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¿Por qué no empezamos antes?
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¿Por qué no empezamos antes?
De las palabras a los hechos
Unas diez obras del artista plástico fueron destrozadas anoche por cinco fanáticos. La sala fue momentáneamente clausurada, pero la muestra reabriría hoy. Detuvieron a los agresores.
Por Mariano Blejman
Al grito de “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey, carajo!”, intempestivamente uno de los cinco –¿o tal vez más?– devotos que habían hecho la cola como cualquier mortal para ingresar a la muestra de León Ferrari comenzó los destrozos. Por lo menos otros dos lo acompañaron en la acción: tomaron varias de las obras de arte (la mayoría botellas) que pertenecían a la retrospectiva de Ferrari montada en el Centro Cultural Recoleta, y comenzaron a romperlas contra el piso (o contra ellas mismas) y a amenazar a los 80 espectadores que recorrían el lugar, hiriendo a una de ellas, llamada Silvia Ibarra, quien también comparecerá como testigo.
Unas ocho o diez obras de la valiosa retrospectiva trabajadas con vidrio –algunas de las cuales tenían preservativos con la caricatura del Papa– fueron destrozadas aproximadamente a las 20.20 de ayer. La muestra tiene unas 400 obras. Ayer a la noche, el secretario de Cultura porteño Gustavo López llamó a la paz: “Se trata sólo de una obra de arte”, dijo en el lugar. Los cinco agresores, señalados por los testigos, fueron detenidos por efectivos de la comisaría 19, a cargo del subcomisario Souto.
Según testigos consultados por Página/12, la policía tardó más de cinco minutos en ingresar desde la puerta del Recoleta hasta la sala Cronopios, ubicada a 50 metros. Una vez detenidos, los cinco hombres –cuyos nombres no trascendieron– fueron trasladados esposados a la comisaría ubicada en Charcas y Anchorena. Los acompañaron numerosos testigos dispuestos a prestar declaración. La sala fue momentáneamente clausurada, aunque autoridades del Recoleta aseguraron que la muestra seguiría hoy en pie.
El día había sido demasiado tranquilo, según la propia directora del Centro Cultural Recoleta, Nora Hochbaum, contó a este diario. No había habido desmanes, ni provocaciones, a pesar de la diatriba del cardenal Jorge María Bergoglio, que había instado a repudiar la obra de Ferrari, a la que se sumaron varios prelados. Uno de los implicados, de camisa celeste, dos o tres de camisas negras y uno que vestía una remera blanca habían ingresado haciendo la cola normalmente. La testigo Silvia Ibarra llegó a eso de las 18.15.
Había aguantado una media hora de cola, y después de un rato de dar vueltas por la sala Cronopios escuchó a sus espaldas ruidos fuertes. “Uno de los hombres de camisa celeste rompía las botellas y amenazaba a la gente con vidrios rotos. Cuando quise detenerlo me tiró contra una estructura de vidrio, que cayó al piso y me lastimó el pie.” Uno de ellos, de camisa blanca, dijo ser periodista aunque Ibarra declaró que había defendido a los atacantes. Laura dal Poggetto estaba en la cola para entrar detrás del grupo de hombres, de gran porte, y escuchó cuando comentaban: “así que ésta es la famosa muestra”.
Pocos minutos después, Dal Poggetto vio cómo los hombres se ensañaban contra la obra de Ferrari al grito de “Viva Cristo Rey”.
También estaba el periodista Manuel Vetrone, que vio al hombre de camisa celeste ensañarse con las botellas. Curiosamente, un abogado salió a defenderlos.
Juan Carrillo, en ese momento a cargo de la seguridad privada de la empresa Protection Search, contó que había tres guardias dedicados al cuidado de la muestra pero sólo uno estaba en la sala propiamente dicha en el momento del incidente.
Es Jorge Boesing –quien ya el día de la inauguración sacó de la sala a otro que intentó romper una de las botellas–. “Cuando intenté detenerlos, uno quiso atacarme con la botella”, contó.
También estaba Liliana Piñeiro, jefa del departamento de Artes Visuales del Recoleta, quien al escuchar los ruidos en la sala corrió a la puerta buscando a la policía. Los detenidos fueron abucheados por los testigos, aunque se escuchó a un hombre de barba decirles por lo bajo: “Quédense tranquilos que ya está todo arreglado”.
