Bush: El mundo se va a la mierda por tu culpa. ARRANCO CON CRITICAS A EE.UU. LA CONFERENCIA DEL CAMBIO CLIMATICO

En la primera jornada de la reunión, Estados Unidos intentó bloquear diversos encuentros que implican reconocer los problemas del cambio climático. Las ONG lo castigaron con el antipremio “Fósil del día”. Discurso de González García.



La asociación ecologista Greenpeace instaló un gran “arca de Noé” al pie del Obelisco.

Por Pedro Lipcovich



En la primera jornada de la Décima Conferencia sobre Cambio Climático –“COP-10”, que se inició ayer, en Buenos Aires, con delegados de 140 países–, 187 organizaciones no gubernamentales galardonaron a Estados Unidos con el “Fósil del día”, sarcástico premio al peor de todos, por intentar bloquear la discusión de asuntos como la situación de los pequeños países insulares cuya existencia física está en riesgo por la suba de las aguas oceánicas.

El entredicho anticipa el probable tono de esta Conferencia, la primera que tiene lugar luego de la confirmación del protocolo de Kyoto, de reducción de emisiones contaminantes, que entrarán en vigencia en febrero, tras haber sido ratificados por Rusia; sólo Estados Unidos y Australia persisten en ignorarlos.

El ministro Ginés González García, en la apertura de la Conferencia, advirtió que “en nuestro país, las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”: señaló “el retroceso de los glaciares, inundaciones, tornados, aumento de precipitaciones”, así como “el aumento del dengue y otras enfermedades”.

Sin embargo, hay que decir que todos los “fósiles del día” que se entreguen en la COP-10 castigarán a la Argentina, ya que estarán compuestos por trozos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina en vez de recurrir a la energía eólica”, según las 187 ONG.

Ayer el representante estadounidense, Harlan Watson, anunció que su país sólo firmaría un tratado que “no cause daños esenciales a la economía estadounidense y que sea verdaderamente mundial, es decir, que involucre a todos los países”.

El protocolo de Kyoto –que se firmó en 1997, pero recién empezará a aplicarse el 16 de febrero de 2005– obliga a reducir un 5,2 por ciento las emisiones producidas por combustibles fósiles, hasta 2012 y como resultado de economías de energía por países desarrollados, sin comprometer todavía a las naciones en desarrollo, que deberían empezar a bajar sus emisiones a partir de ese año.

En contraposición, Watson argumentó que “la prioridad de los países en desarrollo es reducir la pobreza”, lo cual implica “un crecimiento en su consumo de energía” y por lo tanto “el uso de combustibles fósiles”: así, los pobres deben seguir contaminando porque son pobres, y el rico no parará de contaminar mientras no pare el pobre.

Por eso Watson sostuvo que “es demasiado temprano” para hablar de compromisos a partir de 2012. Estados Unidos –que produce el 25 por ciento de los gases con efecto invernadero– y Australia son los únicos al margen del protocolo de Kyoto, luego de su reciente ratificación por Rusia.

El “Fósil del día” que las 187 ONG otorgaron a ese país tuvo por causa específica “su intento de bloquear dos encuentros: uno sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y otro sobre Desastres Naturales”, en el marco de “la política de la administración Bush a favor de bloquear todo reconocimiento de los problemas del cambio climático”.

También Arabia Saudita recibió un Fósil por su intento de recibir compensaciones por eventuales caídas de ventas de petróleo. Durante toda la Conferencia, los Fósiles de cada día serán fragmentos de carbón de Río Turbio, “símbolo de un modo sucio de producir electricidad, relevante porque el gobierno argentino decidió reactivar esta mina y construir una nueva central eléctrica con ese combustible, en lugar de explotar el inmenso potencial de energía eólica de la Patagonia”, según las ONG.

