Un fragmento de “Sexus”, de Henry Miller.
“El camino de la vida, dondequiera que conduzca, va hacia la realización. Devolver a un ser humano a la corriente de la vida significa no solo infundirle confianza en sí mismo, sino también una fe duradera en el proceso de la vida. Un hombre que tenga confianza en sí mismo debe tener confianza en los demás, confianza en la corrección y rectitud del universo.
Cuando un hombre está anclado así, deja de preocuparse por la corrección de las cosas, por la conducta de sus semejantes, por lo bueno y la malo y la justicia y la injusticia. Si sus raíces están en la corriente de la vida, flotará en la superficie como un loto y florecerá y dará fruto.
Obtendrá su alimento de arriba y abajo; hundirá sus raíces cada vez más profundamente, sin temer ni las profundidades ni las alturas. La vida que hay en él se manifestará en el crecimiento, y el crecimiento es un proceso inacabable, eterno. No tendrá miedo a marchitarse, porque el deterioro y la muerte son parte del crecimiento. Como semilla comenzó y como semilla regresará. Los comienzos y los finales son etapas parciales del eterno proceso.”