El ex cavallista Guillermo Cantini fue el encargado de pedir anoche una acción de privilegio contra el abogado Ricardo Monner Sans, con el argumento de que había agraviado al cuerpo en su conjunto.
El letrado, en realidad, había denunciado sólo a los 71 diputados que pidieron el juicio político contra un camarista que desbarató una maniobra judicial de Raúl Moneta. Desde las bancas, sus colegas denunciados lo acompañaron con aplausos y la mayoría acompañó a mano alzada la iniciativa. Quedó claro que el ex banquero no sólo tiene amigos en Tribunales.
Por Sandra Russo
Subte D, viernes, ocho de la noche. No mucha gente. Ya pasó la hora pico. Todos los asientos están ocupados, pero no son tantos los que van parados. Entre ellos hay un pequeño grupo de turistas norteamericanos muy jóvenes, cuatro o cinco. Hablan muy fuerte su lenguaje gomoso que parece extraído de HBO.
En la estación Tribunales suben tres nenas pobres y desarregladas, aunque a ninguna de las tres les faltan sus trenzas. ¿Qué querrá decir una trenza en la cabeza de una nena pobre? ¿Qué mano y con qué propósito la habrá hecho? ¿A qué hora? ¿Habrá, esa mano, acariciado esa cabeza después de terminar de hacer la trenza? Dejan este tipo de dudas estas nenas. Una de ellas empieza a cantar una canción de Ricky Martin. Canta muy mal, pero su voz aflautada llena el vagón y, apenas termina, comienza su recorrido para recolectar monedas.
Las otras dos nenas la siguen, como excéntricos guardaespaldas. La nena estira la mano ante un oficinista con cara de agotado. El mete la mano en el bolsillo y extiende cincuenta centavos. La nena agarra la moneda, pero en lugar de embolsarla y seguir su recorrido, agarra también la mano del oficinista, que se pone ligeramente en guardia. La nena se estira hacia la mejilla de él. Estampa un beso ahí. El oficinista sonríe. Dice: “De nada”, porque la nena después del beso le dijo: “Gracias”. La nena sigue el recorrido en la misma fila de asientos. Todos los pasajeros dan monedas y con todos se repite el rito. Gracias, de nada, beso.
“Increíble”, dice uno de los norteamericanos. No les resulta increíble la pobreza, ni la mendicidad infantil, sino el contacto físico al que ninguno de los pasajeros de ese asiento se ha resistido. Les resulta increíble que mejillas oficinistas, tribunalicias o universitarias –ya vamos por la estación Facultad de Medicina– se ofrenden para esa ceremonia que, a juzgar por las caras de todos, les resulta, se diría, hasta reconfortante.
“¿Acaso soy el guardián de mi hermano?”, le dice Caín a Dios. El filósofo Emmanuel Lévinas, en Filosofía, justicia y amor, analiza esa frase. “No hemos de interpretar la respuesta de Caín como si él se burlase de Dios, o como si respondiese como un niño: ‘No he sido yo, ha sido otro’. La respuesta de Caín es sincera. En su respuesta falta únicamente lo ético; sólo hay ontología: yo soy yo y él es él. Somos seres ontológicamante separados.”
El sociólogo Zygmunt Bauman, en Etica posmoderna, toma a Lévinas para explicar cuáles son los supuestos que tras la caída de la modernidad unen a las personas, y cuáles son los lazos ante los que presuponemos debe emerger cierto tipo de responsabilidad. La nena es la nena, el oficinista es el oficinista. Ontología pura. “¿Dónde está tu hermano?”, le preguntó Dios a Caín. “¿Soy acaso el guardián de mi hermano?”, es una respuesta que no da cuenta de ningún lazo, de ningún contrato, de ninguna responsabilidad. Dice Bauman: “La filosofía es una ética… la ética es antes que la ontología… la relación moral es antes que el ser”. La ética, en otras palabras, implica “descomponer identidades”, implica que Caín sea menos Caín, no tan Caín. La ética implica superar el ser hasta llegar a un mejor ser: la ética, en fin, implica sentir cierta responsabilidad por el prójimo, implica emparentarse incluso con una nena pobre que canta una canción de Ricky Martin en el subte.