Como ministro de Salud del país anfitrión, Ginés González García preside la Conferencia: “En la Argentina, las evidencias indican que el problema es más grave y ocurre con mayor velocidad que lo anticipado”, afirmó en su discurso inaugural, y mencionó “el aumento de la frecuencia e intensidad de tormentas violentas, la recurrencia de inundaciones catastróficas, el retroceso de los glaciares, la elevación del nivel del mar, la mayor frecuencia de tornados y el aumento sostenido de precipitaciones enextensas superficies de nuestro territorio” entre los “signos de que las consecuencias del calentamiento terrestre están ocurriendo ya”. Y destacó “un aumento de la incidencia del dengue y de otras enfermedades”.

Juan Carlos Villalonga, de la entidad Greenpeace Argentina, observó que “el hecho de que el nivel de precipitaciones en la Pampa Húmeda supere en 40 o 50 por ciento al registro histórico, exigirá readaptar toda la estructura vial, ferroviaria y de obras públicas, y la pregunta es qué países debieran pagar ese costo, resultado del calentamiento global”.

Es el tema que en estas reuniones figura como la “adaptación” de los países a cambios climáticos ya producidos. El caso más dramático es el de los pequeños países insulares del Pacífico, que se unieron ante la amenaza de su desaparición por el ascenso del nivel del mar.

Militantes de Greenpeace instalaron, frente al Obelisco, un “arca de Noé” de 30 metros de largo, para ilustrar “las consecuencias del cambio climático, que provocará millones de refugiados ambientales”: en su interior hay una muestra que empezó a ser visitada por centenares de personas.

Nostalgias

Letra de Enrique Cadícamo

Musica de Juan Carlos Cobian

Compuesto en 1936



Quiero emborrachar mi corazón

para olvidar un loco amor

que más que amor es un sufrir…

Y aqui vengo para eso,

a borrar antiguos besos

en los besos de otras bocas.

Si su amor fue flor de un dia,

por que causa es siempre mia

esta cruel preocupación.

Quiero, por los dos, mi copa alzar

para olvidar mi obstinación,

y más la vuelvo a recordar.

Nostalgias

de escuchar su risa loca

y sentir junto a mi boca

como un fuego su respiración…

Angustias

de sentirme abandonado

y sentir que otro a su lado

pronto, pronto le hablara de amor…

Hermano,

yo no quiero rebajarme

ni pedirle ni rogarle

ni decirle que no puedo más vivir.

Desde mi triste soledad

vere caer las rosas muertas

de mi juventud.

Gime, bandoneón, tu tango gris

quizas a ti te hiera igual

algun amor sentimental…

Llora mi alma de fantoche

sola y triste en esta noche,

noche negra y sin estrellas.

Si las copas traen consuelo,

aqui estoy con mi desvelo

para ahogarlo de una vez.

Quiero emborrachar al corazón

para después poder brindar

por los fracasos del amor.

Pelotudos hay en todos lados.

De las palabras a los hechos

Unas diez obras del artista plástico fueron destrozadas anoche por cinco fanáticos. La sala fue momentáneamente clausurada, pero la muestra reabriría hoy. Detuvieron a los agresores.

Por Mariano Blejman

Al grito de “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey, carajo!”, intempestivamente uno de los cinco –¿o tal vez más?– devotos que habían hecho la cola como cualquier mortal para ingresar a la muestra de León Ferrari comenzó los destrozos. Por lo menos otros dos lo acompañaron en la acción: tomaron varias de las obras de arte (la mayoría botellas) que pertenecían a la retrospectiva de Ferrari montada en el Centro Cultural Recoleta, y comenzaron a romperlas contra el piso (o contra ellas mismas) y a amenazar a los 80 espectadores que recorrían el lugar, hiriendo a una de ellas, llamada Silvia Ibarra, quien también comparecerá como testigo.



Unas ocho o diez obras de la valiosa retrospectiva trabajadas con vidrio –algunas de las cuales tenían preservativos con la caricatura del Papa– fueron destrozadas aproximadamente a las 20.20 de ayer. La muestra tiene unas 400 obras. Ayer a la noche, el secretario de Cultura porteño Gustavo López llamó a la paz: “Se trata sólo de una obra de arte”, dijo en el lugar. Los cinco agresores, señalados por los testigos, fueron detenidos por efectivos de la comisaría 19, a cargo del subcomisario Souto.



