Comunicación: Washington Uranga

El sistema de comunicación ejerce hoy parte del poder en la sociedad a partir del proceso de “mediatización”. Pero simultáneamente se puede observar que el sistema mediático es fundamentalmente comercial y cada día más altamente concentrado en cuanto a la propiedad. Un reciente informe producido en España ilustra sobre esta situación y su relación con la democracia. En Argentina, mientras tanto, se debate sobre la futura ley de servicios públicos de comunicación. De lo que se decida y de los aspectos que se contemplen depende también la gobernabilidad en el marco de la democracia.


Por Washington Uranga (Director de la Maestría en Periodismo, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.)

El sistema de comunicación tiene una gran incidencia sobre los actores sociales y los sujetos de la vida colectiva. Por ese motivo es ineludible considerarlo como factor de poder y un interlocutor necesario para analizar la gobernabilidad en una sociedad. Pero a diferencia de las autoridades políticas, que surgen de procesos electorales y deben reunir detrás de sí consensos democráticos, los medios de comunicación parecen sólo sometidos a las leyes del mercado y, en la mayoría de los casos, pregonan actuar con “independencia” y “objetividad”, equidistante de todo tipo de intereses. Por otra parte, el sistema político democrático debería encontrar uno de sus principales soportes en la existencia de una sólida interlocución entre gobierno y sociedad, apoyada en una estructura de comunicación basada en principios de derecho a la comunicación y acceso a la información y en el compromiso de quienes ejercen el gobierno de actuar en consonancia con el deber de informar. Visto de este modo, los medios de comunicación no pueden quedar a merced de los intereses del poder político o económico. A los medios les corresponde ejercer una mediación entre ciudadanos y gobierno, entre opinión pública y sociedad. En otras palabras: es un derecho del ciudadano acceder a la información y participar, en el marco de la democracia, del sentido de las decisiones políticas. Esto es parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su vigencia requiere de medidas políticas, de decisiones legislativas y de iniciativas sociales que lo garanticen. Si una sociedad renuncia a tomar decisiones en este sentido está resignando mejorar la calidad de la democracia.

Los medios pueden jugar distintos papeles en el marco de la gobernabilidad. Pueden convertirse en difusores de la demanda social, en correa de transmisión de las exigencias de los distintos sectores de la sociedad. Pueden actuar también como aliados del gobierno, como amplificadores de sus orientaciones y puntos de vista, de sus señalamientos políticos. Pueden concebirse también y de manera más integral como escenario; como ese espacio donde todos los actores sociales pueden encontrarse para intercambiar y dialogar. Esto último dicho sin la ingenuidad ni la pretensión de desconocer la inevitable y –en el mejor sentido– saludable lucha por el poder. Ninguna de estas posibilidades es excluyente de la otra. Todas se suman y complementan en el marco de la sociedad actual, “mediatizada” de manera definitiva. Lo mejor sería que la idea del “escenario” contenga a las otras (“difusores de la demanda social” o “aliados del gobierno”), porque aquélla es la que más contempla la posibilidad democrática, porque incluye la diversidad y la pluralidad, pero también porque la interlocución de los actores en ese escenario ayudará a ponderar cada posición en el marco del diálogo político, social y cultural.

En materia de legislación se requiere una autoridad de aplicación que exprese, de manera inequívoca, al conjunto de los actores de ese escenario plural y no sujeto a ninguno de ellos, porque de esta manera, aun por encima de la legalidad, se ganará en legitimidad. Pero en todos los casos la comunicación actual requiere responsabilidad. De parte de quienes ejercen la comunicación en los medios para expresar la demanda de manera comprensible y dimensionada, con la necesaria veracidad que incluye la necesidad de contextualizar, evitando dar la parte como si fuera el todo y dejando de lado los golpes de efecto producidos mediante el sensacionalismo. Del lado de quienes gobiernan para desplegar todas las medidas para que el derecho a la comunicación y la libertad de expresión se cimienten en la igualdad de oportunidades. Y por los actores sociales asumiendo que ejercer el derecho a la comunicación supone tomar la iniciativa, involucrarse y poner en juego la palabra para hacer diciendo.

Así planteada la comunicación puede ayudar a la gobernabilidad. Cualquier desbalanceo puede ser nefasto para la democracia. Desde este punto de vista, siendo importantes las normas serán siempre insuficientes. En materia de comunicación y gobernabilidad, la responsabilidad de los actores se ubica incluso por encima del cumplimiento estricto de las normas. Hay que construir entonces un capítulo de responsabilidad social de la comunicación basada en una perspectiva de derechos. Es otra de las tareas que tenemos por delante.

Monsanto: Cosecha de miedo

Leyendo El viaje de Odisea encontré un link a una nota de Vanity Fair en donde denuncia los manejos de Montsanto.

Esta investigación estuvo a cargo de los periodistas Donald L. Barlett and James B. Steele. A continuación mi traducción de la misma. En días del piquete ruralista y con el conflicto del campo en una tensa espera, quizás a muchos le suene conocido lo que cuenta el artículo.

