Nos siguen pegando abajo.

Jorge Julio López, cuya declaración fue clave para condenar al represor Miguel Etchecolatz sigue desaparecido.

Lo buscan por todos los medios. Y no aparece.

En cambio, lo que aparece es el miedo.

La Corte Suprema pidió “la debida protección de los testigos” que comparecen ante los Tribunales, para así “garantizar el ejercicio de la función jurisdiccional” del sistema de Justicia.

Pero la Justicia reclama que alguien le de bola, pero 30 años después los mismos hijos de puta, se cagan en ella y siguen con sus métodos.

¿Y que hacemos nosotros?
¿Miramos?
¿Protestamos?
¿Seguimos con el no te metás?

O lo que es peor, ¿Seguimos indiferentes como si nada?

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