La deforestación de la Amazonia, conocida como “el pulmón del mundo” por su capacidad para consumir gases de efecto invernadero y producir oxígeno, pasó de los 243 kilómetros cuadrados de agosto a 948 kilómetros cuadrados en diciembre.
Esa cifra es cuatro veces mayor a la del mismo período de 2004, indicó el Gobierno, que no entregó datos comparativos de 2005 ni 2006. “Nunca antes hemos detectado una tasa de deforestación tan alta en esta época del año”, dijo Gilberto Camara, director del Instituto Nacional para Investigación Espacial (INPE), que toma imágenes por satélite de la zona, en una rueda de prensa celebrada en Brasilia.
Entre agosto y diciembre se perdieron 3.235 kilómetros cuadrados de la mayor selva tropical del mundo, y según funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, esa cifra preliminar se duplicará cuando se analicen las imágenes por satélite de mayor resolución.
Joao Paulo Capobianco, secretario ejecutivo del Ministerio, señaló que las cifras eran “extremadamente preocupantes”. Sólo hace poco meses, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo alarde de cómo Brasil había logrado reducir la deforestación en un 50 por ciento en los dos años hasta julio de 2007.
Según el Gobierno, políticas como un mayor control sobre la tala ilegal y una mejor certificación sobre la propiedad de la tierra estaban reduciendo la deforestación, que ha destruido cerca de una quinta parte del bosque – una superficie más grande que Francia – desde la década de los 70.
Los grupos ecologistas han advertido de que el reciente aumento en los precios de las semillas podría llevar a un aumento de la deforestación, debido a que agricultores y ganaderos se adentrarían más en la selva en busca de tierras baratas.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, anunció que el Gobierno fijaría el jueves nuevas medidas para detener la deforestación en el Amazonas, cuya destrucción es responsable en buena parte del volumen de dióxido de carbono existente en la atmósfera y que produce el calentamiento global.