Africa, de los africanos

Artículo de Armando Quintana para Listao.


Hace unos días un menor inmigrante africano residiendo en un centro de acogida en Canarias recibía la visita del Comisario Europeo para migraciones y del Ministro del Interior español, y les decía a viva voz: “Queremos que África sea como Europa”. Es decir, que tenga las mismas posibilidades de trabajo y de progreso que existen en el llamado primer mundo.

Hace unas semanas se celebraba el Día Mundial de África. Todas las estadísticas que se hacían públicas eran negativas. No había una que arrojara una semilla de luz.

Es verdad que África es más que cayucos que cruzan el mar, que gobernantes corruptos, que safaris organizados para los turistas que la visitan. Es verdad que África es algo más que las sonrisas de los niños que vemos en documentales arremolinándose en torno a las cámaras televisivas. Es verdad también que en el pueblo africano están surgiendo, con fortuna, muchos movimientos sociales, la mayoría de ellos abanderados por mujeres, que reclaman un cambio y un mayor protagonismo popular en sus decisiones.

Pero no se puede pensar del todo en África sin olvidarnos de su pasado. Del colonialismo, de la expoliación permanente, hasta hoy, de empresas que hacen su agosto en sus países a costa de bajos salarios y gran trabajo. De los límites que impusieron los europeos a sus fronteras mezclando etnias rivales dentro de las mismas tiralíneas rectas. Solamente solucionando las causas del problema podremos ir a la raíz de las soluciones. Actuar sobre las consecuencias del hambre, injusticia y cosas parecidas es pan para hoy y hambre para mañana.

África es vitalidad, energía, danza, música, baile. Pero sigue vetada en los visados europeos. Interesa el turismo barato a un país exótico, pero no la venida de los africanos. Interesa sí que vengan los famosos del fútbol o los que han cultivado su cerebro, fugándose del desarrollo interior de su país, mientras seguimos dando limosnas para colaborar a su desarrollo. No hay fronteras ni visados para las empresas europeas o americanas que quieran allí constituirse.

Pero África debe ser de los africanos. Igual nuestros modelos europeos de construcción, de planificación, de política no entran en los esquemas de miles de etnias, tan diferentes entre sí, que pueblan su continente. Si no tienen el protagonismo suficiente para ejercitar su desarrollo, será difícil que se lo demos nosotros. Tendremos que colaborar – más bien devolverles lo que es suyo- pero dejando sean ellos los que se organicen, y exigiendo, como a todos –tanto en desarrollo como desarrollados- un seguimiento organizado en la práctica y ejecución de los Derechos Humanos. Un seguimiento que pasa porque los niños y adolescentes no trabajen sino que estudien para labrar el futuro de sus países. Para que pronto, ojalá que mañana mismo, sea el continente del futuro.

Otros artículos de Armando Quintana para Listao:

Actuá ya contra la tortura en Argentina

Amnesty lanzó una petición para tratar de erradicar las torturas en las cárceles de Argentina.

Amnistía Internacional también denunció a Argentina como uno de los 81 países en los que se seguía practicando la tortura y los malos tratos en las cárceles del país. El hacinamiento, las malas condiciones de seguridad, el deficiente acceso a la salud y la falta de nutrición, vestimenta y condiciones sanitarias inadecuadas y la violencia física y psíquica en los centros de detención, son una realidad cotidiana.

Para conocer más sobre esta realidad y poder sumar tu granito de arena para cambiarlo entrá acá.

Honduras: la futilidad del golpe

Un artículo que leí en el blog de Atilio Borón sobre el golpe de estado en Honduras.

La historia se repite, y muy probablemente concluya de la misma manera. El golpe de estado en Honduras es una re-edición del que se perpetrara en Abril del 2002 en Venezuela y del que fuera abortado ante la fulminante reacción de varios gobiernos de la región en Bolivia el año pasado. Un presidente violentamente secuestrado en horas de la madrugada por militares encapuchados, siguiendo al pie de la letra lo indicado por el Manual de Operaciones de la CIA y la Escuela de las Américas para los escuadrones de la muerte; una carta de renuncia apócrifa que se dio a conocer con el propósito de engañar y desmovilizar a la población y que fue de inmediato retransmitida a todo el mundo por la CNN sin antes confirmar la veracidad de la noticia; la reacción del pueblo que consciente de la maniobra sale a la calle a detener los tanques y los vehículos del Ejército a mano limpia y a exigir el retorno de Zelaya a la presidencia; el corte de la energía eléctrica para impedir el funcionamiento de la radio y la televisión y sembrar la confusión y el desánimo.

Como en Venezuela, ni bien encarcelaron a Hugo Chávez los golpistas instalaron un nuevo presidente: Pedro Francisco Carmona, a quien la inventiva popular lo rebautizó como “el efímero.” Quien desempeña su rol en Honduras es el presidente del Congreso unicameral de ese país, Roberto Micheletti, quien juró este domingo como mandatario provisional y sólo un milagro le impediría correr la misma suerte que su predecesor venezolano.

Lo ocurrido en Honduras pone de manifiesto la resistencia que provoca en las estructuras tradicionales de poder cualquier tentativa de profundizar la vida democrática. Bastó que el Presidente Zelaya decidiera llamar a una consulta popular -apoyada con la firma de más de 400.000 ciudadanos- sobre una futura convocatoria a una Asamblea Constitucional para que los distintos dispositivos institucionales del estado se movilizaran para impedirlo, desmintiendo de ese modo su supuesto carácter democrático: el Congreso ordenó la destitución del presidente y un fallo de la Corte Suprema convalidó el golpe de estado.