Según testigos consultados por Página/12, la policía tardó más de cinco minutos en ingresar desde la puerta del Recoleta hasta la sala Cronopios, ubicada a 50 metros. Una vez detenidos, los cinco hombres –cuyos nombres no trascendieron– fueron trasladados esposados a la comisaría ubicada en Charcas y Anchorena. Los acompañaron numerosos testigos dispuestos a prestar declaración. La sala fue momentáneamente clausurada, aunque autoridades del Recoleta aseguraron que la muestra seguiría hoy en pie.

El día había sido demasiado tranquilo, según la propia directora del Centro Cultural Recoleta, Nora Hochbaum, contó a este diario. No había habido desmanes, ni provocaciones, a pesar de la diatriba del cardenal Jorge María Bergoglio, que había instado a repudiar la obra de Ferrari, a la que se sumaron varios prelados. Uno de los implicados, de camisa celeste, dos o tres de camisas negras y uno que vestía una remera blanca habían ingresado haciendo la cola normalmente. La testigo Silvia Ibarra llegó a eso de las 18.15.

Había aguantado una media hora de cola, y después de un rato de dar vueltas por la sala Cronopios escuchó a sus espaldas ruidos fuertes. “Uno de los hombres de camisa celeste rompía las botellas y amenazaba a la gente con vidrios rotos. Cuando quise detenerlo me tiró contra una estructura de vidrio, que cayó al piso y me lastimó el pie.” Uno de ellos, de camisa blanca, dijo ser periodista aunque Ibarra declaró que había defendido a los atacantes. Laura dal Poggetto estaba en la cola para entrar detrás del grupo de hombres, de gran porte, y escuchó cuando comentaban: “así que ésta es la famosa muestra”.

Pocos minutos después, Dal Poggetto vio cómo los hombres se ensañaban contra la obra de Ferrari al grito de “Viva Cristo Rey”.

También estaba el periodista Manuel Vetrone, que vio al hombre de camisa celeste ensañarse con las botellas. Curiosamente, un abogado salió a defenderlos.

Juan Carrillo, en ese momento a cargo de la seguridad privada de la empresa Protection Search, contó que había tres guardias dedicados al cuidado de la muestra pero sólo uno estaba en la sala propiamente dicha en el momento del incidente.

Es Jorge Boesing –quien ya el día de la inauguración sacó de la sala a otro que intentó romper una de las botellas–. “Cuando intenté detenerlos, uno quiso atacarme con la botella”, contó.

También estaba Liliana Piñeiro, jefa del departamento de Artes Visuales del Recoleta, quien al escuchar los ruidos en la sala corrió a la puerta buscando a la policía. Los detenidos fueron abucheados por los testigos, aunque se escuchó a un hombre de barba decirles por lo bajo: “Quédense tranquilos que ya está todo arreglado”.

AMIGOS

El ex cavallista Guillermo Cantini fue el encargado de pedir anoche una acción de privilegio contra el abogado Ricardo Monner Sans, con el argumento de que había agraviado al cuerpo en su conjunto.

El letrado, en realidad, había denunciado sólo a los 71 diputados que pidieron el juicio político contra un camarista que desbarató una maniobra judicial de Raúl Moneta. Desde las bancas, sus colegas denunciados lo acompañaron con aplausos y la mayoría acompañó a mano alzada la iniciativa. Quedó claro que el ex banquero no sólo tiene amigos en Tribunales.

Subte D

Por Sandra Russo

Subte D, viernes, ocho de la noche. No mucha gente. Ya pasó la hora pico. Todos los asientos están ocupados, pero no son tantos los que van parados. Entre ellos hay un pequeño grupo de turistas norteamericanos muy jóvenes, cuatro o cinco. Hablan muy fuerte su lenguaje gomoso que parece extraído de HBO.

