Nuevo buscador de datos públicos mundiales

 

El periódico inglés The Guardian lanzó esta semana un motor de búsqueda de datos públicos mundiales. El objetivo es que todos los datos públicos de la administración estén indexados y disponibles para su reutilización.


World-government-data

 

Existen datos sobre varias áreas de investigación. En cada caso se especifica la fuente gubernamental y una valoración de calidad. Si el usuario adapta los datos ofrecidos para su visualización, por ejemplo en un mapa, o crea una aplicación en base a esos datos, puede enviarla y compartirla en esa misma página con otros usuarios.

 

Aquí por ejemplo pueden ver una búsqueda que hice referente a cambio climático.


La evolución del periodismo

Pepe Eliachev publica un interesante artículo sobre la evolución del periodismo luego de los cambios provocados por las nuevas tecnologías de la información.


Máquina de escribir


¿Colapsó el periodismo profesional? Hay fuertes indicios de que tal episodio esté sucediendo, o a punto de consumarse. Es una mirada que viene del norte, lo admito, pero los rasgos del fenómeno se detectan también entre nosotros.


¿Colapsó el periodismo profesional? Hay fuertes indicios de que tal episodio esté sucediendo, o a punto de consumarse. Es una mirada que viene del norte, lo admito, pero los rasgos del fenómeno se detectan también entre nosotros. Quien sostiene en este momento en sus manos esta columna impresa en papel no debe ignorar que para los centros neurálgicos del negocio mediático, la comunicación digital se presenta como superior al periódico tradicional, en casi todos los rubros.
Más sustancial, todavía, o al menos ésa es mi sensación, vamos hacia lo que Mark Bowden denomina “un mundo post periodístico”. Denomina así a un conjunto de valores y prácticas para los que el sistema de la democracia es, por definición, sólo una batalla incesante entre políticos.

¿Qué tiene que ver este mapa de situación con la muerte del periodismo? Es el producto de una evolución que pone en el centro de las decisiones no la honesta y paciente recopilación de hechos y datos para que “el soberano” se informe y pueda tomar decisiones. Por el contrario, ese mundo post periodístico se va nutriendo, sobre todo desde y gracias a Internet, de un universo infestado de convicciones políticas un poco flojas de sustentos fácticos.
Bowden sabe de lo que habla. Periodista profesional nacido en julio de 1951 en Missouri, es hoy colaborador permanente de Vanity Fair, y fue redactor del clásico diario The Philadelphia Inquirer de1979 a 2003. Ganador de numerosos premios (el periodismo norteamericano está lleno de galardones serios, permanentes y rigurosos, que se otorgan hace décadas, sostenidos por iniciativas privadas, algo que no ofrece la proverbial menesterosidad del aldeano y egoísta periodismo argentino), Bowden ha escrito, además, para Men’s Journal, The Atlantic Monthly, Sports Illustrated y Rolling Stone. Su libro Black Hawk Down: A Story of Modern War, best seller a nivel mundial, fue la base de una película en 2001, dirigida por Ridley Scott. O sea, el tipo no es un mediocre resentido que sangra por las heridas. Se define, a los 58 años, como un viejo periodista que se lamenta de lo que denomina una profesión “moribunda”, la del periodismo.

Hay en este alegato una fibra de inexorable verosimilitud, que en mucho sigue de cerca la situación del propio periodismo argentino, donde se están desarticulando las redes de experiencia y trayectoria que le dan sustento a las fuertes organizaciones periodísticas. Junto con los ominosos esquemas laborales que aconsejan y producen racionalizaciones pragmáticas, pero necias, se va produciendo un inevitable adelgazamiento de la sustancia informativa.
No sólo la juventud es consagrada como un mérito en sí misma, sino que, por el contrario, una evidencia mundial es que en varias organizaciones noticiosas ese recambio generacional implica aceptar que las nuevas promociones no sólo desdeñan voluntariamente historias y densidades precedentes, sino que incluso verifican que sus exhibiciones de inmadurez e ignorancia son bienvenidas, por omisión al menos, por sus empleadores.
“Mientras los medios están despidiendo periodistas a carradas, astutos operadores políticos se lanzan vorazmente a llenar los vacíos”, afirma Bowden en su memorable ensayo The Store behind the Story, publicado por The Atlantic en octubre de 2009, una revista mensual que se publica desde 1857 y a la que estoy suscripto desde hace apenas 22 años.

