En la página 920 de su libro de memorias, Bill Clinton recuerda: “Volé a Nigeria para ver al presidente Olusegun Obasanjo. Quería apoyar sus esfuerzos por combatir el sida antes de que alcanzara los niveles de los países del sur africano y para resaltar la reciente sanción parlamentaria del Tratado Africano de Comercio, que yo confiaba ayudaría a la comprometida economía argentina”. Qué gesto más generoso de parte del líder demócrata. Y Río de Janeiro, como se sabe, es la capital de la Argentina.
“La administración Bush ha engañado al pueblo estadounidense. Ha aislado a los Estados Unidos, como lo han señalado diplomáticos y mandos militares norteamericanos. Sus torpezas en Irak han dado nueva y terrible vida al culto de la muerte defendido por Osama Bin Laden.”
(De un editorial del conservador diario británico Financial Times.)
He visto que por lo general se llega a Foucault con ideas raras: se piensa que está mucho más cerca del marxismo de lo que está, o que es una especie de crítico cultural, alguien que se especializa en la denuncia de las maldades del poder
Michel Foucault cautivó a generaciones de intelectuales, pero, a 20 años de su muerte, recién ahora se lo empieza a estudiar en serio. Un monumental vocabulario foucaultiano, de Edgardo Castro, y una reflexión de Oscar Terán: ¿cómo fue recibida su obra en la Argentina?
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IVANA COSTA.
Si hubiera que situar a Michel Foucault en el pensamiento contemporáneo, se lo llamaría estructuralista (en líneas generales, quien aplica el modelo lingüístico a distintos campos del conocimiento) o se lo podría considerar el más célebre postestructuralista, ya que dio forma propia a ese legado. El, sin embargo, prefería colocarse en la tradición más venerable que inició Immanuel Kant, de quien se consideraba heredero directo. En el artículo “Michel Foucault” que él mismo escribió para el Dictionnaire des philosophes —bajo el seudónimo de Maurice Florence— eso dice: “En la medida en que Foucault puede ser ubicado dentro de la tradición filosófica, hay que ubicarlo en la tradición kantiana, y su proyecto podría llamarse una historia crítica del pensamiento”, que no debe confundirse con una historia de las ideas, o sea “con el análisis de los errores que se detectan luego de cometidos o con el desciframiento de las malas interpretaciones asociadas con estos errores sobre las que se apoya lo que hoy pensamos”. Su historia crítica del pensamiento es, en cambio, el análisis de las condiciones bajo las cuales se formaron o modificaron ciertas relaciones entre sujeto y objeto. No es —dice Foucault— el relevamiento de progresivas adquisiciones sino el estudio de las formas según las cuales los discursos se articulan en un dominio (la locura, la delincuencia, la sexualidad). Así, en Las palabras y las cosas (1966) Foucault analizó el desarrollo, entre los siglos XVIII y XIX, de las ciencias humanas: economía, ciencia natural, lingüística; y las estudió como conocimientos “objetivos” en relación con un “sujeto” (el Hombre) que —dice allí— es apenas “una formación discursiva destinada a desaparecer”.
Este proyecto metodológico, que Foucault había comenzado por su interés en el tratamiento de la sinrazón, prosiguió luego en textos como Arqueología del saber (1969) y Vigilar y castigar (1975), entre otros. Poco antes de su muerte, en una entrevista, le preguntaron a Foucault si había que tomarlo por un idealista, nihilista, anti-marxista, anarquista o neoconservador. Foucault contestó orgulloso que había transitado casi todas esas veredas y aun otras más espurias “una tras otra y hasta simultáneamente. Ninguna de estas descripciones importa por sí —decía— pero en conjunto significan algo. Y admito que me gusta lo que significan”.