La responsabilidad hacia el otro es, de acuerdo con estos filósofos de la ética, no el producto de un compromiso ni de una decisión personal sino más bien una convicción y una disposición al acto que nos viene de lo más profundo de esa identidad que se descompone. Se descompone el individuo para dejar aflorar lazos entre individuos. “La responsabilidad ilimitada en la que me encuentro proviene del otro lado de mi libertad”, dice Lévinas.
Los filósofos hablan difícil. Creo entender, esta noche en el subte, que la mejilla del oficinista puesta en contacto directo con la mejilla de la nena pobre dice algo sobre la parte blanda de la condición humana. La piel tempranamente áspera de la cara de la nena ha encontrado en el roce rápido contra la mejilla del oficinista un eco perdido de una respuesta que no es la de Caín sino la de alguien que de alguna manera vaga y misteriosa se siente responsable de su hermano.
El anuncio de Jesús sobre la inminencia del Reino de Dios debía necesariamente chocar con el reino establecido y dominante, el imperio romano. Este enfrentamiento queda, en los evangelios, en las sombras. Una primera lectura nos pone siempre en el enfrentamiento que Jesús tiene con el templo, con los escribas, con los fariseos, con los sacerdotes y los herodianos Incluso, en las narraciones sobre la pasión y muerte de Jesús da la impresión de que el imperio es exculpado pues Pilato intenta inútilmente dejarlo libre.
Es, por otra parte, evidente que esta narración no puede responder a la realidad histórica. No es concebible que un funcionario de la burocracia imperial como Pilato —el que, por otras fuentes lo sabemos, además era cruel— se preocupe por la suerte de un campesino galileo que anda agitando a los marginados de una oscura región. Leyendo a Marcos creemos descubrir la línea antiimperial que, no dudamos, debe de haber sido la de Jesús. Trataré de mostrarla en los pasajes más significativos.
Las buenas noticias vienen del campesino Jesús
Marcos comienza su narración de la siguiente manera: “Principio del evangelio de Jesu-Cristo”. “Evangelio”, como se sabe, del griego eu-angélion, significa buena nueva, buena noticia, buen mensaje. Marcos no inventa el término, sino que le da un significado específico y, precisamente, antiimperial.
Efectivamente, evangelio era “término técnico para las novedades de victoria”, o sea, para el anuncio de las nuevas victorias de las tropas imperiales romanas. “(La deificación del emperador) da a evangelion su significación y poder, porque el emperador es más que un hombre común, sus ordenanzas son mensajes de espada y sus órdenes son escritos sagrados. Él proclama evangelia mediante su aparición… el primer evangelium es la noticia de su nacimiento” (Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 2:724).
De modo que el evangelio se encuentra en el centro de la política imperial. Las buenas noticias eran tanto la noticia del nacimiento de un nuevo emperador como de las victorias que las tropas imperiales habían obtenido sobre el enemigo. Formaba parte de la ideología imperial.
Teniendo esto en cuenta, que un escritor en el año 71 de nuestra era se atreva a denominar evangelio al mensaje transmitido por un campesino marginado en su propia sociedad que era, a la vez, una oscura y pequeña región dominada por el imperio era absolutamente subversivo. Las buenas noticias sólo las podía dar el poder, el máximo poder que se encontraba en Roma.
Además de subversiva esta proclamación era absurda. Bien lo expresaría Natanael, según nos relata Juan: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Era una concepción muy expandida, perteneciente a la ideología del dominador y devenida “sentido común de los dominados”. Nada bueno puede salir de los pobres, de los marginados, de las regiones marginadas.
Las buenas noticias no provienen de arriba sino de abajo, no del poder imperial sino de los marginados por ese poder. Proviene de los márgenes del imperio, de la pequeña Palestina, de los márgenes de palestina, de la oscura Galilea, de los márgenes de Galilea, del desierto y de los campos.
Jesús no puede entrar en las ciudades. Sólo entró en dos, en Cafarnaúm, al principio, y en Jerusalén, al final, donde lo aprehenden y asesinan. Desde abajo, desde el no-poder que, vamos a ver, genera un nuevo poder, un poder de liberación como servicio, es desde donde se anuncia el evangelio, la buena noticia. El primer y principal enemigo del Reino de Dios denunciado por Marcos es el imperio romano.
