha contra el cambio climático.

Siguiendo los pasos marcados por Taiwan, la ciudad española de Sevilla ha trazado un ambicioso plan para sustituir los semáforos halógenos e incandescentes por LEDs.

El cambio hacia el nuevo sistema será realizado gradualmente y tendrá un coste aproximado de 2,3 millones de euros pero una vez llevado a cabo ahorrará un 85% de la energía consumida hasta la fecha. Sevilla se propone reemplazar 22.170 semáforos en total, lo que reducirá el consumo anual en 3,93 millones de KWh, o el equivalente a 800 hogares.

Sevilla no es la primera ciudad española que ha comenzado el cambio, así Zaragoza y San Sebastián iniciaron el proceso hace ya unos cuantos meses.

Argentina sigue buscando medidas que la saquen de esta crisis pero se encamina a peores consecuencias: depender más de la importación de petroleo y gas de otros países y recurrir a la energía nuclear (con los peligros y las consecuencias eternas que esto genera)

La Web 2.0 en el centro de atención de los museos

Los que me conocen saben de mi interés por los estudios y los avances relacionados con Web2.0.

Luego de haber trabajado en el equipo que desarrolló y gestionó la primera plataforma de 2.0 para ONG (Una comunidad para apoyar la campaña de ballenas de Greenpeace) sigo interesado en aprender más de experiencias similares.

Si bien casi toda la bibliografía online disponible se enfoca más al mercado corporativo, encontré una nota de Carolina Gruffat interesante para compartir y debatir.

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El uso de las herraminetas Web 2.0 cobra cada vez más importancia entre los grandes museos del mundo. Hace unas semanas comentábamos la iniciativa de algunos museos norteamericanos que incorporaron sistemas de catalogación colaborativa o tagging social en sus colecciones online. Ahora el blog Comunicación cultural vuelve sobre el tema, y destaca los proyectos de algunos museos españoles que utilizan blogs, podcasts y taggs, con el objetivo de abrir nuevas formas de comunicación con los usuarios.

Estos proyectos significan importantes avances en relación con los resultados de un estudio sobre el uso de las TIC por parte de los museos y otras instituciones culturales españolas, que publicó el año pasado la revista Dosdoce. Este estudio señalaba que la mayoría de los sitios web de las instituciones culturales tenía un formato muy estático, con bajo nivel de actualización, y no ofrecía posibilidades de interacción con los usuarios.

Tan sólo un 23% de las entidades culturales analizadas ofrecía canales de comunicación colaborativa, tales como foros, blogs, etc.; y menos del 8% publicaba sus noticias o notas de prensa a través de RSS u otros servicios de sindicación de contenidos. Por último, sólo un 9% permitía descargar documentos multimedia, tales como archivos sonoros y visuales de las exposiciones, entrevistas, etc.

Contra esta tendencia, se afianzan ahora otras iniciativas: el blog del museo EducaThyssen y el de la Fundación NMAC, pensados como una espacios de reflexión y debate entre las personas interesadas en el arte contemporáneo, los museos y su función educativa. Otros proyectos destacados son los blogs de Domus Artium de Salamanca y el del Patio Herreriano de Valladolid, que busca generar nuevas vías de comunicación entre el museo y los usuarios.

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“Si seguimos a este ritmo, necesitaremos más planetas para sustentarnos”

La actividad empresarial no puede seguir basándose en modelos ideados en el pasado, cuando se pensaba que los recursos naturales eran abundantes.
Ya no es posible un crecimiento sin límites ni condenar a gran parte de la humanidad a la pobreza. Hay que pensar en formas de compartir el planeta.

Éstos son los principales desafíos que todos enfrentamos según la visión de Ernst Ligteringen, presidente de Global Reporting Initiative (GRI), organización que tiene como misión desarrollar y difundir globalmente directrices para la elaboración de informes de sostenibilidad.

Ligteringen también considera como un avance que se establezcan nuevos mecanismos para la sostenibilidad, como el mercado de carbono. Así, las empresas pueden pasar a ser parte de la solución de nuestros problemas. Vea a continuación sus principales consideraciones.

Red Ethos de Periodistas: _ ¿Usted cree en la posibilidad de que las empresas sean sostenibles?