Quizá haya que atribuir en parte el inmenso atractivo que sigue ejerciendo Michel Foucault a esta vocación por coquetear con todas las formas de pensamiento y a su habilidad para rechazarlas luego con elegancia y lucidez. En lo que va del año —el vigésimo aniversario de su muerte (se cumple el 25 de junio)— ya se publicaron en la Argentina cuatro libros sobre distintos aspectos de su vida y obra. Se trata de Michel Foucault. Glosario epistemológico, de Sergio Albano (Editorial Quadrata), San Foucault. Para una hagiografía gay, de David Halperín (reedición 2004 de El cuenco de plata), El infrecuentable Michel Foucault, compilación de ensayos coordinada por Didier Eribon (Letra Viva), y El vocabulario de Michel Foucault, de Edgardo Castro (Prometeo). Historiadores, sociólogos, estudiosos de la filosofía, la crítica cultural, el psicoanálisis, todos beben de la fuente Foucault por su modo de hacer filosofía y literatura.
En una historia intelectual que abarcó de 1954 a 1984, Foucault elaboró textos provocadores, críticas airadas, pobló las ciencias sociales de un vocabulario técnico fructífero que en muchas ocasiones tomó prestado —reformulado, actualizado—, de la Antigüedad; polemizó con el existencialismo, el marxismo, el humanismo cristiano, el liberalismo, y al fin sedujo a partidarios de todas estas corrientes por un ejercicio más intenso que sistemático del pensamiento crítico. Pero ¿sedujo o dejó sin habla? Porque, ¿quién querría colocarse en la vereda de enfrente de un francotirador tan talentoso? ¿Con qué argumentos podría contrarrestar su habilidad para reconducir el discurso o la formulación de los problemas?
Foucault se valió también de un lenguaje accesible, a veces burlón y de un buscado registro oral, escurridizo y suficientemente amplio como para causar admiración y perplejidad. Es cierto que muchos de sus “escritos” son ediciones de los cursos que dictó en el Collège de France (como Los anormales, El poder psiquiátrico, Hay que defender la sociedad y Hermenéutica del sujeto) o en Estados Unidos (como el seminario Coraje y verdad, publicado con traducción de Tomás Abraham en El último Foucault). Pero más allá de esta circunstancia editorial, el mismo Foucault parece haber desarrollado una escritura “oral” en la que son recurrentes, por ejemplo, las reiteraciones de verbos en infinitivo. En especial este tipo de recurso es copiado y reproducido hasta el hartazgo por exégetas, semiólogos, dramaturgos, periodistas y críticos de arte como un modo de invocar la riqueza conceptual del maestro que, decididamente, no ha iluminado a tantos discípulos.
Foucault sabía pronunciarse de manera sutil, llegado el caso, y disparar sus objeciones dando un rodeo, sin nombrar a su blanco. En el primero de los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad —por tomar un caso—. sitúa la cuestión de la sexualidad en la problemática más amplia de la circulación de los discursos, y cuestiona la eficacia del “encarnizamiento en hablar del sexo en términos de represión”. “Hablar contra los poderes, decir la verdad y prometer el goce —escribe—; ligar entre sí la iluminación, la liberación y múltiples voluptuosidades (…). He ahí lo que sostiene en nosotros ese encarnizamiento: he ahí lo que quizás también explica el valor mercantil atribuido no sólo a todo lo que del sexo se dice, sino al simple hecho de prestar oído a aquellos que quieren eliminar sus efectos.
Después de todo —concluye— somos la única civilización en la que ciertos encargados reciben retribución para escuchar a cada cual hacer confidencias sobre su sexo, como si el deseo de hablar de él y el interés que se espera hubiese desbordado las posibilidades de la escucha, algunos han puesto sus oídos en alquiler.” Sin mencionarlo, ataca, sarcástico y agudo, al psicoanálisis, cuyos cultores procesan de tal modo la palabra foucaultiana que logran sortear su crítica. Pocas veces en la historia de las ideas convivieron tan a gusto el tábano y el buey.
Un diccionario útil y exhaustivo
Entre los varios trabajos sobre Foucault que se han publicado este año en la Argentina, el más audaz, ambicioso, útil y bien logrado es “El vocabulario de Michel Foucault”, de Edgardo Castro.