Fue nada menos que este tribunal quien emitió la orden de secuestro y expulsión del país del Presidente Zelaya, prohijando como lo hizo a lo largo de toda la semana la conducta sediciosa de las Fuerzas Armadas.

Zelaya no ha renunciado ni ha solicitado asilo político en Costa Rica. Fue secuestrado y expatriado, y el pueblo ha salido a la calle a defender a su gobierno. Las declaraciones que logran salir de Honduras son clarísimas en ese sentido, especialmente la del líder mundial de Vía Campesina, Rafael Alegría.

Los gobiernos de la región han repudiado al golpismo y en el mismo sentido se ha manifestado Barack Obama al decir que Zelaya “es el único presidente de Honduras que reconozco y quiero dejarlo muy claro”. La OEA se expresó en los mismos términos y desde la Argentina la Presidenta Cristina Fernández declaró que “vamos a impulsar una reunión de Unasur, aunque Honduras no forma parte de ese organismo, y vamos a exigir a la OEA el respeto de la institucionalidad y la reposición de Zelaya, además garantías para su vida, su integridad física y la de su familia, porque eso es fundamental, porque es un acto de respeto a la democracia y a todos los ciudadanos.”

La brutalidad de todo el operativo lleva la marca indeleble de la CIA y la Escuela de las Américas: desde el secuestro del Presidente, enviado en pijama a Costa Rica, y el insólito secuestro y la golpiza propinada a tres embajadores de países amigos: Nicaragua, Cuba y Venezuela, que se habían acercado hasta la residencia de la Ministra de Relaciones Exteriores de Honduras, Patricia Rodas, para expresarle la solidaridad de sus países, pasando por el ostentoso despliegue de fuerza hecha por los militares en las principales ciudades del país con el claro propósito de aterrorizar a la población.

A última hora de la tarde impusieron el toque de queda y existe una estricta censura de prensa, pese a lo cual no se conoce declaración alguna de la Sociedad Interamericana de Prensa (siempre tan atenta ante la situación de los medios en Venezuela, Bolivia y Ecuador) condenando este atentado contra la libertad de prensa.

No está demás recordar que las fuerzas armadas de Honduras fueron completamente restructuradas y “re-educadas” durante los años ochentas cuando el Embajador de EEUU en Honduras era nada menos que John Negroponte, cuya carrera “diplomática” lo llevó a cubrir destinos tan distintos como Vietnam, Honduras, México, Irak para, posteriormente, hacerse cargo del super-organismo de inteligencia llamado Consejo Nacional de Inteligencia de su país.

Desde Tegucigalpa monitoreó personalmente las operaciones terroristas realizadas contra el gobierno Sandinista y promovió la creación del escuadrón de la muerte mejor conocido como el Batallón 316 que secuestró, torturó y asesinó a centenares de personas dentro de Honduras mientras en sus informes a Washington negaba que hubiera violaciones de los derechos humanos en ese país. En su momento el Senador estadounidense John Kerry demostró que el Departamento de Estado había pagado 800 mil dólares a cuatro compañías de aviones de carga pertenecientes a grandes narcos colombianos para que transportasen armas para los grupos que Negroponte organizaba y apoyaba en Honduras. Estos pilotos testificaron bajo juramento confirmando las declaraciones de Kerry.

La propia prensa estadounidense informó que Negroponte estuvo ligado al tráfico de armas y de drogas entre 1981 a 1985 con el objeto de armar a los escuadrones de la muerte, pero nada interrumpió su carrera. Esas fuerzas armadas son las que hoy depusieron a Zelaya. Pero la correlación de fuerzas en el plano interno e internacional es tan desfavorable que la derrota de los golpistas es sólo cuestión de (muy poco) tiempo.

Beatriz Sarlo opina sobre Michetti, Carrió, Stolbizer y Cristina Kirchner


Stolbizer es la más clásica de los políticos jóvenes. Trata de dar precisiones y no sólo consignas.

Carrió es interesante para pensarla. De rasgos de la política liberal republicana con altísima adjetivación. Eso es lo que produce su eficacia en televisión. Que por momentos se desborda. Carrió articula un discurso pasional.

Michetti es un misterio, nunca le he escuchado nada de contenido político, excepto el enunciado de los protocolos dentro de los cuales debe transcurrir la política: acuerdos, consensos, que la gente se debe llevar bien. No tiene proyectos concretos. Así como Telerman era el que significaba la cultura en la Ciudad, ella no propone algo propio. Me sorprende que tenga éxito. ¡Qué le habrán escuchado que yo nunca escuché, qué cosa interesante no miré en la televisión, qué me perdí!

Cristina hizo una carrera en el Parlamento reconocida por sus colegas. Muchos pueden recordar que era soberbia y poco inclinada al diálogo, pero era extremadamente trabajadora y peleadora por sus ideas. Ésta es una mujer. La otra es la que llegó a la presidencia.

Y hay que reflexionar sobre los escalones que puede subir un dirigente. Cómo algunos pueden subir y luego, en el siguiente peldaño, perder la eficacia que demostraron.