El científico británico Stephen Hawking, célebre por estar postrado en una silla de ruedas inmóvil desde hace treinta años y por haber escrito ese maravilloso best seller científico llamado “La Historia del Tiempo”, aseguró que el cambio climático es una amenaza para el planeta superior al terrorismo.
El científico británico Stephen Hawking, célebre por estar postrado en una silla de ruedas inmóvil desde hace treinta años y por haber escrito ese maravilloso best seller científico llamado “La Historia del Tiempo”, aseguró que el cambio climático es una amenaza para el planeta superior al terrorismo.
Su comentario se produjo mientras otros prominentes científicos adelantaban las manecillas del llamado Reloj del Juicio Final, para advertir al mundo que estamos más cerca de una hecatombe atómica o climática. Es la cuarta vez que los expertos de la revista Boletín de los Científicos Atómicos, patrocinada por Hawking, adelantan el gigantesco reloj, situado en la Universidad de Chicago.
Hawking advirtió que “como ciudadanos del mundo, tenemos el deber de alertar al público de los riesgos innecesarios con los que vivimos cada día, y de los peligros que prevemos si los gobiernos y las sociedades no actúan para inutilizar las armas nucleares y evitar un mayor cambio climático”.
Como científicos “comprendemos los peligros de las armas nucleares, pero estamos viendo cómo las tecnologías y actividades humanas están afectando al clima de forma que pueden cambiar para siempre la vida en la Tierra”, añadió.
El reloj fue adelantado dos minutos por los expertos del Boletín de los Científicos Atómicos, que deciden la posición de las agujas en consulta con su consejo de patrocinadores, del que forman parte 18 laureados con el premio Nobel. Antes marcaba las 23.53 y ahora pasó a las 23.55, lo que representa que estamos supuestos cinco minutos (en la medida del tiempo que se emplea como metáfora) de la hecatombe.
El anuncio del cambio de hora se efectuó en presencia de numerosos científicos ingleses y estadounidenses (justamente, este país tiene al presidente que más se opone a una política contra el calentamiento global, porque discute sus evidencias científicas). El presidente de la Royal Society de Londres y reconocido profesor de cosmología y astrofísica, Martin Rees, señaló que, aunque las armas nucleares siguen siendo “la amenaza más inmediata y catastrófica para la Humanidad”, el cambio climático “también tiene el potencial de acabar con la civilización tal y como la conocemos hoy”.
En términos similares se pronunció la directora del Boletín de los Científicos Atómicos, Kennette Benedic, al hacer un llamado a modificar la forma de pensar sobre el uso y el control de las nuevas tecnologías para “evitar una destrucción indescriptible y un mayor sufrimiento humano”.
El reloj, creado en 1947 por un grupo de científicos preocupado por el posible estallido de una guerra nuclear, del que formó parte Albert Einstein, marcaba inicialmente las 23.53 horas, a siete minutos de la medianoche del eventual día del Apocalipsis o del Juicio Final, y desde entonces se adelantaron o retrasaron 18 veces, incluida ésta.
El momento en que más cerca estuvieron las agujas del ‘desastre’ fue en 1953, cuando se colocaron a sólo dos minutos de las 00.00 horas tras la primera explosión de una bomba de hidrógeno por parte de EEUU.
Posteriormente, el reloj se retrasó a 12 minutos en 1972 después de firmarse el acuerdo de limitación de armas nucleares estratégicas (SALT), volvió a acercarse hasta los seis minutos en 1988 y dos años después se retrasó nuevamente a 10 ante los cambios en el Este de Europa.
La última ocasión en que se cambió fue en febrero de 2002, cuando se adelantaron las agujas dos minutos tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. El denominador común de todos estos casos es evidente. Tras cada una de las acciones se encuentra la mano del hombre.