Se trata de un formidable trabajo académico —editado por Prometeo y la Universidad Nacional de Quilmes— que lleva el subtítulo “Un recorrido alfabético por sus temas, conceptos y autores”. En el prólogo, Castro, que dictó seminarios de filosofía contemporánea en la UBA y sigue haciéndolo en la Universidad Nacional de La Plata, advierte el riesgo de la empresa que ha iniciado, que puede bien confundirse con aquella clasificación de los animales en la enciclopedia china que había imaginado Borges y que Foucault citó al comienzo de Las palabras y las cosas.
Como aquella clasificación, el vocabulario “podría ser sólo el esfuerzo para encontrarle un lugar común a lo que parece no tenerlo”, teniendo en cuenta que, como también ha visto Castro, el mismo Foucault subrayaba el carácter fragmentario e hipotético de su trabajo, “su renuncia a elaborar teorías acabadas y su horror por la totalidad”. Pero podría ser el caso de que ese espacio común existiera. Castro hace propias, allí, las palabras de Foucault: “No escribo para un público, escribo para usuarios, no para lectores”.
Los usuarios de este vocabulario van a valorar su riguroso recuento de términos, conceptos y personas ordenados alfabéticamente. De cada una de las voces (inclusive de las mismas voces utilizadas con grafías diferentes), Castro releva todas sus apariciones dentro de la obra foucaultiana y luego identifica, en cada caso, en qué textos aparece y en qué página. La palabra griega hupomnémata, por ejemplo, que Foucault utiliza en el sentido de “guías de conducta”, aparece en total 48 veces, distribuidas en las páginas de Dichos y escritos IV y en Hermenéutica del sujeto. Las voces remiten o bien a conceptos específicamente foucaultianos, como “episteme” o “discontinuidad”, o bien a autores que marcaron la obra de Foucault: filósofos clásicos y modernos como Platón, Kant, Hegel, pero también académicos con quienes tuvo una relación estrecha, como el comentador de Hegel Jean Hyppolite, a quien Foucault sucedió en el Collège de France, o como el helenista Pierre Hadot, cuya obra y comentarios fueron esenciales para inspirar e iluminar la propia lectura foucaultiana de los griegos. Finalmente hay entradas que remiten a los grandes temas de Foucault, como poder, locura, psiquiatría. Así, Castro logra abordar algunos aspectos menos tratados del pensamiento foucaultiano: su interpretación de los antiguos (a través de términos como aphrodisia, divinatio o epithymía) y su hipótesis sobre la formación de la racionalidad política moderna.
“Para Foucault —explica Castro, en diálogo con Ñ—, la clave del poder no es la disciplina, como se repite a menudo, sino la normalización y la politización de la vida. Es en la relación entre esta bio-política y liberalismo, donde aparece el análisis más certero de Foucault. El funcionamiento del poder es en torno a la vida; el verdadero objeto de la política es la vida, y eso es cada vez más explícito en nuestras sociedades.”
– —¿Vida entendida cómo?
– —Como la vida animal, biológica. La política de la vida es el gran invento de la racionalidad política moderna. El debate actual es hasta dónde esto es realmente moderno o —como dice Giorgio Agamben— esto ya está en la clásica noción de soberanía.
– —¿Cuál es el uso que hace Foucault de los antiguos?
– —Tiene con ellos una relación ambigua: le fascinan pero los considera un gran error (por ejemplo, en la medida en que la ética clásica es una ética elitista). A su vez, no puede valerse de la filosofía antigua con nostalgia. Creo que llega a ella por dos razones: necesita plantear una forma de acción política que no sea revolucionaria, cuyos cambios no se expresan bajo la forma de la toma de conciencia o de la ideología, y se nutre de los antiguos para ver la articulación entre el gobierno de los otros (la política) y el gobierno de sí mismo (la ética). En relación con una genealogía de las formas de poder, Foucault se pregunta si es posible un poder no disciplinario y encuentra que los antiguos efectivamente lo tenían. Asimismo, su lectura de la Antigüedad no es corriente: valora el helenismo, trata de que este periodo arroje luz sobre la Modernidad y renueva el canon al rescatar textos poco transitados, como la Económica del pseudo-Aristóteles.