El imperio es el enemigo principal
Después de narrar una serie de escenas en las cuales Jesús va mostrando su mensaje liberador, al mismo tiempo que enfrenta a los enemigos internos del evangelio, Marcos nos presenta al enemigo principal. Lo hace en forma quiásmica:
A) “Y viene a casa: Y se aglomera otra vez la multitud, de suerte que no podían ni siquiera comer pan. Al enterarse los de su casa salieron a apoderarse de él, pues decían: “está loco” (fuera de sí).
B) “Los escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían: ´Tiene a Belezebul´ y también: ´Por el príncipe de los demonios echa afuera a los demonios´”.
C) “Llamándoles la atención con parábolas (Jesús) les decía: ´¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, no puede subsistir. Si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir y llega a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al fuerte”.
D) “En verdad les digo que todo se perdonará a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por más que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el espíritu santo, no tiene perdón por los siglos, sino que es reo de eterno pecado. Porque decían: ´Tiene espíritu impuro´”.
E) “Vienen su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, le mandaron a llamar. El pueblo estaba sentado a su alrededor y le dicen: ´Allí están tu madre y tus hermanos afuera y te buscan´. Respondiendo, les dice: ´¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en círculo, a su alrededor, dice: ´¡Aquí están mi madre y mis hermanos!. Pues cualquiera que haga la voluntad de Dios, éste es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mc 3, 20-35).
Se sabe que el quiasmo dispone las partes del discurso de tal manera que el mensaje central quede en el centro. El texto presenta una cierta síntesis de los enemigos del Reino. De los menos peligrosos a los más peligrosos. Primero los parientes, luego los escribas y finalmente, en el centro, el fuerte –isjyrós-.
En la interpretación de este texto generalmente se ha pasado por alto, o se ha minimizado, la enemistad de los parientes de Jesús, entre los cuales se encuentra su madre. Es absolutamente comprensible que tanto María como sus hermanos se preocuparan por el rumbo que tomaba la práctica de Jesús, enfrentado ya con todos los poderes de la sociedad.
La enemistad de los escribas es conocida; si bien, como se sabe, en el evangelio se refleja más el enfrentamiento entre los escribas y la comunidad de Marcos que entre los escribas y Jesús, pero no se puede negar que un mensaje como el de Jesús debía encontrar oposición en un cuerpo de escribas que ostentaban el poder que daba el saber en una sociedad analfabeta.
Pero hay dos temas que la interpretación generalizada no ha visto correctamente. Me refiero a los temas del fuerte y los pecados y blasfemias contra el espíritu que no tienen perdón por los siglos. Ambos están unidos.
Se trata de los enemigos del Reino. El enemigo principal, el más peligroso y temido es, naturalmente, el que se encuentra en el centro del quiasmo, es decir, el fuerte. ¿Quién es este fuerte? No puede ser sino aquél contra el cual se anuncia el eu-angélion, es decir, el imperio romano. Éste es el fuerte, el poderoso, el opresor cuya casa debe ser “saqueada”. El verbo utilizado diarpádsein significa precisamente saquear, devastar, robar, desgarrar.
Se trata de entrar en su casa y saquearla. Pero ello es imposible si primero no amarra al fuerte. La figura utilizada es la de un hombre fuerte, poderoso en su casa. Es necesario amarrar al hombre fuerte y luego saquear la casa. Es evidente que para amarrarla se requerirá toda una estrategia. Es la que Jesús está elaborando, es lo que está proponiendo.
Pero resulta que esa tarea se encuentra obstaculizada, entre otros, por los escribas que esgrimen argumentos teológicos. Citan a Beelzebul, con quien Jesús habría hecho un trato. Demonizar de esta manera los anuncios del Reino y las prácticas de liberación que a él conducen es una malicia imperdonable. Se utilizan argumentos religiosos, teológicos en contra de la obra liberadora.
Es el pecado teológico, el de utilizar malignamente la teología para oprimir, para esclavizar, para dominar, para desacreditar a quienes trabajan por el Reino que no tiene perdón por los siglos. Es ese mismo pecado el que en el Apocalipsis es presentado como la bestia que surge de la tierra. Efectivamente son las religiones orientales y sus respectivas teologías que apoyan al monstruo que surge del mar, es decir al imperio romano.