En su artículo, Bowden se define como un viejo reportero que se formó como tal recorriendo la calle a pie. Definitivamente, tanto él, estrella de un periodismo grande, como quien firma, que labora en el sur profundo del planeta en condiciones mucho menos estimulantes, tenemos una identidad generacional parecida. Aunque empecé a teclear mis notas en una computadora allá por 1976, en la redacción de The Associated Press que quedaba en el 50 Rockefeller Plaza de Manhattan, me formé en Buenos Aires revisando archivos repletos de recortes de diarios. La palabra google podría haber sido usada, entonces, para comercializar goma de mascar y la computadora, sin Internet, no nos resolvía ningún problema.
Nadie puede negar que hoy, para sacar a un reportero a la calle, hay que llevarlo con la fuerza pública. Googlear, copiar y pegar se ha convertido en adicción tóxica, a la que nos cuesta escapar incluso a los veteranos. Lo que ha sucedido es que, además de ser una herramienta poderosamente democratizante de la actividad periodística, Internet va demoliendo el esquema de funcionamiento que durante décadas permitió la existencia de organizaciones noticiosas consagradas a publicar diarios y revistas y a sostener programaciones de radio y televisión.

En su reemplazo han ocupado espacio los medios devenidos en propietarios de bienes raíces. Eso son las radios, señales de cable y canales de TV que fueron reemplazando sus emprendimientos periodísticos propios para arrendar espacios de cuyos contenidos se desentienden.
Los medios gráficos nutridos de profesionales probados y sólidos se van poblando de personal joven, mucho más barato, pero naturalmente limitado por su inmadurez agraviante.
Aun cuando me hicieron periodista a los 19 años, mis primeros jefes fueron Rodolfo Pandolfi, Enrique Raab, Esteban Peicovich, Oscar Delgado y Edgardo Damommio, profesionales que sabían mucho e inspiraban un respeto temible.
La llamada “blogosfera”, que hoy parece convertir en periodista a cualquiera, va esmerilando esa constelación de sabiduría, prestigio y espesor que tipificaba unas redacciones donde había escalafones y valores. Razona Bowden: “El periodismo, correctamente ejercido, es enormemente poderoso, precisamente porque no procura el poder, busca la verdad. Los que renuncian a él para contrabandear productos o candidatos o partidos o ideologías disminuyen su propio poder. Se pierden la parte más divertida de este oficio”.
Quisiera ser tan luminoso como mi colega del Atlantic norteamericano. Vistas las cosas desde aquí, me temo que la propia idea fundante del periodismo se nos escurre de las manos.


Fuente: Diario Perfil

El auge y la caída de Myspace


MySpace ha pasado por su momento de gloria y con el surgimiento de Facebook, entró en una caída vertiginosa que ha tratado, hasta ahora sin éxito, de contrarrestar. En esta nota del Financial Times que traduje se analiza este proceso.

Rupert Murdoch


En el verano de 2005, después de haber pasado cuarenta años construyendo un imperio mediático formado por periódicos, cine y televisión, Rupert Murdoch decidió que había llegado el momento para tomar en serio Internet. Como fundador y presidente de News Corporation, uno de los más grandes y poderoso conglomerado de medios de comunicación del mundo, Murdoch controla una cartera ecléctica de negocios que van desde el diario The Sun para el hasta el estudio de cine 20th Century Fox. Sin embargo, con jóvenes “que ven menos televisión y leen menos periódicos”, como observó este verano, News Corp necesitaba desesperadamente una mayor presencia en Internet.


Después de mucha deliberación entre la cúpula de News Corp, se decidió comprar Intermix, una compañía con sede en Los Angeles cuyo principal activo era de MySpace, un sitio web que lograba sorprendentemente 70.000 nuevos usuarios cada día. MySpace fue parte de la vanguardia de la Web 2.0, la etiqueta que en ese momento se aplicaba a un nuevo nivel de funcionalidad del software que ayudaba a los usuarios de Internet para interactuar directamente con otros. Como una red social online, MySpace ofrecía un nuevo tipo de experiencia compartida, conectando a millones de usuarios a través de intereses en música, cine y cultura popular.