Ernst Ligteringen: _ Las empresas en sí no son sostenibles ni pueden serlo. Debemos hablar de la sostenibilidad del planeta, como si quisiéramos permanecer en este mundo por algunas generaciones más. Si analizamos los hechos, hoy nos hace falta un planeta y medio para sustentar nuestro modo de vida en la Tierra, que incluye producción, generación de energía, transporte y consumo, entre otros aspectos.

Hemos pasado los puntos críticos en el uso de recursos naturales a mediados de los años 80. Si seguimos al mismo ritmo, serán necesarios más planetas para sustentarnos. Y no los tenemos. Gran parte de la población mundial necesita mejorar sus condiciones de vida, pues vive en extrema pobreza. Por lo tanto, tenemos que pensar cómo compartir este mundo, para que haya vida decente para todos y también para las futuras generaciones. El concepto de sostenibilidad trata de esa cuestión.

Las empresas no pueden seguir basando sus operaciones en modelos ideados en el pasado, cuando pensábamos que los recursos naturales eran abundantes. Éstos son finitos y las compañías no pueden seguir creciendo ilimitadamente y produciendo con despilfarro. Todo esto tiene que cambiar y las empresas deben formar parte de la solución del problema. Necesitamos encontrar conjuntamente una manera sostenible de repartir el planeta. Las empresas son organizaciones poderosas y no encontraremos salidas si ellas no se convencen de que deben formar parte de la solución. Nadie pide que sean caritativas.

Red Ethos de Periodistas: _ ¿De qué manera las empresas pueden integrarse a este proyecto?

Ernst Ligteringen: _ Es necesario que entiendan que sólo serán exitosas si la sociedad también tiene éxito: para los negocios hacen falta clientes, empleados, una sociedad que sea sostenible. Mantener empresas en el futuro sólo será posible si se adoptan prácticas sostenibles. Tienen que pensar colectivamente cómo construir este mundo. El problema es que generalmente no son eficientes en acciones colectivas, dada su naturaleza competitiva. Hay pocos líderes. El desafío consiste en que aprendan a actuar en conjunto.

Las compañías de seguros, por ejemplo, ya notaron que los cambios climáticos perjudican su negocio. Algunas hasta conceden premios a quienes se esfuerzan por reducir los riesgos ambientales. El mercado financiero está empezando a tener en cuenta este aspecto. Sabemos qué riesgos nos acechan, pero nos resulta difícil actuar conjuntamente. Me temo que necesitaremos pasar por una gran crisis para encontrar el mejor modo de actuar.

REP: _ ¿Qué progresos observa usted en los últimos años?

EL: _ Hemos logrado algunos. Quizá el más significativo haya sido el mercado de carbono pues supone un mecanismo para manejar la sostenibilidad. Las firmas disponen de un medio para hacer buenos negocios y volver sostenible a este mundo. Se trata de un cambio importante.

Hace pocos años, la sostenibilidad era cosa de pioneros. Una de las primeras en Europa fue The Body Shop, a comienzos de la década del 90. En esa época nadie tomaba muy en serio tales iniciativas y se llegaba a hacer bromas sobre la cuestión.

REP: _ ¿En qué medida los buenos informes pueden ayudar a las empresas y la sociedad a detener el actual proceso de insostenibilidad?

EL: _ Producir informes públicos constituye una práctica de control que puede ayudar a empresas y mercados a cambiar su forma de pensar. Los informes de sostenibilidad destacan aspectos no tenidos en cuenta en los informes eminentemente financieros. Son verdaderos ejercicios no sólo de rendición de cuentas, sino también de aprendizaje.

Si consideramos que la sostenibilidad radica en cómo repartimos este mundo, podemos llegar a entender mejor en los informes qué resultados son buenos y cuáles son malos.
Además, los buenos informes son realizados dialogando con stakeholders (partes interesadas). Sobre esa base, las empresas pueden descubrir sus riesgos, sus oportunidades y las expectativas de sus stakeholders. Muchos presidentes de compañías tienen miedo de hacerlo. Sin embargo, hay que dialogar con empleados, clientes, inversores, con la prensa. Así se puede aprender que la sostenibilidad es una preocupación de todos. Todas las empresas que aplican estas prácticas sistemáticamente destacan lo que se aprende sobre el tipo de productos y servicios que serán necesarios en el futuro, y qué acciones son consideradas aceptables en el mercado por los stakeholders.

En noviembre del 2006, un artículo publicado en la primera plana del Financial Times sobre las seis mayores firmas de auditoría del mundo mostró que todas consideran que los modelos de informe financiero son obsoletos, pues el valor de las compañías se concentra en su mayor parte en activos intangibles, como su reputación y su relación con los stakeholders. En otros tiempos era más sencillo hacer un informe, porque se trataba de internalizar el lucro y externalizar los costos al máximo.