El verdadero demonio es el imperio
Después de esta escena Marcos presenta una colección de parábolas mediante las cuales Jesús preparaba al pueblo y a sus discípulos para la gran tarea de apresurar el Reino. En ellas se siguen apuntando al enemigo y dando indicaciones sobre las acciones a llevar a cabo. Exhorta, por medio de la parábola de “la semilla que crece por sí sola….” (Mc 4, 26-29) a ejercitar la paciencia revolucionaria , y por medio de la del “grano de mostaza” (Mc 4, 30-32), a la acción revolucionaria.
La travesía del lago (Mc 4, 35-41) por su parte llama la atención sobre los vientos que se oponen al proyecto del Reino. La barca, símbolo, de la comunidad de Jesús, el pueblo, de la comunidad de Marcos, corre serios peligros. Son los vientos de los enemigos. Pero allí está Jesús para calmarlos.
Con ello entramos en un nuevo terreno, en el que las legiones romanas realizan sus tropelías. Jesús llega a enfrentarlas. Así presenta Marcos la escena:
“Llegaron al otro lado del mar, a la región de los Gerasenos. Al salir él de la barca, inmediatamente vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo que tenía la habitación en los sepulcros; nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadena: porque él muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero las cadenas y los grillos eran destrozados por él, y nadie podía dominarlo.
Al ver a Jesús desde lejos, corrió y se postró ante él. Y habiendo gritado con voz potente, dice: ´¿Qué a mí y a ti, Jesús, hijo del Dios altísimo? ¡Conjúrote por Dios, no me atormentes!´. (Jesús) , en efecto, le había dicho: ´Sal, espíritu inmundo, de ese hombre´. Y le preguntaba: ´¿Qué nombre tienes?´. Y le dice: ´Legión es mi nombre´, porque somos muchos!´. Y le suplicaba mucho que no los enviara fuera de la región.
Había allí, al pie del monte, paciendo, una piara grande de cerdos. Le suplicaron diciendo: ´Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos. Se lo permitió. Luego que salieron los espíritus inmundos, entraron en los puercos, y se arrojó la piara hacia abajo por el despeñadero al mar, como unos dos mil, y se ahogaron en el mar. Los que los apacentaban huyeron y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Entonces vinieron a ver qué era lo sucedido.
Y vienen a Jesús , y miran al endemoniado sentado, vestido y en su sano juicio, al mismo que la legión había tenido encadenado. Y tuvieron miedo. Los que habían visto les contaron cómo le había sucedido al endemoniado y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus confines.
Él subió a la barca y el endemoniado le pidió que lo dejase estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: ´Ve a tu casa, a los tuyos y cuéntales cuantas cosas el Señor hizo contigo y cómo se compadeció de ti´. Se fue y comenzó a publicar cuán grandes cosas hizo Jesús con él, y todos se asombraban” (Mc 5, 1-20).
Está por demás claro que el tema sigue siendo el del fuerte que debe ser amarrado o destruido. Efectivamente, al endemoniado en cuestión nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Ya se había intentado hacerlo repetidas veces, pero todo resultaba inútil. Rompía las ataduras, cualesquiera ellas fueran. Es la fuerza y prepotencia del imperio que había derrotado una y otra vez los intentos de liberarse de él.
La fuerza no pertenece al endemoniado sino al demonio, es decir, al imperio. Es éste el que utilizando al mismo endemoniado rompe cuantos intentos de liberación se producen. Son los mismos ejércitos, policías y, en general, fuerzas de represión de los países dominados los que ejercen la fuerza que les da el imperio o los grandes centros de poder.
Por otra parte, el endemoniado en cuanto persona tiene el comportamiento desequilibrado, distorsionado, esquizofrénico, propio de los habitantes de países dominados. El mejor comentario de este comportamiento es el descripto por Franz Fanon en Los condenados de la tierra. El dominado introyecta la dominación y se desequilibra completamente.
Cuando el demonio se siente conminado por la fuerza superior de Jesús a decir su nombre, manifiesta su identidad sin vuelta de hoja: legión. Es la legión romana, el ejército romano, instrumento de opresión del imperio. Jesús, es decir, su mensaje, su proyecto, derrota al poder de la legión, la cual busca refugio en los cerdos, en lo despreciable, y es precipitada en el abismo de las aguas del mar.
