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Irak
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Comunicación, Marketing, Transformación Digital y Desarrollo de Fondos.
Jorge Guinzburg.
jorge@guinzburg.tv
Mirar el techo del consultorio, recostado en el diván, es el rito principal de mi terapia. Esa tarde, en cambio, algo me distrajo de mi rutina: los zapatos. No podía dejar de observar esos tacos gastados, deformados por el uso. “Tendría que haber tirado este calzado —me dije— hace mucho”.
Era imposible, acababa de estrenarlo ese día. Traté de reconstruir mi camino hasta el consultorio. Sólo había caminado tres cuadras, pero durante ese trayecto no recordaba haber hecho otra cosa que arrastrar los pies porque la depresión me impedía despegarlos del piso. De todas maneras el mío era un abatimiento esperanzado, optimista.
Había leído que un grupo de biólogos del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, acababa de descubrir una variación genética que podría predisponer a la gente a la depresión, algo así como un gen mutante que reduce la cantidad de serotonina producida por las neuronas e impide encontrar el tratamiento adecuado. Tal vez lo mío fuera eso: era víctima de un gen mutante. Incluso es posible que ese gen, en la Argentina, haya mutado más que en otros confines de la Tierra y eso exacerba nuestra percepción de lo negativo por sobre lo alentador.
El secreto para combatirlo era sacar de mi cabeza todo pensamiento negro. Comencé por quitar los zapatos de mis pies. Después luché para borrar algunos titulares de los últimos días. No era fácil, el fatídico gen no se entregaba y se empeñaba en recordarme que este año se produjo un récord de niños perdidos en nuestro país, que ya suman 205 (cuando el promedio habitual por año era de 120), que la mayoría son chicas entre 13 y 17 años que sufrieron maltrato o abuso sexual, que este año también hubo un 26 por ciento más de accidentes de tránsito, o que en Tucumán la desnutrición infantil tiene niveles más alarmantes que en el 2002.
Son, todas, noticias demasiado duras como para poder contrarrestarlas hablando de las ochenta actividades propuestas para diciembre por el Gobierno de la Ciudad para alentar el turismo. Tampoco alcanza con ponderar la ocupación hotelera a pleno, aunque el mayor porcentaje de turistas provenga de Europa y los EE.UU., de habitantes del Primer Mundo que por alguna razón —además del cambio favorable, porque Zambia es más barato y no recibe demasiadas visitas— tienen ganas de venir aquí. También era insuficiente recordar que la cartelera de teatro de Buenos Aires es una de las más importantes del mundo y la de teatro infantil, única. Ni siquiera empataba poniendo en la balanza que las reservas del Banco Central están llegando a los 20 mil millones de dólares.
Todo era poco, pero me fui entusiasmando, o tal vez el gen fue retrocediendo, y por un momento pensé que no son tan pocas las cosas buenas, si ponemos voluntad para encontrarlas.
Mientras Castells reclama en la puerta de McDonald’s por su Cajita Feliz, un grupo de científicos, dirigidos por el doctor Carlos Trainini, del Hospital Presidente Perón de Avellaneda, está llevando adelante un tratamiento contra el mal de Chagas que puede curar a más de 400 mil argentinos.
Mientras seguimos buscando un banco que se haga cargo del canje de la deuda, otros científicos argentinos, del Conicet y de la Fundación Sales, de esos que ganan poquito por su trabajo, comenzaron a probar una vacuna en pacientes que padecen melanoma, el más agresivo de los cánceres de piel.
Mientras un grupo antiabortista intenta convencer a golpes a los que piensan distinto, otro grupo de científicos, en este caso del Instituto Leloir, desarrolla otra vacuna antitumoral para el tratamiento de colon, mama y metástasis pulmonares.
Si buscamos, pareciera que hay otra Argentina, paralela y positiva a la que para descubrirla sólo hace falta que nos libremos del gen mutante de la depresión, para el que todavía nuestros científicos no encontraron vacuna. Ya lo harán.
En la primera jornada de la reunión, Estados Unidos intentó bloquear diversos encuentros que implican reconocer los problemas del cambio climático. Las ONG lo castigaron con el antipremio “Fósil del día”. Discurso de González García.
La asociación ecologista Greenpeace instaló un gran “arca de Noé” al pie del Obelisco.
Por Pedro Lipcovich
En la primera jornada de la Décima Conferencia sobre Cambio Climático –“COP-10”, que se inició ayer, en Buenos Aires, con delegados de 140 países–, 187 organizaciones no gubernamentales galardonaron a Estados Unidos con el “Fósil del día”, sarcástico premio al peor de todos, por intentar bloquear la discusión de asuntos como la situación de los pequeños países insulares cuya existencia física está en riesgo por la suba de las aguas oceánicas.
El entredicho anticipa el probable tono de esta Conferencia, la primera que tiene lugar luego de la confirmación del protocolo de Kyoto, de reducción de emisiones contaminantes, que entrarán en vigencia en febrero, tras haber sido ratificados por Rusia; sólo Estados Unidos y Australia persisten en ignorarlos.