– —¿Foucault era un pensador sistemático?
– —No estrictamente, pero sí hay una problemática que domina su obra: el sujeto o, si se quiere, la relación entre historia y sujeto. La relación de Foucault con la historia también es ambigua: critica las filosofías de la historia y hasta toma prestada la palabra arqueología para no usar “historia” pero termina escribiendo historias, y tiende a plantear en términos históricos las antítesis conceptuales. Según él, la historia de los códigos es relativamente más estable y lo que cambia, en cada caso, es el modo de problematización. En relación con el poder, por ejemplo, no tiene sentido plantearse si es bueno o malo porque uno nunca está por fuera de las relaciones de poder: la cuestión es cómo estas relaciones se forman históricamente.
– —¿En qué medida sus propias clases sobre Foucault fueron inspiración para esta tarea?
– —Ahora no estoy dictando Focault en la facultad: creo que cada tanto hay que tomarse un descanso. Pero he visto que por lo general se llega a Foucault con ideas raras: se piensa que está mucho más cerca del marxismo de lo que está, o que es una especie de crítico cultural, alguien que se especializa en la denuncia de las maldades del poder. Yo entiendo: es fàcil ver en la tesis disciplinaria un aspecto sociológico, pero para Foucault la disciplina es un caso de otro problema más amplio: la normalización. Vigilar y castigar no es un libro de sociología: no describe una sociedad sino un ideal.
– —¿Esto es una falla de la divulgación que su pensamiento ha tenido? ¿No se presta acaso Foucault a esa distorsión?
– —Creo que la tendencia a canibalizar a un autor siempre existe, pero hay aspectos de cierta recepción local de Foucault francamente extraños. Aquí, por ejemplo, se suele ignorar el diálogo muy estrecho que Foucault establece con Husserl en Las palabras y las cosas, o también su relación con Kant, en cuyo proyecto filosófico Foucault quiere explícitamente inscribirse. Aquí hubo una recepción más sociológica que filosófica y también una recepción del mundo psi. Ahora, por qué los psicoanalistas se sienten tan atraídos por Foucault es un misterio: Foucault y Deleuze son dos autores antipsicoanalíticos, y ambos hacen una crítica política al psicoanálisis muy adecuada, a mi modo de ver. La crítica de Foucault a la sociedad disciplinaria, sobre la que tiene una visión bien negativa, es una crítica de la sociedad de normalización, pero el psicoanálisis es para él una de las estrategias de la normalización. Por eso debemos llegar a una lectura filosófica de Foucault.
– —¿Cuál sería la diferencia entre esta lectura y las otras?
– —Sería una lectura a partir de los problemas de la tradición filosófica: no se trata de un método o de un objeto sino de inscribirla en los problemas de la tradición filosófica. Leer un filósofo no es ir a buscar la confirmación de lo que uno ya piensa.
– —¿Quiénes son hoy los herederos intelectuales de Foucault?
– —Yo creo que así como hubo un auge de la filosofía alemana y otro de la filosofía anglosajona, llegará el auge de la flosofía francesa e italiana: Giorgio Agamben me parece uno de los más interesantes. Pero hay otros, como Jean-Luc Nancy en Francia y Roberto Esposito en Italia. Hay problemas que se ponen de moda: en un tiempo fue la filosofía de la ciencia, luego la filosofía del lenguaje, y ahora es tiempo de problematizar la relación entre política y ética y de esta relación se ocupa la filosofía latina contemporánea.
– —¿Foucault está de moda?
– —Creo que hubo una moda divulgativa de Foucault; pero ahora comienza el ciclo académico. Igual hay que esperar las sorpresas porque Michel Foucault no se acabó. De los cursos que dictó en el Collège de France sólo hay cuatro editados y todavía faltan nueve. Creo que aún hay mucho que esperar.