En cambio, lo que vemos hoy es una renegociación que considera que se debe externalizar los costos de hecho y que alguien debe asumirlos. Esto implica una evolución que seguramente proseguirá en los próximos años. GRI presenta esta discusión sobre el tipo de informe que es necesario y también sobre los métodos para llevarlo a cabo, cómo ser transparente en los resultados y cómo se puede aprender analizándolos.

REP: _ ¿Qué opina sobre la experiencia brasileña?

EL: _ Brasil tiene una excelente experiencia y un número considerable de empresas pioneras. Es un país con iniciativas interesantes en varios sectores, como el energético, el de producción de alcohol y los nuevos combustibles. En el sector financiero, cabe destacar el Nuevo Mercado Bovespa ISE, que considera estas cuestiones. Allí Brasil está innovando; y también hay una prensa que pareciera estar bastante interesada en todo esto.

El tiempo pasa, nos vamos volviendo fachos

Volví de Europa. De un viaje donde conocí París y una Francia llena de inmigrantes y una mirada de desconfianza sobre ellos impulsada por el nuevo gobierno derechista.

Un Museo del Louvre lleno de obras, y vacio de gente de color (salvo los guardias de seguridad)

Llegué para votar y para ver como el Muñequito de ojos celestes festejaba su primer triunfo electoral como si fuera el carnaval carioca de un cumpleaños de 15. Sólo le faltaba cantar “Entregá el Marrón”

Mucho perepepe pero nos la van a mandar a guardar igual.

Y si, va como el tuje. Pero nos queda relajarnos y escuchar buena música.

Les dejo a Salinas.

Beatriz Sarlo escribe sobre Borges


Sabemos que Borges no buscó ser el Escritor Nacional. Borges no quiso ser canonizado, ni quiso ser santo.

En realidad, Borges fue Borges porque trabajó contra todas las formas mayores de la literatura. Ya en la década del veinte, cuando él, como el siglo, tenía poco más de veinte años, conocía los riesgos que acechan a una literatura nacional en un país periférico: el regionalismo pintoresco, el entusiasmo retórico para afirmar una voz propia que todavía no se tiene, el folclorismo nostálgico o la literatura de tesis que explique al mundo nuestra peculiaridad. En una palabra, Borges conocía los riesgos del modernismo, que todavía no había pasado del todo, y del latinoamericanismo, que entonces se respiraba en el aire de los tiempos.

Contra todo esto escribió Borges. Lo que hizo fue una operación irónica: ya que los argentinos somos una versión menor de las naciones mayores, ya que hablamos una forma &quotmenor” del español, ya que hemos llegado con algunos siglos de retraso a las bibliotecas de Occidente, transformemos estos rasgos obligados en una elección. Quiero decir: dupliquemos la apuesta, convirtamos a la marginalidad de origen en una marginalidad que se elige.

Para Borges, la pretensión más ampulosa (y, en consecuencia, más ridícula) de un escritor argentino consistía precisamente en errar este reconocimiento. Como una compadrada, Borges elige aquello que no puede rechazar. O, si se quiere más trágicamente, acepta su destino. Eso le permite, en los años cuarenta, escribir dos o tres libros de relatos que son el momento clásico de su obra y la justicia poética los coloca entre los grandes textos de este siglo. Puede escribir El Aleph y Ficciones porque, antes, había triunfado en la escritura marginal.

Borges fue Borges porque se propuso escribir sobre un poeta menor, Evaristo Carriego, porque publicó en Crítica (un diario popular, sensacionalista y chantajista) los textos &quotmenores” de Historia universal de la infamia. Borges fue Borges porque se negó a las grandes poéticas de fin de siglo y de las vanguardias (se negó al modernismo, al simbolismo, al surrealismo) y buscó una voz en las líneas menores y en la literatura gauchesca. Sin duda, leyó todo. Pero un escritor no es todo lo que lee. Un gran escritor es, más bien, todo lo que rechaza de lo que lee. Todo lo que se niega.