Decir que MySpace era propiedad muy valiosa en el 2005 es una subestimación. La rápida expansión de su tribu de usuarios había atraído la atención de otros compradores potenciales. Viacom, por ejemplo, un conglomerado de medios rival que posee empresas como Paramount Pictures y Comedy Central, estaba mirando esta red social como un vehículo para reactivar su canal MTV, una marca similar orientada a los jóvenes.


Sin embargo, Murdoch llegó primero y el trato de $ 580 millones dio como resultado una transformación de su imagen. El barón cascarrabias de los medios de comunicación, cuyos logros incluían romper los sindicatos de imprentas de Fleet Street y el lanzamiento del canal de cable conservador Fox News, se había reinventado a sí mismo. Wall Street tomó unos meses para apreciar la magnitud de la operación, pero la compra lentamente comenzó a impregnar de News Corp con algo que le faltaba y no tiene precio: onda.

Millones de adolescentes en todo el mundo adoraban a MySpace, pasando horas todos los días conectados  y ajustando las páginas de sus perfiles personales que reflejan sus gustos y personalidades. News Corp había reencontrado prestigio cultural gracias a ellos – y a la popularidad de MySpace con los nuevos cineastas y músicos como los Arctic Monkeys y Lily Allen, quien se convirtió en sensación en el sitio, presentando sus canciones a los aficionados antes de editar sus discos por primera vez.


Meses después de la adquisición, Murdoch encontró otro motivo para sentirse satisfecho: MySpace firmó un contrato de tres años de publicidad con Google por valor de 900 millones de dólares. Google compró el derecho a convertirse en parte del sitio de MySpace, que le permitió mostrar sus anuncios de texto a millones de usuarios de esa red. Este precio fue muy discutido, con Yahoo y Microsoft quienes también intentaron comprar el sitio antes que ganara Google. Larry Page y Sergey Brin, fundadores del motor de búsqueda, volaron en helicóptero para sellar el acuerdo en un refugio de estrellas de News Corp en Pebble Beach, lugar donde entre los que solían estar ahí se encontraban Bono y Tony Blair.


Con el precio de las acciones de News Corp navegando sobre la ola de MySpace, Murdoch, opinó sobre el potencial del sitio en las conferencias de medios de comunicación. Formó una estrecha relación con Chris DeWolfe, el carismático co-fundador de la red social, y juntos hicieron una recorrida conjunta de eventos como el Foro Económico Mundial en Davos y otras reuniones de ricos y poderosos. Era una imagen incongruente: DeWolfe, con sus vaqueros, su pelo largo y su grueso anillo de plata, parecía más un músico o un actor que un ejecutivo corporativo, al lado de Murdoch, un viejo multimillonario quien había usado traje durante toda su vida.


También era claro que, a diferencia de muchas empresas que fueron estrellas de Internet, MySpace podría alcanzar su subsistencia. A los 15 meses de la adquisición, los ingresos habían saltado de U$S 1.000.000 a 50 millones de dólares mensuales: la mitad proveniente de la publicidad vendida por el nuevo equipo de ventas que News Corp había instalado y el resto de la oferta de Google. Como los anunciantes se apresuraron a segmentar la audiencia de rápido crecimiento del sitio, se abrieron nuevas oficinas en Japón, Corea del Sur, China, mientras que un servicio de música gratuita se puso en marcha lo que implicó un gasto considerable.


Pero a principios de 2008, las cosas empezaron a andar mal. Facebook, una red social rival que era más simple y más fácil de usar, estaba ganando impulso y empezó a crecer más rápidamente que MySpace. Murdoch aseguró que MySpace ganaría más de mil millones de dólares en ingresos por publicidad en 2008 -, pero la compañía no cumplió su objetivo. Los usuarios comenzaron a abandonar el sitio, que se había llenado de anuncios de poco atractivo para enderezar los dientes y productos para perder peso. Los ejecutivos de News Corp no podían ocultar su disgusto, y en abril de este año, DeWolfe se retiró, seguido de cerca por la mayor parte de su equipo directivo.