Es casi seguro que la navegación satelital no ocupará un lugar prioritario en la agenda cuando, la semana próxima, el presidente Bush se reúna con los líderes de Europa en Irlanda, para celebrar la cumbre anual entre Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo podría suceder que, en el largo plazo, un convenio del que poco se ha hablado que haría posible que los satélites del Viejo Mundo convivan en paz con los del Nuevo Mundo resulte el tema más importante de la cumbre para la gente común y corriente de todo el planeta.
Ya hace años que los conductores encuentran su camino a casa -y las bombas su trayectoria a los blancos-gracias al sistema de posicionamiento global o GPS. El conjunto de 27 satélites estadounidenses les da a los receptores que se encuentran en tierra una idea precisa del lugar del globo en que están situados. Desde fines de los años 90, los europeos vienen trabajando en su propia versión del GPS, un sistema llamado Galileo.
Declararon moratoria a los desmontes en Santiago del Estero. Medida histórica para los bosques nativos
El decreto fue firmado ayer por el interventor Pablo Lanusse. Rige por seis meses renovable a tres más. Plantea la necesidad de un ordenamiento territorial y revisión de permisos ya otorgados, algo que Greenpeace, junto a otras entidades, reclama desde hace tiempo. Hoy habrá una gran marcha campesina en la capital provincial de la que Greenpeace formará parte.
Una encuesta encargada por la Autoridad Provisional iraquí, dependiente de los norteamericanos, derrumbó la última justificación esgrimida por la administración Bush para la invasión. Sólo un dos por ciento de la población ve a las fuerzas extranjeras como “liberadores”. El 92 por ciento prefiere definirlos simplemente como “ocupantes”.
Buenos Aires, 15 de junio (ANC-Utpba).- Se reproduce a continuación la primera parte de los testimonios de los participantes del Encuentro “Utpba 2004”.
“Quiero rescatar este encuentro en donde se debate, se reflexiona y se discute. Quiero resaltar la idea de que no hay espacios para los neutrales. Hoy el poder ha decidido acelerar su proceso en la tarea de quedarse con los recursos naturales de toda la humanidad. Hay una crisis feroz en el sistema capitalista, pero eso no significa que no tenga poder. El sistema pierde consenso a nivel mundial, pero a la vez están dispuestos a pagar el precio político que haya que pagar y eso no significa que los que nos oponemos a este sistema guerrerista y fascista tengamos hoy una construcción que confronte en igualdad de condiciones. No hay que confrontar con el vértigo que nos impone sino que son tiempos en donde la principal batalla se encuentra en el plano de las ideas. Si nosotros damos la pelea con la capacidad que tienen los trabajadores para pensar y para crear sus propias ideas, entonces la pelea no va a estar perdida. Algunos creen que estamos en una etapa de ofensiva absoluta: error. Otros consideran que no se puede hacer nada: error. La construcción necesita una enorme capacidad de paciencia, de saber articular, de saber unir. No está en riesgo la profesión lo que se encuentra en peligro es la humanidad toda”, Héctor Sosa, responsable del área de comunicación de la Utpba.
“Este encuentro es vital para continuar organizándonos en la Fetracom. Hace tiempo nos propusimos desarrollar organizaciones de nuevo tipo en donde la opinión de los compañeros este siempre presente y se traduce en acción para transformar la realidad, no sólo la comunicacional. La comunicación propia es fundamental, pero a lo largo del tiempo hemos tenido dificultades en masificarla”, Edgardo Carmona, secretario general del Sindicato de Prensa de Rosario.
“Hoy hemos dado un paso importante. Hay que tener más organización, más militancia y más compromiso para llevar adelante un plan de acción que tiene que concluir en una jornada nacional acerca de qué comunicación queremos, qué ley de radiodifusión queremos y qué medios públicos queremos. Este debate tiene que contar con la participación y opinión de todos. Si no somos muchos, miles, o millones no vamos a derrotar al bloque dominante. La comunicación propia es central”, Juan Carlos Giuliani, secretario general del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba.