En la estación Tribunales suben tres nenas pobres y desarregladas, aunque a ninguna de las tres les faltan sus trenzas. ¿Qué querrá decir una trenza en la cabeza de una nena pobre? ¿Qué mano y con qué propósito la habrá hecho? ¿A qué hora? ¿Habrá, esa mano, acariciado esa cabeza después de terminar de hacer la trenza? Dejan este tipo de dudas estas nenas. Una de ellas empieza a cantar una canción de Ricky Martin. Canta muy mal, pero su voz aflautada llena el vagón y, apenas termina, comienza su recorrido para recolectar monedas.

Las otras dos nenas la siguen, como excéntricos guardaespaldas. La nena estira la mano ante un oficinista con cara de agotado. El mete la mano en el bolsillo y extiende cincuenta centavos. La nena agarra la moneda, pero en lugar de embolsarla y seguir su recorrido, agarra también la mano del oficinista, que se pone ligeramente en guardia. La nena se estira hacia la mejilla de él. Estampa un beso ahí. El oficinista sonríe. Dice: “De nada”, porque la nena después del beso le dijo: “Gracias”. La nena sigue el recorrido en la misma fila de asientos. Todos los pasajeros dan monedas y con todos se repite el rito. Gracias, de nada, beso.

“Increíble”, dice uno de los norteamericanos. No les resulta increíble la pobreza, ni la mendicidad infantil, sino el contacto físico al que ninguno de los pasajeros de ese asiento se ha resistido. Les resulta increíble que mejillas oficinistas, tribunalicias o universitarias –ya vamos por la estación Facultad de Medicina– se ofrenden para esa ceremonia que, a juzgar por las caras de todos, les resulta, se diría, hasta reconfortante.

“¿Acaso soy el guardián de mi hermano?”, le dice Caín a Dios. El filósofo Emmanuel Lévinas, en Filosofía, justicia y amor, analiza esa frase. “No hemos de interpretar la respuesta de Caín como si él se burlase de Dios, o como si respondiese como un niño: ‘No he sido yo, ha sido otro’. La respuesta de Caín es sincera. En su respuesta falta únicamente lo ético; sólo hay ontología: yo soy yo y él es él. Somos seres ontológicamante separados.”

El sociólogo Zygmunt Bauman, en Etica posmoderna, toma a Lévinas para explicar cuáles son los supuestos que tras la caída de la modernidad unen a las personas, y cuáles son los lazos ante los que presuponemos debe emerger cierto tipo de responsabilidad. La nena es la nena, el oficinista es el oficinista. Ontología pura. “¿Dónde está tu hermano?”, le preguntó Dios a Caín. “¿Soy acaso el guardián de mi hermano?”, es una respuesta que no da cuenta de ningún lazo, de ningún contrato, de ninguna responsabilidad. Dice Bauman: “La filosofía es una ética… la ética es antes que la ontología… la relación moral es antes que el ser”. La ética, en otras palabras, implica “descomponer identidades”, implica que Caín sea menos Caín, no tan Caín. La ética implica superar el ser hasta llegar a un mejor ser: la ética, en fin, implica sentir cierta responsabilidad por el prójimo, implica emparentarse incluso con una nena pobre que canta una canción de Ricky Martin en el subte.

La responsabilidad hacia el otro es, de acuerdo con estos filósofos de la ética, no el producto de un compromiso ni de una decisión personal sino más bien una convicción y una disposición al acto que nos viene de lo más profundo de esa identidad que se descompone. Se descompone el individuo para dejar aflorar lazos entre individuos. “La responsabilidad ilimitada en la que me encuentro proviene del otro lado de mi libertad”, dice Lévinas.

Los filósofos hablan difícil. Creo entender, esta noche en el subte, que la mejilla del oficinista puesta en contacto directo con la mejilla de la nena pobre dice algo sobre la parte blanda de la condición humana. La piel tempranamente áspera de la cara de la nena ha encontrado en el roce rápido contra la mejilla del oficinista un eco perdido de una respuesta que no es la de Caín sino la de alguien que de alguna manera vaga y misteriosa se siente responsable de su hermano.