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La homosexualidad y los medios de comunicación


La Dra. Laura Schlessinger es una conocida locutora de radio de los Estados Unidos que tiene un programa en el que da consejos en directo a los oyentes que llaman por teléfono.

Recientemente saltó la polémica (y más cuando se mezclan temas de religión y homosexualidad, donde cada persona interpreta lo que dice Dios y la Biblia de una manera distinta) cuando la presentadora atacó a los homosexuales.


Esta locutora ha dicho recientemente que la homosexualidad es una abominación, ya que así lo indica la Biblia en el Levítico, versículos 18:22, y por tanto no puede ser consentida bajo ninguna circunstancia.


Lo que a continuación transcribimos es una carta abierta dirigida a la Dra. Laura escrita por un residente en los Estados Unidos, que ha sido hecha pública en Internet (no tiene desperdicio):


Casamiento de homosexuales

Querida Dra. Laura:

Gracias por dedicar tantos esfuerzos a educar a la gente en la Ley de Dios. Yo mismo he aprendido muchísimo de su programa de radio e intento compartir mis conocimientos con todas las personas con las que me es posible. Por ejemplo, cuando alguien intenta defender el estilo de vida homosexual me limito tan sólo a recordarle que el Levítico, en sus versículos 18:22, establece claramente que la homosexualidad es una abominación. Punto final.

De todas formas, necesito algún consejo adicional de su parte respecto a algunas otras leyes bíblicas en concreto y cómo cumplirlas:

a) Me gustaría vender a mi hermana como esclava, tal y como indica el Éxodo, 21:7. En los tiempos que vivimos, ¿Qué precio piensa que sería el más adecuado?

b) El Levítico, 25:44, establece que puedo poseer esclavos, tanto varones como hembras, mientras sean adquiridos en naciones vecinas. Un amigo mío asegura que esto es aplicable a los mejicanos, pero no a los canadienses. Me podría aclarar este punto? ¿Por qué no puedo poseer canadienses?.

c) Sé que no estoy autorizado a tener contacto con ninguna mujer mientras esté en su período de impureza menstrual (Lev 5:19-24). El problema que se me plantea es el siguiente: ¿cómo puedo saber si lo están o no? He intentado preguntarlo, pero bastantes mujeres se sienten ofendidas.

d) Tengo un vecino que insiste en trabajar en el Sábado. El Éxodo 35:2, claramente establece que ha de recibir la pena de muerte.¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo? ¿Me podría apañar usted este tema de alguna manera?

e) En el Levítico 21:20, se establece que uno no puede acercarse al altar de Dios si tiene un defecto en la vista. He de confesar que necesito gafas para leer. ¿Mi agudeza visual tiene que ser del 100%? ¿Se puede relajar un poco esta condición?

f) La mayoría de mis amigos (varones) llevan el pelo arreglado y bien cortado, incluso en la zona de las sienes a pesar de que esto está expresamente prohibido por el levítico, 19:27. ¿Cómo han de morir?

g) Sé gracias al Levítico, 11:6-8, que tocar la piel de un cerdo muerto me convierte en impuro. Aún así, ¿Puedo continuar jugando al fútbol si me pongo guantes?

h) Mi tío tiene una granja. Incumple lo que se dice en el Levítico 19:19, ya que planta dos cultivos distintos en el mismo campo, y también lo incumple su mujer, ya que lleva prendas hechas de dos tipos de tejido diferentes (algodón y poliéster). Él, además, se pasa el día maldiciendo y blasfemando. ¿Es realmente necesario llevar a cabo el engorroso procedimiento de reunir a todos los habitantes del pueblo para lapidarlos? Lev 24:10-16). ¿No podríamos sencillamente quemarlos vivos en una reunión familiar privada, como se hace con la gente que duerme con sus parientes políticos? (Lev 20:14).

Sé que usted ha estudiado estos asuntos con gran profundidad, así que confío plenamente en su ayuda. Gracias de nuevo por recordarnos que la palabra de Dios es eterna e inmutable.