“Estos encuentros son importantes porque entre todos podemos encontrar la síntesis de nuestros problemas. Y también para encontrar caminos de salida a esas cuestiones. La comunicación alternativa es central. Es fundamental este tipo de jornadas porque nos ayudan a desarrollar una alternativa como trabajadores. Hay que romper el cerco informativo. La comunicación propia nos permite sumar compañeros”, Oscar Gijena, secretario general de la Asociación de Prensa de Tucumán.
“Los medios de comunicación tienen el trabajo de imponer las verdades únicas. No quiero periodistas objetivos, quiero periodistas comprometidos, porque lo que pasa es lo que nos pasa a nosotros. Hay que construir puentes de comunicación entre nosotros”, Raúl Dellatorre, periodista de Página 12. Integrante de la Utpba.
“Es fundamental y hasta es un deber de los trabajadores debatir ideas en un contexto donde justamente la discusión es simbólica porque hay una dominación de las conciencias”, Alejandro Pairone, corresponsal del diario Reforma de México.
“Todo encuentro realizado por un sindicato es casi sorprendente, casi subversivo. Porque no hay más encuentros para discutir ideas y política. Me parece que haya lugares donde esto siga existiendo nos abre el camino de pensar que todavía tenemos un futuro”, Oscar Muiño, Radio Rivadavia.
“Estos debates sirven para discutir sobre los temas de los trabajadores. En este caso sería bueno debatir acerca de los medios públicos, que son del Estado, es decir de la gente, no del gobierno de turno. También para debatir acerca de que comunicación que queremos, este debate tiene que tener la opinión de todos. Qué medios públicos queremos tiene que salir de la discusión de todos. Hay que revalorizar nuestra comunicación”, Eduardo Bernal, delegado de Canal 7.
“Lo importante en el avance de la discusión es haber podido focalizar el objetivo del encuentro y no circunscribirlo solamente al área de los trabajadores de los medios sino pensar que hay instancias superadoras que tienen que ver con la condición humana. Porque en realidad los medios o la construcción de medios alternativos al poder hegemónico pasarían por una cultura contrahegemónica y como camino directo para pensar en instancias superiores”, Fernando Aguinaga, agencia Noticias Argentina.
“Sólo juntándose, sólo escuchándonos, sólo proponiendo ideas, sólo debatiendo es como vamos a llegar a construir esto que queremos: un proyecto que no tenga como límites el gremio de prensa sino que apunte al país”, Jorge Benedetti, periodista de Pacificar.com.
“Este encuentro para debatir y reflexionar es para defendernos del ataque y la agresión. Debemos fortalecer ésta organización que no es como cualquier grupo de periodistas de elite que se creen que con cinco apellidos importantes se representa al colectivo de compañeros”, Stella Calloni, corresponsal del diario La Jornada de México.
“Que los trabajadores puedan debatir ideas me parece que es un gran paso adelante. Los trabajadores normalmente han seguido las direcciones o han sido sometidos por el poder sindical. Por eso un encuentro como este, donde desde abajo los trabajadores se juntan a debatir ideas me parece un gran paso adelante”, Hernán Harispe, periodista y docente de la Universidad de Marsella.
“Este encuentro es producto de un trabajo organizativo. Lo que está expresando la Utpba es una visión de que ya no alcanza con resistir, sino que hay que profundizar los instrumentos organizativos, donde el debate, la orientación política y tratar de tener una síntesis en un momento de tanta fragmentación es fundamental para la militancia y el campo popular en la Argentina”, Héctor Carrica, secretario General de la Federación Nacional de Salud (FNS) de la CTA.
“Es importante una organización como la Utpba que sirve para expresar y debatir ideas que aportan en la construcción de alternativas. La Utpba es el lugar que necesita cualquier trabajador para expresar la ideas e inquietudes”, Giovanni Garrido, periodista.
