Don Luis tiene 92. Hace 50 años que es el dueño de la calesita de la calle Ramón L. Falcón.
Cobra 30 centavos la vuelta, y los chichos hoy acostumbrados a PCs y Playstation, todavía le piden a sus padres ir a lo de Don Luis. Y padres que llevan a sus hijos, con la esperanza de retroceder en el tiempo y regresar ellos mismos a esos recuerdos de niñez cuando sus padres, algunos que quizás no estén, los llevaban a ese mundo de caballos y carrozas. Yo mismo recuerdo, cuando hace más de 25 años, mi abuelo me hizo conocer la calesita.
Mientras en el mundo, la locura no cesa entre sangre de Britanicos o irakies, Don Luis, ya no tan rápido como ántes pero igual de firme, mueve en sus ancianas manos, la bocha de madera hasta que decide que algùn privilegiado se lleve la sortija.
En estas épocas de dolor, Don Luis me da una lección de esperanza.
Don Luis les regala otra vuelta. Y los chicos, ganen o no, le devuelven miles de sonrisas. Èl les acaricia la cabeza uno por uno, y arranca el motor de la calesita para una nueva vuelta.
Hernàn (Uno que ansia un mundo con màs Don Luises y menos Bushes)