Fuente: Jorge Lanata

El Diario de Morón cumple 20 años

20 años del Diario de Morón
20 años del Diario de Morón


Felicidades a “El Diario de Morón” por sus 20 años.


Hoy estuve en la fiesta en la Plaza de Morón en donde tuvo lugar una charla sobre “Poder y Medios de Comunicación” a cargo del director del diario Javier Romero, y los periodistas Miriam Lewin, Miguel Jorquera y Martín Caparrós.


Hadopi, la ley contrarevolucionaria que penaliza las descargas ilegales en Francia


Transcribo un artículo de Eliseo Verón, semiólogo y profesor plenario Universidad de San Andrés sobre la nueva ley francesa que penaliza las descargas ilegales.


Interesante para reflexionar sobre el futuro del derecho de autor y como las leyes tratan de regular, algunas veces, contra la voluntad de las sociedades y el desconocimiento total de los movimientos culturales que las generan y que a su vez, realimentan. El artículo fue publicado originalmente en el diario Perfil.


p2p


Las aventuras de Hadopi

A pesar de la globalización, el mundo de los medios de cada país sigue teniendo fuertes características propias, y cuando uno llega a un país extranjero (aunque se lo frecuente con cierta regularidad), siempre lleva unos días acomodarse a los temas dominantes en las tapas de los diarios, en la radio, en la televisión; familiarizarse con las modalidades de poner énfasis en cierto tipo de noticias, con los estilos de interpelar al receptor, etcétera.


Llegado a París hace poco más de una semana, me llamó la atención un tema cuyo clímax ya ha pasado, pero que fue central en los medios franceses durante siete meses, agitando profundamente a la clase política y produciendo fuertes polémicas: Hadopi.


Hadopi es la sigla de: Haute Autorité pour la Diffusion des œuvres et la Protection des droits sur Internet –Alta autoridad para la difusión de las obras y la protección de los derechos en Internet–. Hadopi acaba de ser promulgada como ley: después de un período de advertencias, se penalizará a los internautas identificados como autores de descargas ilícitas de material sometido a derechos de autor, con penas que pueden ir hasta la suspensión del servicio de Internet, aunque la decisión final quedará en manos de un juez y no de un servicio administrativo, como era el propósito inicial.


El proyecto atravesó innumerables episodios: varias idas y vueltas al Parlamento; el rechazo de su primera versión por el Consejo Constitucional (que es la Corte Suprema de Francia), debido a la inconstitucionalidad de varios de sus artículos; legisladores del oficialismo que se oponían al proyecto; conflicto en la oposición entre quienes lo apoyaban y quienes no y, como se puede imaginar, una tormenta permanente en la Red –se llegó a hablar de la telenovela de Hadopi–. Aquí el tema central es el entretenimiento, el consumo de música y video, pero la situación tiene bastantes puntos en común con la que se ha venido discutiendo, en las columnas de este diario, sobre el periodismo en Internet. En Rue 89, uno de los mejores sitios de periodismo electrónico de Francia, el bloguero Versac (Nicolas Vanbremeersch) ha explicado de una manera muy clara lo que está en juego: la cuestión de la creación de valor, tema de mi columna de hace quince días. Durante mucho tiempo los valores culturales han sido valores privados: cuando compro el soporte (libro, disco, imágenes grabadas), el bien me pertenece. El valor cultural creado se transforma en valor económico en el instante único en que compro el soporte, que no es reproducible por quien lo ha comprado. Internet desmaterializa las creaciones culturales y les otorga dos propiedades: no rivales (si yo gozo del bien, eso no impide que otro lo haga) y no excluyentes (a priori, nadie está excluido del goce).“Cuando un bien no es rival ni excluyente, se ha transformado en un bien público”, dice Vanbremeersch, evocando el ejemplo de una ruta. Los bienes públicos, dice Versac, se facturan indirectamente, porque “nadie ha encontrado la manera de hacer pagar directamente un bien público accesible libremente a todos”. Esta revolución cuestiona todo el ecosistema de la creación cultural y los fundamentos tradicionales del negocio del entretenimiento están desapareciendo. “Por ecosistema, insiste Vanbremeersch, no hay que pensar simplemente ‘empleo’ o ‘facturación anual’; de lo que se trata es de equilibrios, de la manera en que aparece y se concretiza la creación de valor.”