Por eso, el tono de Borges es atenuado. Esas dobles y triples negaciones que se leen en sus textos son formas de la atenuación, de la afirmación indirecta, de lo que los ingleses llaman el understatement, una palabra que caracteriza más que ninguna otra a Borges: decir menos de lo que se quiere decir, contar menos de lo que cualquier otro hubiera contado. Cuando Borges recuerda, admirado, el pudor de unos versos de Enrique Banchs, podemos creerle porque el pudor, la negativa a mostrar del todo, es una marca original de su propia literatura.

Borges eligió lo &quotmenor” dentro de las tradiciones mayores: el policial, la reseña de libros, las versiones de otros textos, la traducción. Se hizo experto en disfraces (una estrategia que los menores usan para superar a los mayores) y por eso escribió ensayos que son en realidad cuentos, y relatos que tienen la forma del ensayo. Por eso también, Borges tuvo la astucia de las citas. Nadie más astuto, nadie más engañador en el uso de la cita: nunca pueden creerse del todo, nunca están en el lugar completamente adecuado y, muchas veces, parecen arbitrarias, puestas como para mostrar otra cosa. Las citas no son un aparato de pruebas, no son una red de seguridad en los textos de Borges. Las citas son, por el contrario, el lugar donde un escrito se fractura y corre peligro. Solo la prosa académica piensa que es fácil seguir adelante después de una cita.

Borges citaba para no escribir y escribía para citar. Ese gesto es humilde solo en apariencia. El elogio de la lectura, que hizo muchas veces, es el elogio de la cita. El uso de la cita fue un programa de relación con la literatura mundial de la que la Argentina era una zona mínima. Quizás esto Borges lo supo antes que ningún otro.

El de Chávez, un gobierno incómodo


Una interesantisima nota de opinión del Diario Clarín.

Telma Luzzani
tluzzani@clarin.com


Es cada vez más evidente que no es sólo la defensa de la libertad de prensa lo que mete tensión al conflicto por RCTV (aunque sin duda hay, entre quienes protestan, muchos que la defienden).

La irritación contra Chávez tiene otros motivos de fondo. Algunos son internos y emanan de una sociedad ancestralmente desigual, gobernada a lo largo de su historia por una minoría blanca, a la que le produce alergia que un mulato de provincias ocupe el cargo presidencial.

También irritan ciertas políticas igualadoras de Chávez como las de salud y educación. La crítica opositora dice que es por la presencia de médicos cubanos o por los contenidos tendenciosos de los planes de estudio. Pero uno se pregunta si, en lo profundo, es eso lo que verdaderamente irrita. Y la sensación es que más que las leyes molestan sus posibles efectos. El acceso popular a bienes que hasta ahora sólo disfrutaba una minoría es vivido angustiosamente por las clases altas y medias como una pérdida del poder que da la diferencia. Y algo más: la progresiva conciencia de los pobres sobre sus derechos (en salud y educación, por ejemplo) y sobre el tiempo que estuvieron despojados de ellos, podría significar incluso una pérdida de poder real.

Algunas políticas de Chávez irritan también fuera de Venezuela. Y, otra vez, no tanto por las medidas en sí sino por lo que éstas puedan desencadenar. El caso de RCTV por ejemplo puede disparar varios interrogantes. ¿Son todos los medios democráticos? ¿Tienen obligación de serlo? ¿Ayudaron a la democracia los medios norteamericanos al apoyar acríticamente durante meses la ocupación de Irak sabiendo, como se sabía, que era dudosa la existencia de armas de destrucción masiva (sólo por poner un ejemplo entre muchos otros en el mundo)?

Se puede estar de acuerdo o no con las políticas de Chávez pero lo que es seguro es que provocan preguntas incómodas y de difícil solución. ¿Por qué es ilegal comerciar con Irán o con Cuba? ¿Corresponde expropiar las tierras fértiles que están ociosas? ¿Hay que obligar al propietario a que las vuelva productivas o, en nombre de la libertad, tiene derecho si quiere en dejarla como un yuyal? ¿Debe el Estado y las obras sociales reconocer a la homeopatía o la acupuntura también como medicinas “legítimas”? ¿Quién debe decidir qué se hace con los presupuestos, los intendentes o los ciudadanos? ¿Por qué no tomar las decisiones en asamblea popular? ¿Es justo someter a los pueblos originarios de América al derecho romano o deben ser libres de ejercer su justicia ancestral?

El gobierno de Chávez es un gobierno incómodo. Y él, con su retórica desmesurada y su falta de cintura política, contribuye con buenos motivos para quienes quieren naturalizar un sistema lleno de desigualdades o desterrar las preguntas.