Es vital crear espacios alternativos a la voz única que nos imponen desde el imperio. La comunicación propia esta directamente atada a un proyecto social alternativo. La sociedad, que es la dueña de los medios públicos, debe participar en el debate acerca de que comunicación queremos”, Lisandro Gambarotta, Foro de Comunicación de La Plata.
“Es fundamental revalorizar nuestra práctica diaria de los lugares donde estamos entendiendo que hay un hilo conductor que confluye, que es la pelea por la comunicación propia desde cada lugar con los formatos periodísticos diversos con que trabajamos todos los días, entendiendo que es una tarea que ni empezó ayer ni va a terminar mañana”, Rafael Brítez, periodista.
“Tenemos que consolidar todo lo referente a la consolidación de nuestra identidad y fortalecer la organización y la comunicación alternativa”, Matilde Arias, periodista.
“Debemos preservar nuestras organizaciones, para luchar por las cosas que nos merecemos como el salario, la seguridad social, y también el tiempo de ocio”, Stella Hernández, integrante del Sindicato de Prensa de Rosario.
“Hay que desarrollar un nuevo proyecto cultural y formar un espíritu crítico. Desde los medios debemos combatir a la cultura chatarra que nos imponen”, Hugo Stefanazzi, periodista.
“La cultura es un valioso recurso estratégico. Los escritores debemos superar el individualismo, hay que operar colectivamente. Los medios construyen la realidad, son la fábrica de consenso. Hay que vencer la Ley de Radiodifusión de la dictadura”, Ana María Ramb, escritora.
“Es importante este cambio de experiencias de quienes provenimos del campo de la lucha. De que no todo es teoría sino que a partir de la práctica podemos confrontar distintas opiniones y enriquecernos mutuamente. De esta manera podemos conocer mejor las ideas para llevarlas a la práctica y a la lucha”, César Dergarabedian, agencia Infosic (ANC-Utpba).
El fin de semana pasado conocí a Mabel y Miguel. Son un matrimonio que viven con sus dos hijos en Esperanza, Santa Fe. Son además, los padres de Verónica, fallecida de leucemina aguda hace 4 años (en realidad debo decir asesinada por la contaminación ambiental producida por la curtiembre SADESA S.A.).
Aún su muerte no tuvo justicia. Los inmorales siguen impunes, al igual que la corrupta clase política local, que los cubre vendiendo sus conciencias por dinero y apoyo para ganar elecciones. Son intendentes, senadores, concejales a costa de la sangre de sus vecinos.
Me pregunto como harán estos tipos para dormir. ¿Qué les dicen a sus hijos? ¿Qué van a hacer cuando los que se enfermen sean sus nietos? Me cuesta entender su malvada imbecilidad. Mientras yo pienso, en Esperanza, hay alguien que se está enfermando de cancer o incluso, muriendo.
Los occidentales y nuestra visión utilitarista no podemos entender nuestra comunión con el medio ambiente.
Despreciamos a nuestros indígenas, que comprendían mucho mejor la importancia de respetar a la naturaleza.
Para nosotros, todos son recursos para la producción: recursos hídricos, recursos químicos, recursos nucleares, recursos energéticos e incluso, rozando ya la irracionalidad total, recursos humanos.
Aceptamos todo con tal de aumentar la rentabilidad. Unos pocos, cada vez menos, cada día tienen más y gozan de más tecnología y confort mientras el resto pagan esos derroches con su sangre, dolor y sus vidas.
¿Cúando diremos basta? ¿Cúando nos resistiremos? ¿Es demasiado útopico pedir que se trate a los hombres como hombres? La naturaleza no es un recurso más. Las vidas no son desechables.
Para sus padres Miguel y Mabel, todos los millones del mundo no compensarían nunca la vida que una niña de 12 años tenía todo el derecho a vivir con plenitud y felicidado.
Para mí, tampoco.
¿Para vos?