Sin duda al momento de decidir nuevas políticas agropecuarias en nuestro país, sería importante incluir en la discusión el tema de las patentes.

Monsanto: Cosecha de miedo

Monsanto ya domina la cadena alimentaria de Estados Unidos con sus semillas genéticamente modificadas. Ahora que su próximo objetivo es la producción de leche. Sus despiadadas tácticas de batallas legales en contra de los pequeños agricultores son tan aterradoras como la historia de contaminación tóxica que acarrean sus prácticas desde hace décadas.

Gary Rinehart recuerda claramente el día en el verano de 2002, cuando caminaba en el extranjero y publicó su amenaza. Rinehart estaba detrás del mostrador de “Square Deal”, su “viejo almacén de campo”, como él lo llama, en Eagleville, Missouri, una pequeña comunidad agrícola 100 millas al norte de Kansas City.

”Square Deal” está en Eagleville, y es un lugar donde los agricultores y los pobladores pueden ir para comprar linternas, tarjetas de felicitación, elementos de caza, helados, aspirinas, y decenas de otros pequeños objetos sin tener que conducir a una hasta una gran tienda en la ciudad de Betania a 15 millas del lugar.

Todo el mundo conoce Rinehart, quien nació y se crió en la zona y es el propietario de uno de los pocos negocios que sobreviven en Eagleville.

“Bueno, Soy yo”, dijo Rinehart

Rinehart recuerda que el hombre comenzó a atacarlo verbalmente, diciendo que tenía pruebas de que Rinehart había plantado soja genéticamente modificada por Monsanto violando la patente de la compañía. También le dijo que era mejor negociar con Monsanto que enfrentar las consecuencias.

Rinehart no podía creer las palabra que escuchaba perplejo junto a los clientes que esperaban y los empleados de la tienda. Como muchos otros en las zonas rurales de Estados Unidos, Rinehart sabía de la feroz reputación de Monsanto para hacer cumplir sus patentes y demandar a cualquiera que presuntamente las violara.

Pero Rinehart no era un agricultor. No era un distribuidor de semillas. No había plantado ni vendido semillas. Era dueño de una muy pequeña tienda de campo en un pueblo de 350 personas. Estaba furioso de alguien entrara en su negocio y lo avergonzará delante de todos. “Me hizo quedar mal a mí y a mi negocio”, dice

Rinehart. Entonces le dijo al intruso, “Tenés al hombre equivocado”.

El extraño insistió y Rinehart lo invitó a retirarse. Mientras se iba el hombre siguió amenazandolo. Rinehart dice que no recuerda las palabras exactas, pero fueron algo como “Monsanto es grande. Usted no puede ganar. Lo vamos a hacer pagar”

Escenas como esta se ven todos los días en muchas zonas rurales de Estados Unidos.

Monsanto persigue a agricultores, cooperativas rurales, comerciantes de semillas y cualquier persona que sea sospechosa de haber infringido sus patentes de semillas genéticamente modificadas.

Entrevistas y documentos judiciales revelan que Monsanto se apoya en un ejército de investigadores privados y agentes que llevan temor al corazón rural de EEUU.

Estos agentes llegan a los campos agrícolas y secretamente filman y fotografían a agricultores y propietarios de tiendas, se infiltran en reuniones de la comunidad, y reúnen información acerca de las actividades agrícolas.

Los agricultores dicen que algunos agentes de Monsanto se hacen pasar por encuestadores. Otros se enfrentan los agricultores en sus tierras y tratan de presionar a firmar documentos que dan a Monsanto acceso a sus registros privados. Los agricultores los llaman “La policía de las semillas” y utilizan palabras como como “Gestapo” y “mafia” para describir sus tácticas.

Cuando se le preguntó por estas prácticas, Monsanto se negó a dar detalles y solo aclaró que empresa está simplemente protegiendo sus patentes. “Monsanto gasta más de $ 2 millones al día en la investigación para identificar, probar, desarrollar y llevar al mercado nuevos e innovadores semillas y tecnologías que beneficien a los agricultores” declaró el portavoz de Monsanto, Darren Wallis, en un correo electrónico enviado a Vanity Fair.

“Una herramienta en la protección de esta inversión es patentar nuestros descubrimientos y, en su caso, defendernos legalmente en contra de los que podría optar por violarlos”. Wallis dijo que, si bien la gran mayoría de los agricultores y comerciantes de semillas siguen el acuerdo de licencia, “Existe una pequeña fracción que no lo hace” y que Monsanto tiene la obligación de hacer valer sus derechos de patente sobre los que “que pretenden aprovecharse de los beneficios de la tecnología sin tener que pagar por su uso.” Sin embargo dice que “solo un pequeño número de casos llegan a juicio”

Algunos comparan la postura de Monsanto con los esfuerzos de Microsoft para proteger su software de piratas. Por lo menos con Microsoft, el comprador de un programa puede usarlo una y otra vez. Pero los agricultores que compran las semillas de Monsanto ni siquiera pueden hacer eso.