Después de tamaña batalla no es de extrañar el miedo de los gerasenos. Pelear contra el poder de dominación y derrotarlo puede traer aparejada una terrible represión. Los gerasenos le ruegan a Jesús que se vaya. Ellos aceptan la dominación. La lucha por la liberación les produce miedo. El que ha sido liberado deberá quedarse para revertir la situación.
El imperio asesinó a Jesús
Como puede verse, todas las referencias al enfrentamiento de Jesús con el imperio, Marcos las hace mediante símbolos, nunca directamente. Podríamos citar la última, es decir, la que se refiere al tributo debido al César (Mc 12, 13-17). La interpretación tradicional que sostiene que Jesús dice que hay que pagar el tributo al César y no mezclar esa acción perteneciente al ámbito político y económico con el ámbito religioso, porque es necesario dar a Dios lo que le corresponde.
En realidad Jesús afirma lo contrario: No hay que pagar el tributo. La respuesta, nuevamente, se expresa a través de símbolos, el del denario mediante el cual se pagaba el tributo y el del pueblo como viña perteneciente a Dios. El denario que tiene la inscripción del emperador y la inscripción Ti(berius) Divi Aug(usti) F(ilius) Augustus (Tiberio Augusto, César, hijo del divino Augusto) debe ser devuelto al César, a su dueño. El verbo utilizado apó-dídomi significa “devolver”.
Aceptar el tributo era aceptar la divinidad del emperador romano. Jesús dice que no se lo puede aceptar. Por otra parte, afirma que es necesario dar el pueblo a Dios. El pueblo se presenta como la viña, de la que se hablo en el pasaje anterior (Mc 12, 1-12). Devolverla a Dios significa cuidarla, cultivarla, es decir, practicar la justicia.
Entonces ¿por qué ese intento de exculpar a Pilato? Es lo más probable que se deba a la necesidad de resguardar a las comunidades que comienzan a ser perseguidas. Mientras para los cristianos que saben interpretar los símbolos queda claro el enfrentamiento de Jesús con el imperio, para los enemigos esto queda oculto. Si Pilato no encontró a Jesús peligroso, no hay motivo para que las comunidades sean consideradas en ese sentido. Esto requiere un fundamentado desarrollo que será motivo de otro artículo.
Rubén Dri
Pablo Marchetti, Ingrid Beck y Mariano Lucano aparecieron anoche en la TV. Los creadores de una de las revistas más ácidas y originales del mercado hablaron del humor, el atrevimiento y los límites.
Guadalupe Diego. De la Redacción de Clarín.com.
Siguiendo desde aquí con la ausencia total de novedades y primicias, mantendremos la línea mencionando en este caso la aparición de la revista Barcelona, una publicación que, si bien para muchos es todavía novedosa y otros ni siquiera saben que existe, llegó a los kioscos porteños en abril 2003.
Es decir, la revista ya tiene su buen tiempo de vida. De todas formas, el acontecimiento destacable –siempre hay que tratar de encontrar un hecho medianamente noticioso y que haya ocurrido en la TV– fue la presencia televisiva de los sujetos, digamos, responsables. Responsables al menos de la revista Barcelona.
Ellos son Pablo Marchetti (el director), Ingrid Beck y Mariano Lucano, anoche entrevistados por Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum para el programa “Periodistas, la era del hielo” (domingo 22 hs, Plus Satelital).
Quienes alguna vez hojearon, ojearon, o incluso hasta leyeron Barcelona habrán visto con buenos ojos –y con los únicos que tienen- la posibilidad de conocer, por fin, los caretos de estas plumas lisérgicas. Tampoco podríamos asegurar que a sus lectores esto les quitara el sueño, pero lo cierto es que daban ganas de saber quiénes eran los que estaban y están detrás de esto. ¿Qué es esto? Esto es básicamente una revista de humor, de política y de actualidad.
Es de humor porque su lectura necesariamente invita a la carcajada (aunque inmediatamente después, y seguramente por tanto realismo, invita a cierta depresión); y es de humor a pesar del trío entrevistado, que anoche no lo dudó ni un instante: “no somos humoristas -dijeron-; nos ofende que nos digan humoristas”.