El ministro Ginés González García, en la apertura de la Conferencia, advirtió que “en nuestro país, las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”: señaló “el retroceso de los glaciares, inundaciones, tornados, aumento de precipitaciones”, así como “el aumento del dengue y otras enfermedades”.
Sin embargo, hay que decir que todos los “fósiles del día” que se entreguen en la COP-10 castigarán a la Argentina, ya que estarán compuestos por trozos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina en vez de recurrir a la energía eólica”, según las 187 ONG.
Ayer el representante estadounidense, Harlan Watson, anunció que su país sólo firmaría un tratado que “no cause daños esenciales a la economía estadounidense y que sea verdaderamente mundial, es decir, que involucre a todos los países”.
El protocolo de Kyoto –que se firmó en 1997, pero recién empezará a aplicarse el 16 de febrero de 2005– obliga a reducir un 5,2 por ciento las emisiones producidas por combustibles fósiles, hasta 2012 y como resultado de economías de energía por países desarrollados, sin comprometer todavía a las naciones en desarrollo, que deberían empezar a bajar sus emisiones a partir de ese año.
En contraposición, Watson argumentó que “la prioridad de los países en desarrollo es reducir la pobreza”, lo cual implica “un crecimiento en su consumo de energía” y por lo tanto “el uso de combustibles fósiles”: así, los pobres deben seguir contaminando porque son pobres, y el rico no parará de contaminar mientras no pare el pobre.
Por eso Watson sostuvo que “es demasiado temprano” para hablar de compromisos a partir de 2012. Estados Unidos –que produce el 25 por ciento de los gases con efecto invernadero– y Australia son los únicos al margen del protocolo de Kyoto, luego de su reciente ratificación por Rusia.
El “Fósil del día” que las 187 ONG otorgaron a ese país tuvo por causa específica “su intento de bloquear dos encuentros: uno sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y otro sobre Desastres Naturales”, en el marco de “la política de la administración Bush a favor de bloquear todo reconocimiento de los problemas del cambio climático”.
También Arabia Saudita recibió un Fósil por su intento de recibir compensaciones por eventuales caídas de ventas de petróleo. Durante toda la Conferencia, los Fósiles de cada día serán fragmentos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, relevante porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina y construir una nueva central eléctrica con ese combustible, en lugar de explotar el inmenso potencial de energía eólica de la Patagonia”, según las ONG.
Como ministro de Salud del país anfitrión, Ginés González García preside la Conferencia: “En la Argentina, las evidencias indican que el problema es más grave y ocurre con mayor velocidad que lo anticipado”, afirmó en su discurso inaugural, y mencionó “el aumento de la frecuencia e intensidad de tormentas violentas, la recurrencia de inundaciones catastróficas, el retroceso de los glaciares, la elevación del nivel del mar, la mayor frecuencia de tornados y el aumento sostenido de precipitaciones enextensas superficies de nuestro territorio” entre los “signos de que las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”. Y destacó “un aumento de la incidencia del dengue y de otras enfermedades”.
Juan Carlos Villalonga, de la entidad Greenpeace Argentina, observó que “el hecho de que el nivel de precipitaciones en la Pampa Húmeda supere en 40 o 50 por ciento al registro histórico, exigirá readaptar toda la estructura vial, ferroviaria y de obras públicas, y la pregunta es qué países debieran pagar ese costo, resultado del calentamiento global”.
Es el tema que en estas reuniones figura como la “adaptación” de los países a cambios climáticos ya producidos. El caso más dramático es el de los pequeños países insulares del Pacífico, que se unieron ante la amenaza de su desaparición por el ascenso del nivel del mar.
Militantes de Greenpeace instalaron, frente al Obelisco, un “arca de Noé” de 30 metros de largo, para ilustrar “las consecuencias del cambio climático, que provocará millones de refugiados ambientales”: en su interior hay una muestra que empezó a ser visitada por centenares de personas.
Una interesante nota en el New York Times sobre la nueva realidad china.
Letra de Enrique Cadícamo
Musica de Juan Carlos Cobian
Compuesto en 1936
Quiero emborrachar mi corazón
para olvidar un loco amor
que más que amor es un sufrir…
Y aqui vengo para eso,
a borrar antiguos besos
en los besos de otras bocas.
Si su amor fue flor de un dia,
por que causa es siempre mia
esta cruel preocupación.
Quiero, por los dos, mi copa alzar
para olvidar mi obstinación,
y más la vuelvo a recordar.
Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración…
Angustias
de sentirme abandonado
y sentir que otro a su lado
pronto, pronto le hablara de amor…
Hermano,
yo no quiero rebajarme
ni pedirle ni rogarle
ni decirle que no puedo más vivir.
Desde mi triste soledad
vere caer las rosas muertas
de mi juventud.
Gime, bandoneón, tu tango gris
quizas a ti te hiera igual
algun amor sentimental…
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas.
Si las copas traen consuelo,
aqui estoy con mi desvelo
para ahogarlo de una vez.
Quiero emborrachar al corazón
para después poder brindar
por los fracasos del amor.
Never seek to tell thy love,
Love that never told can be;
For the gentle wind doth move
Silently, invisibly.