El control de la naturaleza

Durante siglos, los agricultores han guardado las semillas de una temporada a otra: se plantaba en la primavera, se cosechaba en otoño, luego preparaban las semillas durante el invierno para volver a plantarlas la siguiente primavera. Monsanto ha provocado que esta antigua práctica desapareciera.

Monsanto desarrolló y patento las semillas transgénicas que resisten a su propio herbicida (Roundup), ofreciendo a los agricultores la opción de fumigación los campos matando a todas las malezas sin afectar los cultivos.

Durante casi toda su historia, la oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos se habían negado a conceder patentes sobre las semillas ya que consideran formas de vida con demasiadas variables para ser patentadas. “No es como describir un widget”, dice Joseph Mendelson III, el director legal del Centro de Seguridad Alimentaria, que tuvo a su cargo el seguimiento de las actividades de Monsanto en las zonas rurales de América durante años.

Sin embargo en 1980 la Corte Suprema de los EE.UU., en una votación con cinco jueces a favor y cuatro en contra aceptaron el patentamiento. En su decisión, el tribunal amplió el derecho de patentes para abarcar a ” microorganismos vivientes creados por el hombre”.

En este caso, el organismo ni siquiera una semilla. Se trataba de una bacteria “Pseudomonas” desarrollada por un científico de General Electric para limpiar derrames de petróleo. Pero el precedente quedó establecido, y Monsanto se aprovechó. Desde los 80´s, Monsanto se ha convertido en el líder mundial en semillas modificadas genéticamente y ha obtenido 674 patentes de biotecnología, más que cualquier otra compañía, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU.

Los agricultores que compran semillas patentada por Monsanto Roundup Ready están obligados a firmar un acuerdo prometiendo de no guardar las semillas producidas después de cada cosecha para volver a plantarlas, o de vender las semillas a otros agricultores. Esto significa que los agricultores tienen que comprar semillas nuevas cada año. Ese incremento en las ventas, junto al combo de venta con el desmalezador Roundup generó millones para Monsanto.

Este cambio radical respecto de la antigua práctica ha creado disturbios en las granjas. Algunos agricultores no comprenden que no se permite guardar las semillas de Monsanto para una futura siembre. Otros lo saben pero no comprenden porque desperdiciar un producto perfectamente utilizable. Algunos otros dicen que no utilizan semillas genéticamente modificadas de Monsanto, pero las semillas han sido llegado a sus campos por el viento o depositadas por las aves. A simple vista ambas variedades son idénticas, y sólo un análisis de laboratorio pueden mostrar la diferencia.

Incluso si un agricultor no compra semillas transgénicas y no las quiere en su tierra, seguramente recibirá una visita de “los policías de las semillas” de Monsanto si se descubren rastros de sus semillas en sus cosechas.

La mayoría de los nortamericanos conoce Monsanto porque compra sus productos para el jardín pero no tienen idea de que está involucrado en la producción de los alimentos que llevan a sus mesas cada día.

Durante la mayor parte de su historia, Monsanto fue conocido como un gigante de los productos químicos, culpable de la producción de algunas de las sustancias más tóxicas jamás creadas generando residuos y convirtiendo regiones enteras en algunos de los más contaminados de la Tierra.

Sin embargo, durante la última decada, la compañía ha tratado de borrar su pasado tratando de mostrarse como algo muy diferente. Ahora se muestra como una “empresa agrícola” dedica a hacer del mundo “un lugar mejor para las generaciones futuras.”

Aún así, más de un cientos de webs describen las semejanzas entre Monsanto y la empresa ficticia “U-Norte” en la película Michael Clayton, un gigante de la agroindustria demandados por varios miles de millones de dólares acusados de vender un herbicida que causa cáncer.

Las semillas transgénicas de Monsanto semillas han transformado la empresa y están alterando radicalmente la agricultura mundial. Hasta el momento, la empresa ha producido semillas transgénicas de soja, maíz, canola, y algodón.

Muchos más productos se han desarrollado o están en fase de preparación, incluidas las semillas de remolacha azucarera y de la alfalfa.

La compañía también está tratando de ampliar su alcance en la comercialización de la producción de leche artificial incorporando en las vacas la hormona del crecimiento que aumenta su producción, y que está tomando medidas enérgicas para poner a los que no deseen utilizar la hormona de crecimiento en una situación de desventaja comercial.

Aún cuando la empresa está impulsando su programa de trasngénicos, Monsanto también está comprando las empresas de semillas convencionales. En 2005, Monsanto pagó $ 1,4 millones por Seminis, compañía que controla el 40 por ciento del mercado de los EE.UU. para la lechuga, los tomates, otras semillas de hortalizas y frutas.

