Los actos de ayer despertaron pasiones. Dos lectores del blog y amigos me mandaron emails contándome porque no participaron de ambos actos:
Email 1:
No fui a Palermo porque ahí se juntaron los garcas, los gorilas, la oligarquía golpista de siempre que no quiere Estado y quiere negociar face to face con el mundo, sin compartir un mango; porque son los que si un europeo paga el kilo de lomo 90 mangos pretenden vendérnoslo a esa guita; porque son los que quieren instalar el libre mercado; porque son los que quieren que el mundo siga siendo injusto.
No fui a La Plaza porque el Gobierno, que generó con sus políticas el avance de la soja, usó todos los argumentos de quienes estamos contra la sojización (pérdida de soberanía alimentaria, contaminación por agroquímicos, deforestación, concentración de la tierra) para aplicarle retenciones móviles a la soja, pero cuando las papas les quemaron le otorgaron tantos subsidios a los productores que hicieron que así como las van a votar las retenciones serán menores que las del trigo y el maíz, y para colmo les pagarán el flete a los productores del NOA que los últimos 9 años desmontaron 2 millones y medio de hectáreas de bosques; por ende, la sojización no se detendrá.
En suma, no fui a ninguno de los actos porque cuando todo este quilombo termine, los productores seguirán plantando la maldita soja, y el gobierno seguirá haciéndose el “revolucionario” mientras inaugura un tren bala con la guita de las retenciones.
Email 2:
No fui a ningún acto porque me espanta tanto el “campo” como los peronchos, sectores que más que diferencias tienen mucho en común ya que ambos son: cerrados; optusos; apuestan al status quo; son místicos y religiosos; a-ideológicos y antiideológicos; retrógrados; cuasi-feudales y “patrones”; antipopulares; nacionalistas y “patrioteros” y además de todo no se cansan de usar la bandera Argentina y odio las banderas. (Bandera que usan y usaron tanto para festejar un gol de Batistuta como el anuncio de la guerra de Galtieri )