Saludos,
Hernán Pablo Nadal (Tao)
msn: hernannadal@hotmail.com
Para más información pueden leer el libro “La Hermandad de Verónica” en donde se cuenta la historia pormenorizada de esta niña y el cúmulo de corrupción y contaminación que se vive en Esperanza.
“Es inevitable que quienes padecen hambre consideren las palabras que se pronuncian en estos ámbitos como objetos suntuarios, porque las palabras no se comen. Cuando una persona está en situación de exigencia, su largo plazo está dado por cómo conseguir el almuerzo.”
(Del canciller Rafael Bielsa, desde Quito, donde asistió a la Asamblea General de la OEA.)
DEFIENDEN SU PRINCIPAL MEDIO DE VIDA Y SUSTENTO ECONÓMICO: ETNIA WICHI INICIÓ JUICIO AL GOBIERNO SALTEÑO POR EL REMATE DE SU TIERRA
+++ LA COMUNIDAD WICHI EBEN EZER INICIÓ ACCIONES JUDICIALES CONTRA EL GOBIERNO DE JUAN CARLOS ROMERO POR SU INICIATIVA DE DESAFECTAR UNA RESERVA NATURAL PARA DESTINARLA A LA ACTIVIDAD SOJERA.+++
SALTA (31 de mayo de 2004).- La comunidad aborigen Eben Ezer, de la etnia wichí, presentó este lunes una acción de amparo ante la justicia provincial para impedir la venta de los lotes fiscales N° 32 y 33, en la provincia de Salta, decretada por el gobernador Carlos Romero
Matías Duarte, abogado patrocinante de la demanda, declaró que se inició esta acción legal porque “se están afectando los derechos constitucionales a la tierra y territorios que ocupan los miembros de la etnia wichí, a su modo de vida, a la participación en la gestión de los recursos naturales y a un medio ambiente sano”.
Los lotes fiscales N° 32 y 33 fueron declarados reserva natural mediante el decreto provincial en 1995, pero en abril pasado, por iniciativa de Romero, la legislatura provincial sancionó una ley para desafectar la reserva natural y autorizar a vender las tierras con fines “productivos”.
Esta comunidad wichi, originaria del Chaco Salteño, ha sufrido a lo largo de su historia el destierro y el desarraigo, producto de planes de “desarrollo” que han ignorado los derechos de las minorías culturales y étnicas.
“La reserva es vital para sus habitantes porque en ella pueden cazar, recoger frutos, miel, el chaguar para producir artesanías y la leña seca para cocinar y calentarse en invierno. Si avanza este proyecto de Romero, se van a eliminar los recursos naturales que
constituyen su fuente de alimentación y que aseguran su supervivencia”, dijo Emiliano Ezcurra, coordinador de la campaña de Biodiversidad de Greenpeace Argentina.
La Constitución Nacional, al igual que la salteña, reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios. Ello significa que estos pueblos existen con anterioridad a la organización del Estado. Y por este reconocimiento el estado
nacional se obliga a protegerlos para asegurar su integridad cultural.
Greenpeace apoya esta medida legal, porque busca proteger este ambiente: “Existen especies en extinción de alto valor social y cultural que se perderían para siempre. Además, la venta de los lotes causará restricciones en la forma de vida tradicional de la
comunidad y no se considera el incremento del riesgo de inundaciones o aludes que provocará el desmonte”, advirtió Ezcurra.
“Los decretos provinciales para la licitación son inconstitucionales porque no cuentan con un estudio de impacto ambiental y social para prevenir los daños asociados a la instalación de proyectos productivos en 16.000 hectáreas de monte chaqueño”, finalizó
Duarte.
Ezcurra, por su parte, denunció que “la venta de los lotes fiscales privilegia los intereses económicos actuales sin considerar los daños ambientales y sociales actuales y futuros. Por estos intereses se desconocen derechos indígenas y ambientales que protegen
cuestiones fundamentales para una sociedad democrática: la cultura y el medio ambiente”.