Dos semanas más tarde anunció la adquisición de la tercer mayor empresa de algodón del país, Emergent Genetics, por 300 millones de dólares. Se estima que las semillas de Monsanto representan en la actualidad el 90 por ciento de la producción de soja de los EE.UU. Las adquisiciones de Monsanto han impulsado su crecimiento explosivo, transformándola en la compañía de semillas más grande del mundo.

En el Irak, el trabajo se enfoca en en proteger las patentes de Monsanto y otras empresas de semillas transgénicas Uno de las últimas actividades de Paul Bremer como jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición fue una orden que estableció que “los agricultores tienen prohibida la reutilización de las semillas de variedades protegidas.” Monsanto ha dicho que no tiene interés en hacer negocios en Irak, pero en caso de que la empresa cambie de opinión, la ley americana está en su lugar.

Cada vez más las empresas agrícolas y los agricultores están utilizando semillas transgénicas de Monsanto. En 1980, no existían los cultivos modificados genéticamente en los EE.UU. En 2007, se plantaron un total de 142 millones de acres. En todo el mundo, la cifra fue de 282 millones de acres. Muchos agricultores creen que las semillas transgénicas aumentan el rendimiento de los cultivos y les hace ahorrar dinero. Ademas mediante el uso de semillas de soja Roundup Ready, un agricultor puede pasar menos tiempo atendiendo a sus campos. Con las semillas de Monsanto, los agricultores siembran, y luego se fumiga con Roundup para matar las malas hierbas reemplazando el trabajo intensivo que requería el control de la maleza.

Y el control de las semillas no es una abstracción. Quien provea las semillas que se plantan en el mundo controlará el abastecimiento mundial de alimentos.

Bajo Vigilancia

Después de que el investigador de Monsanto enfrentara a Gary Rinehart, la empresa presentó una demanda federal alegando que Rinehart “Había plantado a sabiendas, intencional, y voluntariamente en violación de los derechos de patente de Monsanto”

Durante la temporada de siembra del 2002, el investigador Jeffery Moore, al vigilar la finca del Sr Rinehart, observó al demandado con una bolsa marrón plantando semillas de soja. Moore luego de observar esta tarea localizó dos bolsas vacías en una zanja en ubicada al lado de uno de los campos plantados por Rinehart, en las que quedaban algunas semillas. Moore recogió una pequeña cantidad de estas semillas de sojas que quedaban en la bolsa. Estas muestras tomadas dieron un resultaro positivas al realizárseles una prueba de Monsanto Roundup Ready.

Ante la demanda judicial federal, Rinehart se vio obligado a contratar a un abogado. Monsanto finalmente se dio cuenta de que “el investigador Jeffery Moore” había apuntado al hombre equivocado, y se retiro la demanda.

Rinehart más tarde se enteró de que la empresa había realizado una investigación de los agricultores de su zona. Rinehart nunca fue escuchado nuevamente por Monsanto: no le mandaron una carta de disculpa, no admitieron publicamente que la empresa había cometido un terrible error, ni le ofrecieron pagar los honorarios del abogado. “No sé cómo logran salirse con la suya”, dice. “Si yo hubiera tratado de hacer algo como que eso me hubiera salido muy mal. Me sentí como si estuviera en otro país. “

Gary Rinehart es, en realidad, uno los más afortunados objetivos de Monsanto. Desde la introducción comercial de sus semillas transgenicas en 1996, Monsanto ha puesto en marcha miles de investigaciones y presentó demandas judiciales contra cientos de agricultores y comerciantes de semillas. En un informe de 2007, el Centro de Seguridad Alimentaria, en Washington, DC, se documentan 112 demandas en 27 estados. Además, Bill Freese, un investigador de este centro dice: “El número de casos registrados es sólo la punta del iceberg”.

Los abogados que han representado a los agricultores demandados por Monsanto afirman que las acciones intimidatorios de las empresas son moneda corriente.

La mayoría se rinde y paga a Monsanto cierta cantidad de dinero por daños y perjuicios, y los pocos que se resisten se enfrentan contra la fuerza jurídica de la empresa semillera.

Para seguir leyendo el informe (en inglés) hacé click aquí.

Blogs, periódicos y crisis de identidad

Les transcribo un post muy interesante de Juan Freire donde se analiza la relación de los medios con los blogs.

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Primero fue la prensa, después fue Internet, poco después la prensa llegó a Internet, a continuación nació una nueva “prensa” digital y, casi inmediatamente, llegaron los blogs. ¿Y ahora?, en Soitu.es Piel digital planteo que los límites han dejado de estar ya claros: ¿Qué soy? La crisis de identidad de medios y blogs.

¿Qué es un blog? La pregunta a los que todos buscan respuesta y que tiene (y cada vez más) una casi imposible contestación. Vayamos a unas definiciones convencionales: ¿un medio de comunicación?, ¿una tecnología?