Estuvo bien la salvedad. Ellos no se ríen de los tópicos que los políticos dejan en bandeja a los humoristas (peluquines o picaduras de avispas, por caso) sino que se ríen, en general, de la más absoluta realidad. Y por eso la incomodidad que provoca muchas veces su lectura. Eso por un lado.
Por el otro, el zarpe, los límites. O la ausencia de límites, mejor dicho. Y aquí estuvo interesante otra reflexión que se escuchó al respecto, que los distinguía de cualquier otro “humorista profesional”, y fue el hecho de asegurar, una y otra vez, que el humor no tiene límites, que no hay tema posible que por no herir susceptibilidades o por respeto pudiera quedar fuera de Barcelona.
En este sentido se podría mencionar ahora más de una tapa (y más de una contratapa) que ha sacado la revista; o repasar ciertos temas y chistes que, además de graciosos o creativos, impresionarían por su atrevimiento y osadía. Pero es como casi todo: contarlo no es lo mismo. Mejor en todo caso es darse una pasadita por su sitio web. Ahí se publican las tapas de Barcelona.
Para ver las contratapas, les recomendaríamos la muestra en el Palais de Glace; pero acaba de terminar, así que ni modo.
Finalmente, y para darse una acabada idea del contenido de la revista (que salió sola, que salió luego con la revista TXT y que volvió a salir otra vez sola; que se parece mucho a un diario, que titula mejor –y con igual fórmula- que muchos periódicos y que hasta es más honesta que muchos matutinos) podríamos ahora compararla con la revista Humor o Satiricón.
Y lo haríamos; pero para qué si otros ya lo hicieron antes; y hasta incluso generaron buen debate. A ellos entonces nos remitimos, reforzando así lo que ya va siendo nuestro rasgo característico más potente: la ausencia total de cualquier primicia.
Destino inexorable, por otra parte, para estas crónicas; ya que todo lo que pueda aquí leerse se ha visto antes -con seguridad, diría Cacho Fontana- en la TV.
Desde el pasado 8 de noviembre, por decreto presidencial, los servicios de inteligencia están autorizados a scanear nuestras comunicaciones privadas (mails, chats y lllamados que se realicen por Internet). La medida se tomó a pedido del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que el 31 de julio del año pasado envió a nuestro país dos delegados, junto con los proveedores que vendían los programas espías, para instruir a las autoridades sobre esta técnica “antiterrorista”. Se trata de lo que en el mundo se conocen como Echelon o Gran Oreja, un sistema de espionaje electrónico que en solo media hora puede scanear mil millones de mensajes. Eso sí: ya fue usado en la Argentina. Fue en 1999 cuando los servicios norteamericanos interceptaron los teléfonos del entonces ministro de Economía, José Luis Machinea, en plena renegociación de la deuda.
Se trata de lo que en el mundo se conocen como Echelon o Gran Oreja, un sistema de espionaje electrónico. Las computadoras de este programa permiten reconocer palabras, teclas, números y hasta timbres de voz, de comunicaciones telefónicas, de fax o de correo electrónico a través de Internet. Este decreto destruye los derechos civiles garantizados por la Ley de Protección de Datos Personales, entre otras graves consecuencias.
Echelon fue desarrollado en el marco de un acuerdo de espionaje entre Estados Unidos y Gran Bretaña en 1948, al que más tarde se unieron Australia, Nueva Zelanda y Canadá. La existencia de este acuerdo, bautizado UKUSA, fue reconocida en marzo de 1999 por el gobierno de Australia.
También Francia y Alemania, pero en menor medida, tuvieron participación en el programa espía. La “Gran Oreja” fue programada para alertar cuando en una comunicación se detectan palabras “peligrosas” para la seguridad nacional de los Estados Unidos o de los otros países participantes en el proyecto.
Las grandes cantidades de datos recogidos por el sistema son luego filtradas por potentes computadoras.
El programa permite interceptar en sólo media hora hasta cerca de mil millones de mensajes, que luego son filtrados para extraer los datos de interés para cada país.
Ellos quieren opinar sobre el proyecto de ley sobre Educación Sexual.
Supongo que para contrarrestar ellos nos dejaran opinar sobre educación en colegios católicos y la catequesis cristiana.
Uno de los más grandes de la radiofonía argentina dejó hoy el mundo.
Muy triste.
Adios Adolfo.
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