Hadopi es una ley contrarrevolucionaria y la defensa de los derechos de autor apenas un pretexto para defender, hasta cuando sea posible, un mercado destinado a desaparecer. El presidente de la comisión que preparó el proyecto de ley es el ex CEO de la Fnac, una de las principales cadenas francesas de venta de libros, discos y videos: flagrante conflicto de intereses. Y según parece, antes de ser votada, Hadopi estaba ya superada técnicamente: el P2P (peer to peer) está cayendo en desuso y los nuevos dispositivos de descarga de archivos que se están generalizando son cifrados: imposible identificar al internauta y tampoco el contenido del archivo que se descarga. Para enfrentar estos nuevos procesos, habrá que ejercitar la imaginación. Me permito una cita del último libro de Jacques Rancière, que acaba de aparecer y no tiene nada que ver con el tema: “Una fuerte tensión. Mucho trabajo en perspectiva para quien no quiere morir idiota. Y tanto peor para la gente cansada”.

¿Un debate válido sobre el rol de los medios?


En este caso el post está a cargo de Mixtli Cano Moreno (*), periodista invitada a través de una búsqueda en Twitter.


Periodismo


Sin llegar a la afirmación de Marshall Mc Luhan de que “el medio es el mensaje” no se puede separar la evolución del periodismo y de las teorías de la comunicación social del contexto en el que se desarrollaron.


En la segunda mitad del siglo XIX, aparecieron y se popularizaron distintas formas de tecnologías de medios. La mayoría de los teóricos de esta época se mostraron extremadamente pesimistas ante el auge de las comunicaciones. Para muchos, los nuevos medios masivos tenían cierta responsabilidad en la transformación de la sociedad de rural a urbana, en la proliferación del crimen y en la inestabilidad de los sistemas políticos. La mayoría de estos académicos eran miembros de las élites dominantes y acusaban a los medios de modelar los gustos y la moral de las clases más bajas o menos educadas, a las que consideraban vulnerables a sus mensajes.

 

 

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Noticias Hiperlocales


Los nuevos medios nos brindan la posibilidad de acceder a noticias globales de cualquier parte del mundo, pero también, está generando un nuevo fenómeno, publicaciones hipersegmentadas a un nivel microlocal.


Leyendo el blog de Cristopher Wink encontré un interesante post sobre los medios hiperlocales.


Según su definición las noticias hiperlocales son una recopilación de información de una determinada comunidad que forma parte o formó parte de una cobertura mucho más amplia que si misma.


Para él, “el movimiento hiperlocal está encapsulando un amplio movimiento que va desde ciudadanos periodistas  de barrios o ciudades de unos pocos miles de personas o incluso menos, hasta emprendedores mediáticos que están tratando de crear sistemas de gestión de noticias la obtención de noticias que cubren áreas geográficas pequeñas.”


Respondiendo este post de Wink, en el blog Data Mining de Matthew Hurst, se propone una ampliación del concepto.


Este autor cree que el término “hiperlocal” debe tener en cuenta:

  • Que permite a los residentes estar mejor informados sobre su entorno
  • La información permite a los residentes mejorar su calidad de vida
  • Estas nuevas tecnologías permiten a los residentes a estar mejor conectados
  • Las comunidades pueden ser más ricas y mejor gobernadas

En resumen para Hurst lo hiperlocal incluye [los datos, los comportamientos, las tecnologías] que apoyan el sentido de pertenencia de un residente con su comunidad específica. En otras palabras, para él el concepto ya no debe pensarse solamente en término de noticias solamente.


Interesante sería pensar como lo hiperlocal se integra con una segmentación no dada ya por la ubicación geográfica sino por el interés del individuo. ¿Cual será entonces la mayor fuerza de atracción para el usuario a la hora de elegir sus prácticas? ¿Seguirá estructurándose por su lugar de nacimiento o residencia o preferirá a una comunidad conformada por intereses comunes?