Entonces estaremos de acuerdo en que desde The Huffington Post (el tercer “blog” de mayor valor económico según algunas estimaciones) al propio Soitu.es son blogs. Pero entonces, ¿qué es Piel digital? … ¿y mi humilde blog personal?

Pero y, ¿qué es un periódico digital? El País, El Mundo, The Guardian … pero también The Huffington Post y Soitu.es son medios digitales que usan principalmente texto … pero no únicamente. Los contenidos audiovisuales circulan por sus “páginas” y son más que complementos, tanto para los “nativos digitales” como para los heramanos pequeños digitales de las grandes cabeceras en papel. Por tanto son medios … pero también serían blogs.

Juan Varela, mi vecino de “contenedor”, se ha ido al IX Congreso Nacional de Periodismo Digital de Huesca para descubrir que (aún) no hay modelo para los medios digitales (Un modelo de periodismo para cada digital) después de asistir a un taller de directivos de medios digitales.
Y en este escenario estamos ahora.

Los límites se han difuminado y domina la fragmentación y los híbridos. Como explico con más extensión en Soitu, los expertos nos hacen recomendaciones:

  • Marc Cuban defiende apasionadamente que los medios no deberían incluir blogs.
  • Paul Boutin recomienda obviedades en The New York Times para aquellos que quieran convertirse en blogstars y de paso define en negativo a los blogs: no es una profesión (pero algunos acaban siendo profesionales), puede (o no) proporcionar ganancias, hablan de todo (y muchos de nada concreto), y se publica cuando y como se quiere (o sea, no se atienen a ningún estándar de frecuencia o estilo).
  • Francis Pisani nos recuerda que un blog casi nunca es buen negocio y
  • Raúl Hernández explica por qué ser blogger tampoco es buen negocio

…. O si. Un blog no es más que una extensión digital de la vida de una persona y el principal beneficio que proporcionan al 99.999% de los bloggers se sitúa en el ámbito de las emociones y la economía del regalo.

“Jesús murió para darle vida al pueblo, igual que el Che”

Mi amigo y colega Hernán Giardini, conversó con Rubén Dri acerca de la Teología de la Liberación y los curas tercermundistas que, según este reconocido filósofo y teólogo, a diferencia del sector dominante de la Iglesia Católica, pelean junto al pueblo para liberarlo de su opresión.



– ¿Cómo surgió la Teología de la Liberación?

– Hoy se vincula fácilmente a la Teología de la Liberación con los curas tercermundistas, pero lo que hay que tener en cuenta es que cuando comenzamos nosotros con los curas tercermundistas o Sacerdotes para el Tercer Mundo en realidad no existía la Teología de la Liberación.

Es decir, no habíamos elaborado una teología que correspondiese a la práctica de liberación. Ello no quiere decir que en el cristianismo no existía. Sí existía, lo que pasa es que estaba muy soterrada.

Tuvimos que redescubrir las raíces de liberación del cristianismo. La Teología de la Liberación surge a partir de nuestras prácticas, que son prácticas de liberación, y vamos redescubriendo las prácticas de liberación de Jesús, las prácticas de liberación de los grandes profetas hebreos, de las comunidades cristianas primitivas, del movimiento cristiano primitivo… y a partir de ahí se va reelaborando naturalmente una Teología de la Liberación.

Porque la teología no es otra cosa más que la reflexión de fe que se hace a partir de la propia práctica. Ahora, cuando nosotros comenzamos a tener una práctica popular, una práctica junto a los sectores populares, junto a los pobres, en contra de la dominación, vamos entrando en contradicción con la teología que habíamos recibido.

Y a partir de ahí se comienza con la reelaboración de la propia teología, es decir, repensar nuevamente nuestro cristianismo, repensar nuevamente nuestra fe, que va a dar como resultado lo que se denominó Teología de la Liberación. Entonces, no es esto un descubrimiento que hacen algunas mentes lúcidas, no surge en las academias, no surge en la institución de la Iglesia como tal, sino que surge a partir de las prácticas de liberación de sacerdotes, de cristianos, de monjas, de religiosos, que en la medida que van asumiendo el proceso de liberación popular van repensando su propia fe.

– Usted plantea que a partir de la Teoría de la Liberación redescubrieron en el cristianismo su faceta liberadora, ¿eso significa que ya existía pero que estaba oculta?

– Sí, ya que es una nueva relectura del cristianismo, de la propia historia. Y con eso vamos a la vez redescubriendo que en realidad esta práctica de liberación existió siempre, solo que fue muy perseguida, pero siempre estuvo y afloró.

Muchas prácticas que se denominaron como herejías, de hecho eran prácticas de liberación, eran elaboraciones teológicas que las prácticas de dominación en las estaba muy comprometida la institución católica finalmente terminaron persiguiéndolas.

– Esto puede verse claramente en la obra de Fray Bartolomé de las Casas…

– Sí, porque en el momento de la Conquista de América podemos distinguir tres líneas religiosas: una era la que estaba totalmente alineada con la conquista, que es la que tenía el poder, donde la institución Iglesia estaba totalmente alineada con la conquista, con el genocidio, igual que pasó aquí con la última dictadura militar.