I told my love, I told my love,
I told her all my heart,
Trembling, cold, in ghastly fears.
Ah! she did depart!
Soon after she was gone from me,
A traveller came by,
Silently, invisibly:
He took her with a sigh.
William Blake
Clar�n.com > Deportes > Racing meti� quinta con lujos y goles
¿Por qué no empezamos antes?
De las palabras a los hechos
Unas diez obras del artista plástico fueron destrozadas anoche por cinco fanáticos. La sala fue momentáneamente clausurada, pero la muestra reabriría hoy. Detuvieron a los agresores.
Por Mariano Blejman
Al grito de “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey, carajo!”, intempestivamente uno de los cinco –¿o tal vez más?– devotos que habían hecho la cola como cualquier mortal para ingresar a la muestra de León Ferrari comenzó los destrozos. Por lo menos otros dos lo acompañaron en la acción: tomaron varias de las obras de arte (la mayoría botellas) que pertenecían a la retrospectiva de Ferrari montada en el Centro Cultural Recoleta, y comenzaron a romperlas contra el piso (o contra ellas mismas) y a amenazar a los 80 espectadores que recorrían el lugar, hiriendo a una de ellas, llamada Silvia Ibarra, quien también comparecerá como testigo.
Unas ocho o diez obras de la valiosa retrospectiva trabajadas con vidrio –algunas de las cuales tenían preservativos con la caricatura del Papa– fueron destrozadas aproximadamente a las 20.20 de ayer. La muestra tiene unas 400 obras. Ayer a la noche, el secretario de Cultura porteño Gustavo López llamó a la paz: “Se trata sólo de una obra de arte”, dijo en el lugar. Los cinco agresores, señalados por los testigos, fueron detenidos por efectivos de la comisaría 19, a cargo del subcomisario Souto.
Según testigos consultados por Página/12, la policía tardó más de cinco minutos en ingresar desde la puerta del Recoleta hasta la sala Cronopios, ubicada a 50 metros. Una vez detenidos, los cinco hombres –cuyos nombres no trascendieron– fueron trasladados esposados a la comisaría ubicada en Charcas y Anchorena. Los acompañaron numerosos testigos dispuestos a prestar declaración. La sala fue momentáneamente clausurada, aunque autoridades del Recoleta aseguraron que la muestra seguiría hoy en pie.
El día había sido demasiado tranquilo, según la propia directora del Centro Cultural Recoleta, Nora Hochbaum, contó a este diario. No había habido desmanes, ni provocaciones, a pesar de la diatriba del cardenal Jorge María Bergoglio, que había instado a repudiar la obra de Ferrari, a la que se sumaron varios prelados. Uno de los implicados, de camisa celeste, dos o tres de camisas negras y uno que vestía una remera blanca habían ingresado haciendo la cola normalmente. La testigo Silvia Ibarra llegó a eso de las 18.15.
Había aguantado una media hora de cola, y después de un rato de dar vueltas por la sala Cronopios escuchó a sus espaldas ruidos fuertes. “Uno de los hombres de camisa celeste rompía las botellas y amenazaba a la gente con vidrios rotos. Cuando quise detenerlo me tiró contra una estructura de vidrio, que cayó al piso y me lastimó el pie.” Uno de ellos, de camisa blanca, dijo ser periodista aunque Ibarra declaró que había defendido a los atacantes. Laura dal Poggetto estaba en la cola para entrar detrás del grupo de hombres, de gran porte, y escuchó cuando comentaban: “así que ésta es la famosa muestra”.
Pocos minutos después, Dal Poggetto vio cómo los hombres se ensañaban contra la obra de Ferrari al grito de “Viva Cristo Rey”.
También estaba el periodista Manuel Vetrone, que vio al hombre de camisa celeste ensañarse con las botellas. Curiosamente, un abogado salió a defenderlos.
Juan Carrillo, en ese momento a cargo de la seguridad privada de la empresa Protection Search, contó que había tres guardias dedicados al cuidado de la muestra pero sólo uno estaba en la sala propiamente dicha en el momento del incidente.
Es Jorge Boesing –quien ya el día de la inauguración sacó de la sala a otro que intentó romper una de las botellas–. “Cuando intenté detenerlos, uno quiso atacarme con la botella”, contó.
También estaba Liliana Piñeiro, jefa del departamento de Artes Visuales del Recoleta, quien al escuchar los ruidos en la sala corrió a la puerta buscando a la policía. Los detenidos fueron abucheados por los testigos, aunque se escuchó a un hombre de barba decirles por lo bajo: “Quédense tranquilos que ya está todo arreglado”.
El ex cavallista Guillermo Cantini fue el encargado de pedir anoche una acción de privilegio contra el abogado Ricardo Monner Sans, con el argumento de que había agraviado al cuerpo en su conjunto.
El letrado, en realidad, había denunciado sólo a los 71 diputados que pidieron el juicio político contra un camarista que desbarató una maniobra judicial de Raúl Moneta. Desde las bancas, sus colegas denunciados lo acompañaron con aplausos y la mayoría acompañó a mano alzada la iniciativa. Quedó claro que el ex banquero no sólo tiene amigos en Tribunales.