Pero como aquí, en aquella época también hubieron divergencias: hubo una corriente intermedia que trataba de suavizar el trato con los indígenas, pero que no se comprometía con una denuncia formal, concreta, de todas las atrocidades a las que cometían, la invasión española.

Y después estaba la corriente radical, que es la que nosotros consideramos también en la línea de la Teología de la Liberación, con todos los condicionantes y contradicciones de la época, pero que se comprometieron en serio contra las atrocidades propias de la Conquista, donde la figura más destacada fue Fray Bartolomé de las Casas, quien fue perseguido y tuvo que escapar de Chiapas porque querían asesinarlo.

Luego se va a la Corte de España, porque aparte de ser un defensor de los indígenas tenía visión política y se daba cuenta que no podía defender a los indígenas estando solamente en América, y se va a pelear al centro del poder, donde va a tener una disputa con la extrema derecha católica, representada por Sepúlveda, que consideraba que los indígenas no eran seres humanos y que estaban para ser dominados.

– ¿Cómo se fueron desarrollando luego estas diferentes posturas dentro del catolicismo en la historia de América Latina?

– Cuando aquí se produce el proceso independentista aparece con mucha claridad una institución que está muy pegada a la monarquía y por ende al Vaticano, y por otro lado un clero criollo que está por la independencia. En la época de los unitarios y federales aparece por una parte una institución jerárquica con quienes manejaban el poder, que incluso apoyó el genocidio de la Guerra contra el Paraguay, y estaban los curas del interior que estaban con los caudillos, que incluso se opusieron a la Guerra y fueron perseguidos. Como vemos, estas líneas estuvieron siempre presentes. Con sus contradicciones, siempre en el seno del cristianismo y de la Iglesia una Teología de la Dominación, de parte de una institución de poder, y una de Teología la Liberación que acompañaban prácticas de liberación, de curas, de laicos y religiosos.

– ¿Uno de ellos fue Camilo Torres no?

– Lamentablemente su figura no aparece en la gran prensa, en los medios de comunicación, pero el mensaje de Camilo Torres está presente y hoy sigue concitando la inspiración de cristianos para tener un compromiso acorde con el mensaje cristiano, que es un mensaje de liberación. Camilo señalaba muy profundamente que la única manera de hacer efectivo el amor es en una práctica de liberación, en una revolución. Lo que hay que ver es el contexto para interpretar cómo se hace una revolución, pero es así. No debe ser un amor platónico.

Cuando se ama, se ama a la persona, y amar al pueblo es comprometerse en serio. En ese sentido, el compromiso de Jesús fue revolucionario y lo llevó a la construcción de un movimiento, que yo lo llamo en mi libro “El Movimiento Antimperial de Jesús”, porque él va construyendo un construyendo un movimiento de liberación del pecado mayor, que era el Imperio Romano.

Y Camilo Torres lo veía en esa opresión imperial contra América Latina y contra su Colombia. Por eso asume la lucha contra esta opresión, tomando las armas, que era lo que dictaba ese momento. Lo que no quiere decir que hoy imitar a Camilo Torres signifique tomar las armas, hay que ver el contexto histórico que nos toca; pero sí significa asumir el compromiso de liberación en serio contra la opresión.

– Como lo hizo Romero en El Salvador…
– Sí, monseñor Romero tuvo una formación tradicional, de derecha, de la Iglesia, por eso había nombrado arzobispo de El Salvador, de la capital, y era un obispo de absoluta confianza de la Iglesia. Pero al constatar la miseria y la lucha del pueblo salvadoreño, y el compromiso de algunos sacerdotes, sobre todo uno que fue asesinado por sumarse a la lucha de los campesinos… ahí Romero estuvo como dos horas frente al féretro y a partir de ahí se da cuenta de lo que está pasando en su país, y que si el quería ser fiel a Cristo tenía que sumarse al pueblo, y se produce en él un cambio muy profundo, y toma un compromiso muy fuerte con su pueblo.

Y uno piensa: si algo de eso hubiesen hecho nuestros obispos en 1976 otra hubiese sido la historia… Romero les dice a los soldados que de ninguna deben obedecer órdenes inmorales, y les ordena que paren la represión, y con eso se decretó su muerte. Y por eso el pueblo lo transformó en santo.

– Como el padre Mujica en nuestro país…

– Su práctica era muy coherente con su teología. Y la de él también es una conversión, porque venía de una familia de la oligarquía. Pero Dios está en el pueblo, en el pobre. Y el encuentro con el pueblo, con el pobre, a las personas muy honestas lo convierten, y luego lo comprometen.

– Otro de los que practicaban la Teoría de la Liberación fue Miguel Ramondetti…

– Miguel fue un entrañable amigo mío. Con él, aparte de compartir ideológicamente, teológicamente, la lucha y las concepciones, he tenido una amistad muy profunda. Camilo Torres ha señalado, muy claramente, que se nos ha transmitido una Teología de la Muerte, que Jesús buscaba la muerte. Pero Jesús no quería la muerte, de ninguna manera, el muere precisamente porque quería la vida, pero la vida para el pueblo, lo mismo que el Che Guevara y que Camilo Torres, en la medida en que mueren por dar vida, y no por buscar la muerte.

Cuando uno está empeñado en la lucha, nunca tiene asegurada la victoria, tiene su riesgo, incluso la muerte. Ahora bien, su muerte… ¿es una derrota? Hay que ver qué significa entonces la derrota porque decir que el Che o Jesús fueron derrotados… Yo quiero decir: ¿Quién triunfó? ¿Pilatos? ¿A quién entusiasma hoy Pilatos? ¿Quién encuentra su sentido en la vida con el nombre de Pilatos? En cambio, cuántos lo encuentran con el nombre de Jesús, o del Che Guevara.

Entonces, sus muertes en un sentido son una derrota, pero en otro aspecto expresan victorias muy profundas, porque tienen sentidos muy profundos que siguen entusiasmando; siguen dándole sentido a multitud de seres que lo encuentran en la práctica de estos personajes.

– En ese sentido no sería criticable el hecho de que el pueblo tome las armas para liberarse…

Después de la dictadura genocida se ha comenzado a bajarnos un mensaje de que “nunca más las armas”, “nunca más la violencia”, cuando este continente sufre la violencia hace más de quinientos años, ¿no es cierto? Es como si nosotros pudiésemos dictarle a los pueblos la manera de defenderse.

La manera en que se van a defender los pueblos, éstos deben descubrirla en su propio contexto. Si en un momento determinado es la lucha armada, será la lucha armada, pero eso hay que verlo en el contexto, en la situación histórica. Nosotros no le podemos dictar a los pueblos cómo se van a defender. Este no es un momento de lucha por las armas, es otro momento histórico para el pueblo argentino.

Pero yo no sé como va a ser dentro de veinte años, cómo se va a tener que defender el pueblo argentino, pero sin dudas que se va a tener que defender de una u otra manera. Por eso yo no puedo dictarle “nunca más las armas”, cuando de hecho lo están masacrando desde arriba.

– ¿Cómo y dónde se está aplicando la Teología de la Liberación hoy?

-Como movimiento termina en el año 74, aunque nunca fue propiamente una institución. Pero la práctica o Teología de la Liberación continuó, aunque naturalmente tomó otros carriles. Recordemos que la dictadura hizo una gran persecución, hay una gran cantidad de curas asesinados, desaparecidos, torturados, exiliados. Pero ha quedado sobre todo en movimientos de base, en comunidades donde se ha continuado. Ahora en Santiago del Estero se va a ser un encuentro, que se hace todos los anos, de comunidades de todo el país sobre Teología Popular.

Hay un grupo de curas que se hacen llamar Sacerdotes de los Pobres que son una continuación de los Sacerdotes para el Tercer Mundo. También se da mucho con las comunidades campesinas, en el MOCASE, en el Chaco con los indígenas, en Corrientes con los pequeños productores.

Es decir, la Teología de la Liberación no ha muerto, en la medida en que no han muerto las prácticas de liberación; solo van tomando otras formas, se van realizando de otras maneras, y no necesariamente en las parroquias.

Si quieren leer más notas de Giardini y su equipo pueden entrar a su revista Contracultural.

Crítica critica a Crítica

Hace ya unos días salió el nuevo diario de Jorge Lanata.

Queriendo entrar a ver su versión digital, abrí mi navegar y puse la dirección www.diariocritica.com.ar y me encontré con esto:

Dentro de este sitio también se encuentra una denuncia contra el nuevo diario por la utilización de la marca registrada:

Finalmente llegué al destino originalmente buscado que se encuentra en el dominio www.criticadigital.com.ar

Una pelea de medios por los dominios para generar la primera polémica de un diario que sin dudas generará muchos más.

Roberto Gomez Bolaños

Los que conocen mis gustos, saben que amo al Chavo del 8 y al Chapulín Colorado.

Roberto Gomez Bolaños es el autor de Chespirito. Hace poco, un amigo mexicano me contó porque le dicen asi. No se si será verdad o no la historia pero es simpática. Parece ser que Bolaños era muy buen escritor desde chico, y se tenía fe. Y cuando le preguntaban que iba a ser de grande, el contestaba que iba a ser un escritor famoso, lo que le costó las bromas de sus amigos que empezaron a compararlo Shakespeare, y como era chiquito shakespearito, que derivó en la mexicanización Chespirito.

Como ya dije, no se si será cierto, pero es buena como anécdota.

Para que disfruten un rato de la genialidad de este artista mexicano, les dejo esta vieja entrevista de la Noticia Rebelde donde es entrevistado por otros dos petisos geniales: Guinzburg y Abrevaya

Beatriz Sarlo Escuela

La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas es un ensayo de Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942) de 1998. A pesar del género del libro, la escritora porteña «relata», de manera casi novelística, tres historias diferentes que hablan de la relación con la «máquina cultural» en la Argentina del siglo XX.

Que se refieran a ella como «La Sarlo», es emblemático del respeto que sienten los ambientes intelectuales argentinos por esta intelectual. La ensayista de Buenos Aires ha sido catedrática de Literatura Argentina, ha dictado cursos en muchas universidades de Estados Unidos y dirige, desde 1978, «Punto de vista», una revista cultural de tendencia socialista que comenzó siendo un órgano casi clandestino y que hoy ocupa un lugar reconocido en la vida cultural de la Argentina. Sarlo ha trabajado sobre literatura popular sentimental, historia del periodismo y de los medios de comunicación, cine y cultura de masas en relación con las producciones artísticas y el papel de los intelectuales. Y la cultura, o mejor las relaciones de diferentes personajes con la producción cultural de su país, es el enfoque de este ensayo.

El libro está dividido en tres partes y en cada una se relata una historia de difusión de cultura: la de una maestra de escuela en los años veinte, la de la traductora y animadora cultural Victoria Ocampo en el mismo período y la de un grupo de cineastas vanguardistas en los años setenta.

Rosa del Río es una joven maestra nacionalista y su relación con la «máquina cultural» es de imposición y consolidación. Enseña en las escuelitas de los barrios pobres de Buenos Aires, poblados, al comienzo del siglo XX, por muchos inmigrantes en busca de una nacionalidad que la maestra les inculca, inclusive con la violencia, como si fuese legítimo imponer el derecho a la nacionalidad. Rosa piensa utilizar métodos personales en la enseñanza, pero en realidad es completamente conforme a las disposiciones del Estado. Sarlo relata la historia en primera persona, intentando entender y explicar las motivaciones de la maestra, e inserta muchas citas extraídas de los libros de lectura de la época, en las que se nota el «afán» en busca de una nacionalidad.

La segunda parte está dedicada a la traductora, viajera e intérprete de culturas extranjeras Victoria Ocampo. Esta joven rica y cultivada pertenecía a la elite porteña y creó la revista «Sur», que difundió la cultura europea en Argentina. La relación de Ocampo con la «máquina cultural» es diferente de la de Rosa del Río. Sarlo la explica de esta forma: «La máquina cultural es allí una máquina de traducir lenguas y libros, de interpretar, de imitar, de trasladar objetos, de moverse en el espacio. Victoria Ocampo vivió bajo el signo de la traducción, que no es un signo pacífico» (p. 280). Sarlo nos cuenta el conflicto lingüístico de esta mujer, que escribe en una lengua materna que no es la suya (el francés frente al español). Ocampo cree que la relación entre la cultura argentina y la europea es posible y es de integración y de síntesis. En realidad, como se nota a través de los malentendidos que se crean con algunos de sus amigos intelectuales, la relación es conflictiva por el carácter secundario y periférico de la cultura argentina.

En la tercera parte los protagonistas son unos cineastas vanguardistas de los años setenta, un período clave en la historia contemporánea de la Argentina. Estos chicos grabaron en una noche media docena de cortometrajes para proyectarlos en un acto político. Sarlo relata de manera nítida cada film que fue grabado, casi como los observase a través del objetivo de una cámara. Se trata de films que hablan de la censura pero lo importante no es el sujeto de las películas sino de qué manera fueron acogidas por los vanguardistas políticos. Sarlo subraya la fractura entre la vanguardia estética, representada por los cineastas, que piensan que sus trabajos son políticos más por su forma que por su mensaje (que es, a veces, desacralizador), y la vanguardia política y revolucionaria.

La característica del ensayo es que debe de tener algo de ciencia y algo de literatura, o sea tendría que tener una exposición clara y sistemática y ser estéticamente bello. Esto no se verifica para todos los ensayistas, porque a veces son simplemente «técnicos» de un determinado tema. Beatriz Sarlo responde perfectamente a las demandas del género: su obra es una obra de crítica pura pero puede ser leída con placer estético, tiene la capacidad de combinar el rigor crítico con la elegancia de su estilo. Al leer este ensayo se nota que la estructura argumentativa en la que se basan los temas es impecable, el enfoque es nuevo y original: Sarlo, como en todas sus obras, analiza la realidad y la historia a partir de premisas nuevas y se plantea problemas culturales que nadie, antes de ella, se había puesto.

En este ensayo más que en otros la autora se ha fijado en la estructura narrativa; la novedad de La máquina cultural es precisamente la escritura, que a veces parece casi novelística, pero sin perder el rigor crítico que la caracteriza: en este libro la ensayista porteña utiliza la primera persona para relatar la historia de la maestra, como si se tratara de una ficción, para luego volver a la tercera persona con la que reconstruye la historia de Ocampo y de los vanguardistas.